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OBITUARIO-Emilio Botín: el conquistador de la banca española

Sarah White y Sonya Dowsett - Miercoles, 10 de Septiembre

Emilio Botín, patriarca de una de la dinastías empresariales más importantes de Europa que falleció el martes a los 79 años, fue reconocido por transformar una pequeña entidad de provincias en uno de los mayores bancos del mundo y contribuir al destacado crecimiento económico de su país en los años 90.

Conocido por su habilidad para sellar acuerdos, Botín - o "Don Emilio", como se le conocía en Santander, el mayor banco de la zona euro- procedía de una familia con pedigrí. Siguió los pasos de su abuelo y su padre, ambos llamados Emilio, en la presidencia de Santander. Deja seis hijos, y la mayor, Ana Patricia Botín, fue designada el miércoles presidenta por el consejo de administración de la entidad.

Bajo el mando de Botín durante 28 años, Santander emprendió una vorágine de adquisiciones en América Latina en los años 90, encabezando una "conquista" empresarial española en el continente. Santander adquirió en 2004 el británico Abbey National, una compra por más de 9.000 millones de libras, que catapultó a España al centro del sistema bancario mundial.

"Ha sido un hombre capaz de hacer del Banco Santander el banco más importante de nuestro país (...) y una figura clave en la internacionalización del sector financiero español", dijo el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, el miércoles.

Si había dudas sobre su capacidad cuando se hizo cargo del banco, la larga y hermética gestión que Botín llevó a cabo en Santander ha sido considerada como uno de los secretos del éxito de la entidad.

"En los años 80, cuando muere el padre, la idea que había aquí en Santander es que el hijo era un inútil, y decían: 'Ay cuando llegue Emiliuco, ¿qué será del banco?'", dijo a la Cadena Ser, Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria.

No tenían de qué preocuparse. "Él lo supervisaba todo, pero el Banco Santander tenía a los mejores profesionales. Él no contrataba amiguetes, preguntaba dónde estaba el mejor y lo fichaba", agregó.

Cuando parte del sector financiero español recurrió a un rescate en 2012, Santander salió relativamente indemne, ya que la presencia internacional del banco lo blindó de la debacle económica nacional.

Como otras dinastías europeas como los Agnelli italianos o los Quandt alemanes, los Botín han influido en la sombra sobre los líder políticos y sociales del país. Botín, por ejemplo, encabezó a un grupo de banqueros que presionó en 2012 al Gobierno para solucionar los problemas financieros de Bankia , que finalmente fue nacionalizada.

El bisabuelo de Botín descubrió las pinturas prehistóricas en la cueva de Altamira, Cantabria, en 1879. Hoy, la familia está construyendo en Santander el Centro Botín, un recinto de arte que es un testamento de la influencia del clan en la ciudad cántabra. El propio Botín rehuía los acontecimientos sociales y prefería pasar tiempo con su familia o cazando.

Su mujer, la pianista Paloma O'Shea, fue nombrada marquesa por el entonces rey Juan Carlos I en 2008 por sus contribuciones a la música. Forbes estimó la fortuna personal de Botín en 1.100 millones de dólares.

No obstante, la influencia de la familia Botín en Banco Santander no ha estado exenta de críticas. Aunque la familia posee sólo un dos por ciento de las acciones del banco, hay tres de sus miembros en el consejo de administración. La reputación del banquero sufrió un revés en 2011 cuando la familia pagó 200 millones de euros a Hacienda para evitar un presunto delito de evasión fiscal vinculado a una cuenta en Suiza. El caso fue doblemente sonrojante porque el dinero estaba en un banco rival, el HSBC.

BUENA MANO PARA LOS NEGOCIOS

Botín empezó a trabajar en Santander en 1956, un siglo después de que el banco fuera fundado bajo el reinado de Isabel II. Durante muchos años trabajó a la sombra de su padre, entonces presidente, al que sustituyó décadas después a los 51 años, en 1986, el mismo año en que España se unió a la Unión Europa.

Botín no perdió tiempo cuando tomó las riendas como presidente. En 1989, elevó del 1 al 11 por ciento los intereses que Santander pagaba por las cuentas corrientes de sus clientes, lanzando una guerra de precios con sus competidores. En 1994, dio el primer indicio de su disposición a llegar a acuerdos que se convirtió en su sello de identidad, cuando compró Banesto después de que fuera rescatado por el Banco de España.

La década de los 90 trajo una enorme expansión en América Latina. Santander entró en Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, Venezuela, Chile, Puerto Rico y Uruguay, una estrategia que ayudó al banco a amortiguar la larga recesión que acaba de sufrir España.

Cuando en 2004 estaba negociando la adquisición de Abbey National, Botín expulsó a los asesores de la habitación para hacer su oferta final, según dos personas que trabajaron en el proceso. A la operación de Abbey National le siguieron otras.

En 2007, Santander compró el banco italiano Antonveneta por 6.600 millones de euros, para venderlo sólo unos meses más tarde al italiano Monte dei Paschi di Siena por 9.000 millones de euros.

Según los detalles de la transacción que se conocieron después de varios años, Emilio Botín utilizó con éxito una oferta rival del francés BNP Paribas para presionar a Monte dei Paschi. Una fuente implicada en el asunto contó que Botín consiguió "crear una tensión" con el fin de elevar el precio. La compra de Antonveneta llevaría eventualmente a una serie de problemas financieros para Monte dei Paschi. En aquel momento, Santander declinó comentar el papel de Botín en esa operación.

La magnitud del banco la pone de manifiesto un enorme complejo a la afueras de Madrid, en Boadilla del Monte, que alberga la sede operativa del grupo, con amplios terrenos y olivos milenarios, y autobuses internos que trasladan a los empleados en su interior. El complejo incluye guarderías y peluquerías para empleados.

Personas que trabajaron con él dicen que Botín era disciplinado y directo y que disfrutaba de los pequeños aspectos de gestión del banco, como decidir el logo de Santander en los laterales de los coches de Fórmula Uno.

"Tenía una gran capacidad de aprendizaje y nunca daba por sentado que lo sabía todo. Siempre estaba dispuesto a aprender, lo que es una cualidad fantástica para un hombre tan veterano. Se sentó en el consejo de RBS durante años y constantemente tomaba notas y aprendía sobre el negocio", dijo el expresidente del Royal Bank of Scotland George Mathewson, que trabajó durante 25 años con Botín.

Botín, que siempre llevaba corbata roja a juego con el color corporativo de Santander, estaba estrechamente unido a la imagen del banco. En 2012, Botín se encontró con Juan Carlos I en Brasil vestido de cabeza a los pies con el rojo de Santander: desde las bermudas a las zapatillas.

Amigos y socios dicen que Botín estaba muy concienciado con la salud. A menudo salía a correr en la sede del banco en Santander y cuidaba su alimentación.

En los últimos años, Botín cedió las operaciones diarias del banco a personas de su confianza. No obstante, siguió siendo el principal estratega el banco, y fuentes cercanas dicen que hasta hace poco estaba planeando compromisos futuros. En el banco, se decía que quería que su presidencia superara a la de su padre, que se retiró con 83 años. (Escrito por Alessandra Galloni.; Traducido por Emma Pinedo)

 




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