La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

¡Qué difícil gestionar con tanto ruido!

Carlos Montero - Viernes, 11 de Abril

Tengo que confesarles que estoy algo desconcertado con los mercados. Hace poco más de un mes asistí a una reunión de gestores profesionales y la idea más extendida, casi unánime, era que los principales mercados de valores en todo el mundo deberían corregir con cierta fuerza.

La base para esta afirmación era por un lado que el catalizador principal de las subidas, la masiva inyección de liquidez suministrada por los bancos centrales, estaba desapareciendo. Esta liquidez en gran parte fue a parar a los mercados de deuda, reduciendo significativamente la rentabilidad de los bonos y por tanto haciendo más atractivos los mercados de valores.

Por otro lado, la valoración alcanzada por los selectivos de bolsa más significativos era muy elevada. El S&P 500, por ejemplo, cotiza a 25 veces beneficio ajustado cíclicamente (PER Shiller), frente un promedio histórico de 16 veces. Mucho se ha hablado sobre la practicidad de este indicador. Hay una corriente de analistas que defiende que este ratio no es aplicable actualmente pues compara ciclos de beneficios poco homogéneos. Sea como fuere, en lo que casi todos estamos de acuerdo es que más o menos cara, la bolsa estadounidense está sobrevalorada.

En Europa esa sobrevaloración es menor pero también existe. En España por ejemplo, los análisis más recientes sostienen que el Ibex 35 a los precios actuales ya habría descontado todos los beneficios estimados de 2014 y parte de los del 2015.

Otro argumento para defender una corrección de los mercados es que los crecimientos empresariales esperados, al menos para la primera mitad del año, son muy pobres. En el caso de las compañías que forman el S&P 500, el incremento del BPA promedio no llega ni siquiera al 2%. Esto casa mal con un ratio/precio beneficio por encima de 15 veces, o un PER Shiller de 25, como decíamos anteriormente.

Para finalizar, se mantienen altos los niveles de incertidumbre geopolítica, son elevados los riesgos de los países emergentes (en los próximos días publicaremos un artículo detallado a este respecto), y existe una clara sobrevaloración de las compañías tecnológicas en EE.UU. que hace temer a algunos gestores que se produzca una burbuja tecnológica como la del 2000 (ayer vimos que este temor es infundado).

Con todo ello, podríamos esperar que los mercados de valores recogieran parte de los enormes beneficios potenciales que se han generado después de más de cinco años de tendencia alcista. ¿Y está siendo así? No, no es eso lo que está sucediendo.

Es cierto que vemos algún día de corrección más o menos importante, pero en cuanto ésta excede del 3% el dinero vuelve a entrar al mercado con fuerza llevando a los indicadores de nuevo a zona de máximos. ¿Por qué?

Ayer los analistas de Capital Bolsa en su comentario de apertura de mercado publicaban un interesante ejercicio de imaginación:

Pónganse en esta situación: Imaginen que son gestores de renta variable y que se encuentran inquietos porque sus modelos de valoración sugieren que tienen que reducir el riesgo. Cuando los indicadores muestran cierta sobrecompra, reducen posiciones en los valores de su cartera con mayor beta (correlación con el mercado), a la espera de una corrección intermedia (5-10%), para volverlos a recomprar.

Efectivamente los selectivos caen un día con cierta fuerza y las estructuras técnicas sugieren que la tendencia bajista seguirá en las próximas sesiones. Parece que tomaron la decisión acertada. Sin embargo, a pesar que las incertidumbres geopolíticas son elevadas (crisis Ucrania-Rusia por ejemplo), y que las estimaciones empresariales son muy débiles, los mercados de valores se resisten a caer, y ante la menor excusa vuelve a entrar el dinero con fuerza, empujándolos de nuevo a máximos.

Como lo que más teme un gestor (profesionalmente se entiende), es que su cartera se desvíe de su índice de referencia, las dudas en sus modelos de valoración y operativos se incrementan, los nervios también, y vuelve a entrar a mercado a precios más elevados a los que vendió. Si este proceso se repite una y otra vez, al final tenderán a no vender sus posiciones y asumir esa posible corrección mayor. No quieren equivocarse de nuevo.

Bien, pues este ejercicio imaginativo es el que se repite día sí y día también en los mercados actuales. De hecho es algo típico de mercados sobrecalentados. ¿Terminará algún día? Evidentemente sí, pero eso puede ser mañana, o dentro de 1 año. Es difícil saberlo.

A todo esto hay que sumarle el constante “ruido” que se produce diariamente en los mercados. Y cuando me refiero a “ruido” lo hago en el sentido que habla el analista financiero Barry Ritholtz: Aquellas noticias y titulares llamativos de analistas y medios financieros en busca de notoriedad.

Estarán acostumbrados a leer artículos del tipo: “¡Cerca de un crash como el de 29 o del 87!” “Estamos formando la burbuja del siglo” “Las bolsas caerán más de un 50% en los próximos años”. Todos ellos son titulares publicados en los últimos años y que han sido puestos en evidencia por la tozudez alcista de los mercados.

Supongo que para un gestor, ya sea profesional o particular, es muy difícil hacer su tarea con todo este ruido mediático. Me atreveré a darles un consejo: Hagan sus propios análisis, estudien detalladamente cada operación de inversión, y escojan cuidadosamente a aquellos analistas o inversores que han demostrado su valía en los mercados, para leer análisis ajenos. Al resto, sigan leyéndoles, pero intenten que no influyan en sus decisiones basadas en los supuestos iniciales.




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