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¿Qué deberían hacer los bancos con el fenómeno bitcoin?

Lars Seier Christensen, cofundador y CEO, Saxo Bank  - Sabado, 31 de Mayo

El mundo, y su sistema monetario, pasan por un momento caótico, por lo que es probable que las condiciones de cara a introducir y fomentar alternativas al dinero tradicional nunca hayan sido tan favorables.

Los bancos han perdido, y en muchos casos por méritos propios, la confianza de sus clientes. Y más si cabe los bancos centrales y no digamos los gobiernos.

Por tanto, creo que es consecuencia natural que nos detengamos en el mundo del bitcoin y de las criptodivisas, y lo que es aún más importante, que entendamos todas y cada una de las posibilidades que nos ofrece y la amenaza que supone para la banca tradicional desde la idea de la descentralización de las confirmaciones de transacciones, los contratos inteligentes y otros. En estas primeras etapas, se trata de un cambio paradigmático y quienes den los primeros pasos pueden obtener grandes ventajas competitivas si optan por este mundo y llegan a entenderlo.

La lección de Internet

Al haber sido pionero en el área del trading online, el escepticismo que provocan las criptodivisas me recuerda a los comentarios que se escuchaban a mediados de los noventa, cuando se vaticinaba que gran parte de los clientes realizarían algún día sus operaciones por Internet.

Esta nueva vía se veía como una moda pasajera, ya que siempre iba a apetecer más operar en los parqués, los clientes nunca confiarían en internet y los clientes privados tendrían que contar con gestores de ventas y analistas para pedir información y asesoramiento.

Dicho de otro modo, mejor pasar página. En aquellos días, operar en los mercados de valores era cosa de ricos. Básicamente, pagaban un alto precio debido a la falta de transparencia y a las prácticas dudosas de sus asesores de confianza.

A día de hoy, el trading de divisas de clientes privados representa un enorme porcentaje de los volúmenes diarios de divisas spot y, Saxo Bank, que controla en torno al 5-7 por ciento del volumen global en este área, se encuentra por lo general entre los 30 bancos que operan con divisas más importantes del mundo, una lista en la que por lo demás, solo figuran enormes compañías valoradas en miles de millones de dólares con siglos de historia. De hecho, proporcionamos infraestructura a muchos de estos grandes bancos con vistas a que puedan ofrecer una mejor respuesta a sus clientes de segmentos inferiores. Por tanto, el cambio es posible.

No hace mucho hemos aprobado en Dinamarca un primer operador de bitcoin y esperamos ofrecer respaldo a otros en el futuro, aunque la cosa se complica cuando la actividad está muy internacionalizada y entran en juego múltiples normativas.

Los tentáculos de la regulación

A día de hoy, la regulación es una constante de los mercados financieros tradicionales. Cualquier elemento que guarde una semejanza remota con un instrumento financiero se regula. Y todo ello también va a ser aplicable a la bitcoin y a otras criptodivisas. Todo aquello que pueda regularse, se regula.

El sistema tradicional de banca se muestra extremadamente prudente respecto de aquellas áreas con escasa regulación o en las que existe una cierta confusión en relación con la normativa. Esta situación no se debe a que nos apasione la creación desmesurada de normativa, ya que reduce nuestra capacidad a la hora de ofrecer un servicio y dar respuesta a nuestros clientes con arreglo a sus propios intereses, conlleva costes adicionales y dificultades sin otro propósito real que ofrecer una protección política a objetivos indirectos.

No obstante, la razón por la que los bancos temen los mercados no regulados radica en que, con demasiada frecuencia, la normativa se introduce a posteriori y con consecuencias retrospectivas para las instituciones financieras. Por tanto, los bancos buscan en la normativa seguridad y claridad y pueden prescindir de una oportunidad de negocio que conlleve riesgos desconocidos.

Por tanto, en este sentido, puede que la creación de una normativa sea finalmente una bendición enmascarada para este campo, ya que el sistema financiero, los comerciantes y los inversores entre otros no van a adoptar por completo el bitcoin hasta que esta normativa, que esperemos sea relativamente laxa, se instaure.

