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Reduciendo el desempleo

Santiago Niño Becerra - Martes, 24 de Enero

Menos salario supone menores niveles de consumo y ahorro; lo que lleva a menores niveles de ingresos por recaudación impositiva y por cotizaciones sociales; lo que deriva en un menor nivel de inversión pública y en peores servicios públicos; que suponen un peor nivel de vida y  empobrecimiento si se introduce el copago por estos servicios y se recortan las pensiones.

Si hoy: HOY, uno de cada ocho trabajadores es pobre en España y una de cada tres personas se halla en riesgo de exclusión social, insisto: HOY, ¿en qué nivel se situará la pobreza y la exclusión cuando los salarios bajen lo suficiente para que, según el Dr. Pissarides, la demanda de trabajo crezca lo suficiente para que el desempleo se reduzca de forma significativa?

http://economia.elpais.com/economia/2017/01/21/actualidad/1484999144_203803.html

Al margen de que la tesis del Premio Nobel supone intercambiar ocupación por hundimiento del poder adquisitivo de los trabajadores (y de las condiciones contractuales y de trabajo aunque eso no se aborda en la entrevista), es mucho suponer que en un escenario en el que la tecnología está ganando terreno al galope la demanda de trabajo vaya a seguir teniendo alguna relación con el nivel de salarios si la oferta de trabajo continúa teniendo los niveles que ahora tiene.

En mi opinión.

(Claro que si en la ecuación introducimos el autoempleo disfrazado de trabajadores autónomos –y calificados de ‘emprendedores’ en innumerables ocasiones–, la cosa puede matizarse: en España un autónomo que no trabaje no es un parado si no se registra en una oficina del SEPE y, me dice una experta en el tema, que muchísimos no se apuntan porque el 95% no está cotizando para tener prestaciones por desempleo.

Es decir, si aumenta el número de emprendedores, perdón, de autónomos trabajando con contratos por obra y servicio, y cae el número de asalariados puros, como muchos no se registran las cifras de desempleo descenderán aunque el subempleo y la precariedad se disparen. Y el precio del trabajo se abaratará y la oferta de trabajo callará para tener la posibilidad de optar a un empleo. Es la versión Siglo XXI del ‘¡Y yo, por menos!’ decimonónico.

Si a eso se le llama mejorar …).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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