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Sanidad EE.UU.: las reformas son necesarias, pero los factores estructurales sostienen perspectivas

Redacción - Jueves, 12 de Enero

El discurso de ayer de Donald Trump desató el temor de las farmacéuticas y biotecnológicas en bolsa. El anuncio de una subasta de medicamentos para abaratar su precio en Estados Unidos arrastró el valor de las empresas de este sector. Un informe de Fidelity International corrobora que el sistema sanitario de EE.UU. ofrece una atención deficiente a un coste elevado. “Prácticamente nadie cuestiona que necesita profundas reformas para abordar sus ineficiencias de fondo”, afirma la gestora de fondos. Muchas de las ineficiencias y problemas del sistema sanitario de EE.UU. se originan en su modelo de “pago por servicio”. El hecho de pagar donde se presta el servicio fomenta que se presten más servicios y se hagan numerosas pruebas a las que siguen numerosos tratamientos. Los críticos apuntan que un sistema más basado en el “pago por resultados”, con baremos válidos para todo el país, sería más eficiente.

Sin embargo, abordar las deficiencias del sistema no será tarea fácil, como ha puesto de relieve un exhaustivo informe de la OCDE:

La correlación entre el gasto y la calidad de la atención es baja. Comparado con el PIB, el gasto sanitario de EE.UU. es superior al del resto de países de la OCDE, pero no obtiene resultados. En muchos indicadores de salud, EE.UU. está por debajo de la media o en el último tercio, incluida (y he aquí un punto importante) la esperanza de vida.
Las clasificaciones por categoría terapéutica son, en general, malas. EE.UU. se sitúa en el último tercio de las naciones comparables en tratamiento del asma, el cáncer del cuello uterino, la diabetes, la obesidad y el acceso general a la atención médica, aunque obtiene mejores puntuaciones en supervivencia a accidentes cerebrovasculares isquémicos y cáncer de mama y en mortalidad hospitalaria relacionada con enfermedades cardiacas. Según la OCDE, la falta de sanidad pública es clave para explicar el desfase entre el gasto y las tasas de supervivencia. De los 34 países analizados en el informe, EE.UU. tiene el nivel más bajo de seguro público de salud, con un 35%. La cobertura del sector privado es más alta, un 54%, pero muchas personas se quedan sin cobertura.
Demasiados fármacos, demasiadas calorías y demasiado poco esfuerzo. Los factores relacionados con los hábitos también pesan en la salud del país. EE.UU. es un país donde las dietas hipercalóricas están muy presentes, así como un elevado consumo de medicamentos con receta e ilegales. También se producen más muertes por accidentes de tráfico y mayores tasas de homicidios, algo a lo que no ayudan unos niveles de pobreza más altos que en otros países de la OCDE. A pesar de tener una población relativamente joven, en EE.UU. se gasta más en medicamentos que ningún otro país de la OCDE, un factor que determina en gran medida el gasto sanitario total. Si parte de este dinero se empleara en mejorar las dietas y los hábitos, habría menos casos de obesidad y enfermedades coronarias y respiratorias.

A pesar del temor a los posibles cambios en el sistema sanitario de EE.UU., los factores estructurales de la demanda sostienen las perspectivas del sector. De media, el gasto sanitario de EE.UU. creció un 5,5% anual en términos reales entre 1960 y 2013 y no hay motivos para pensar que eso vaya a cambiar.

Lo más importante para la demanda de servicios sanitarios es el aumento de la esperanza de vida, lo que aumenta la incidencia de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, los fallos cardiacos, la obesidad y el mal de Alzheimer. El aumento de la demanda procedente de las pujantes clases medias de los países en desarrollo también sostiene las perspectivas del sector.

La investigación farmacéutica en áreas como los mapas genéticos y los tratamientos inmunológicos está impulsando las perspectivas de ventas del sector, al igual que el mayor número de aprobaciones de nuevas moléculas por parte del organismo regulador. A mayor número de fármacos aprobados, más necesidades médicas puede satisfacer el sector sanitario, lo que contribuye a elevar las ventas.

Los analistas de Fidelity pronostican que las ventas de las 50 mayores empresas sanitarias de EE.UU. crecerán un 6,5% anual de media durante los próximos tres años. Eso se traduce en un crecimiento previsto de los beneficios del 7,6% en el mismo periodo, frente al 7,3% del conjunto del mercado estadounidense.




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