Obviamente rara vez vemos normativas suaves. Si bien supondría abrir la puerta a nuevos inversores y socios, también incrementaría tremendamente el coste de llevar a cabo una actividad con bitcoin. A día de hoy, el cumplimiento normativo es uno de los costes principales de los resultados de cualquier institución financiera, y mientras que tales gastos no hagan más que aumentar y aumentar va a resultar muy complicado para los bróker más pequeños e incluso para los bancos seguir obteniendo beneficios.

Obviamente, para muchos de los agentes con capitalización muy baja del espacio de las criptodivisas va a ser muy difícil hacer frente a costes adicionales considerables. Por tanto, sería muy conveniente ir preparando sistemas y procedimientos comerciales con vistas a garantizar el cumplimiento de las exigencias ineludibles de las normativas en materia de prevención de blanqueo de capitales, datos de clientes, declaración sobre riesgos, protección de los inversores, planes de seguro, etc. Este tipo de cosas al final también llaman a nuestra puerta y puede que antes de lo que uno piensa. También sería muy conveniente mantener una actitud proactiva respecto de los agentes reguladores y explicarles las particularidades de este campo en lugar de tratar de pasar desapercibidos.

Otra objeción válida es la falta de validez. De mis modestas operaciones con bitcoins he aprendido que la liquidez disponible es muy escasa. En realidad, las transacciones de cierta magnitud requieren recursos más allá del mercado entre diferentes compradores y vendedores cuando se trata de operaciones significativas desde una perspectiva institucional.

Se genera un ciclo vicioso. Son pocos los grandes traders que operan en el mercado y por tanto es poco el incentivo económico que tienen los bancos a la hora de proporcionar este tipo de servicio, en concreto si tenemos en cuenta los riesgos aparejados al proceso.

Por tanto, la participación directa de las instituciones financieras va a ser muy limitada. Hay que ser realmente muy entusiasta para entrar al tema. No cabe aplicar un análisis cínico del riesgo/beneficio.

Las virtudes del entusiasmo

No obstante, afortunadamente, el entusiasmo existe. Un número sustancialmente mayor sigue el mercado desde la distancia y la tecnología subyacente y sus posibles aplicaciones más allá de las criptodivisas empiezan a valorarse entre ciertos analistas de negocio y tecnólogos de los bancos.

Para Saxo Bank, el posible uso de CFD, contratos por la diferencia, como derivados es al menos interesante desde una perspectiva intelectual. Sabemos sobre la construcción de tales derivados y no cabe duda de que convertirlos en contratos inteligentes va a ser fascinante.

Asimismo, situarse a la vanguardia de cualquier tema siempre resulta atractivo. No siempre es la decisión más racional en términos económicos directos ya que a menudo los últimos en entrar acaban por imponerse. Pero para una entidad como Saxo Bank donde nuestros clientes esperan al menos innovaciones puntuales, el bitcoin puede jugar un papel en cuanto a imagen que no debería despreciarse. Los riesgos vinculados a la reputación suelen preocupar a los bancos pero los también es posible que la reputación reporte beneficios y este puede ser un buen ejemplo.

Dado que el entusiasmo en este área es significativo y la comunicación entre usuarios de bitcoins bastante eficiente, existen muchas posibilidades de que veamos un efecto viral que podría dar lugar a un nuevo grupo de clientes si bien tienen que presentarse unos niveles operativos mínimos.

Son muchos los intentos por configurar operaciones con criptodivisas con liquidez agregada pero conviene recordar que en el campo de las divisas fiat la mayor parte de los volúmenes se generan en plataformas de bancos diferentes y no en plataformas globales de liquidez. Dado que el mercado del bitcoin tiene dificultades para alcanzar un nivel de liquidez aceptable, un banco valiente creador de mercado y preparado para hacer frente a riesgos medidos a la hora de exponer a sus clientes a márgenes de liquidez razonables puede salir al menos a corto plazo triunfador de esta competición tal y como ocurrió en el mercado tradicional de divisas.

Arma de doble filo

La volatilidad es un arma de doble filo, aunque parece estar cayendo periódicamente. Desde el punto de vista comercial es un factor claramente negativo, ya que los comerciantes son reticentes a asumir un riesgo cambiario real con un instrumento de pago que experimenta movimientos tan rápidos. No son pocos los comerciantes a los que he oído quejarse de tener que asumir este tipo de riesgo, incluso para exposiciones a corto plazo. Está claro que este instrumento se podría convertir fácilmente y de forma automática por un proveedor de soluciones de pago para comerciantes, garantizando la conversión segura e inmediata a las divisas fiat para artículos de escasa cuantía.

Por otro lado, hay inversores que buscan expresamente volatilidad. Por ejemplo, el par euro-dólar, el cruce más importante de divisas está en mínimos históricos y las rentabilidades en general son extremadamente bajas en términos históricos. En un mercado así, la volatilidad que ofrece bitcoin podría ser perfectamente un atractivo para algunos traders, si los márgenes fueran aceptables y la liquidez permitiera aplicar volúmenes significativos de trading.

La cosa no está clara con el bitcoin. Está en clara tendencia bajista desde la subida en forma de burbuja por encima de los 1.200 dólares el año pasado. Ha caído más de un 70 por ciento desde entonces, pese a la enorme atención que han prestado los medios al bitcoin últimamente. Lo normal es esperar que esta explosión de la demanda suponga un aumento de los precios o al menos una caída desde los máximos más moderada que la que hemos visto últimamente.

Potencial del bitcoin

Podría parecer que tiene que haber un fundamento significativo de interés en vender, probablemente por parte de los mineros o los primeros inversores que están deshaciendo posiciones fuertes para cubrir la demanda. Resultará muy interesante ver qué ocurre cuando cesen las ventas, en particular si al mismo tiempo se van lanzando al bicoin más fondos de cobertura y posiciones a largo plazo con intereses institucionales.

En un mercado muy reducido de tan solo 5.000-6.000 millones dólares de capitalización, con un capital circulante limitado y probablemente cada vez más reducido, podría pensarse que habría potencial para un aumento significativo de los precios, si no se producen restricciones normativas significativas. Por tanto, me voy a fijar en comprar en caídas hacia el nivel de 350 dólares. Por supuesto, al igual que cualquier otro analista de mercado, acierto tanto como me equivoco.

Por tanto, para concluir, a corto y medio plazo, no creo que veamos una adopción significativa por parte de los grandes bancos. Los bancos más pequeños, innovadores y agresivos podrían percibir una oportunidad tanto para crear posiciones de trading significativas, como para un nuevo canal de distribución que podría generar una visibilidad considerable.

Pero a largo plazo, creo que las declaraciones de Marc Andreesen podrían ser muy proféticas. La tecnología subyacente ofrece un potencial significativo como para suponer un cambio de paradigma significativo.

Ya sabemos que estamos ante una idea potencialmente muy revolucionaria y rompedora, que podría reemplazar a las instituciones actuales centralizadas y que no resultan infalibles, por instituciones descentralizadas y con una confirmación segura de las operaciones. La amenaza de los bancos centrales, los bancos comerciales, gobiernos, las instituciones jurisdiccionales, mercados, proveedores de instrumentos de pago y muchas otras instituciones centralizadas al uso, es significativa.

Pero también está en lo cierto al afirmar que esta situación es comparable a los primeros pasos de internet. El potencial existe y es predecible, pero la forma de explotarlo y aprovecharlo es impredecible.

Este potencial se irá materializando a medida que los jóvenes más emprendedores vayan dando con la clave a base de miles de pasos en forma de ensayo y error. Es poco probable que los inventos más importantes, incluso en el área financiera, vayan a llegar de los agentes más asentados y, menos aún de los bancos tradicionales. Esos inventos llegarán por otro lado.

 

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