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Suben las apuestas en esta partida de póquer ¿Quién va de farol?

Redacción - Jueves, 24 de Marzo Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank Los acontecimientos de las últimas tres semanas tan sólo van a provocar un aumento de la liquidez por parte del sector público, en forma de una tercera parte de alivio cuantitativo en EE.UU. y, lo más probable, es que no veamos por ahora más subidas por parte del Banco Central Europeo (BCE) ni del Banco de Inglaterra (BoE). La confusión que se vive en Oriente Medio y el Norte de África así como los daños provocados por el terremoto y el tsunami de Japón van a resultar la excusa tanto práctica como política para extender, una vez más, las políticas de alivio cuantitativo. El resultado será una brusca aceleración hacia una posible insolvencia de los estados, con un incremento de la deuda que ya se sitúa en unos niveles de carga insostenibles, aunque al mismo tiempo supondrá otro empujón al mercado a corto plazo, por la nueva inyección de liquidez. El precio de esta emisión puntual de divisa es la distorsión de la función del precio de la mayoría de tipos de activos, y nos va a acercar más rápido al día en que la gravedad de la insolvencia supere los beneficios a corto plazo que suponen unos tipos de interés bajos. A este respecto, el tsunami de Japón podría provocar un vuelco en las principales tendencias macroeconómicas. El reciclaje global de capital fuera de Japón y China ha sido la fuente principal de financiación del aumento de los déficits en EE.UU. y Europa, a través del acopio masivo de reservas de divisas. Y durante décadas, las inversiones del japonés medio han consistido en captar rendimientos elevados en el extranjero y mantener así limitada la fortaleza del yen. Ahora vivimos un riesgo real de cambio en el comportamiento en Japón a nivel microeconómico, porque la mayoría de los inversores puede tratar de reducir y aumentar su home bias o "sesgo doméstico" (la tendencia a invertir y comprar de forma local). Si esto sucede, significará menos dinero que fluye por el sistema global, y se reducirá la cuota total de flujo de capital libre. Dicha conducta supondría el detonante de una política de respuesta consistente en nuevos alivios cuantitativos en el G-20. En otras palabras, la bonanza de compra de bonos por la segunda parte del alivio cuantitativo de 600.000 millones de dólares de la Reserva Federal, está prevista que se acabe en junio. No obstante, antes de ello, la Reserva Federal y la Casa Blanca van a estar ocupadas preparando la próxima iteración del alivio cuantitativo, mientras que el BCE y el BoE van a hacer lo posible por buscar excusas que expliquen su inactividad. Sí, todo esto nos produce otra vez una sensación de déjÑ  vu. Tras el shock inicial, el dólar-yen podría caer hasta 65,00 (pese a la intervención) y los mercados de renta variable podrían experimentar una corrección de varios puntos porcentuales, quizás hasta 1.200 enteros, para utilizar la referencia del S&P500 de EE.UU. Pero con el montón de dinero que llega al mercado por la siguiente ronda de estímulo, lo más probable es que volvamos a ver subidas e incluso lleguemos al nivel de 1.385,00 puntos como objetivo final para el S&P 500, un porcentaje ligeramente superior al máximo de febrero. Cada vez está más claro que uno de los efectos negativos a medio o largo plazo tanto por la situación de Oriente Medio y el Norte de África, como de Japón, es el aumento de la incertidumbre sobre el suministro energético mundial. Japón ha estado muy ocupado extendiendo la infraestructura de su energía nuclear para reducir su dependencia del petróleo de Oriente Medio. Tras el terremoto, es muy poco probable que este programa siga al mismo ritmo. Lo más probable es que se vean movimientos para reducir el consumo energético, en parte parecidos a los que vimos durante la Crisis Energética de 1973, que podría decir que viví en primera persona, cuando no podía ir jugar al fútbol los domingos "sin coches" en Dinamarca por aquella época. Japón no es el único país con este dilema. Alemania lleva mucho tiempo sintiéndose incómoda con su sector nuclear, y no debemos olvidar que los verdes están muy involucrados en el movimiento antinuclear. E incluso la Canciller Angela Merkel ha mostrado su astucia política al someter a una moratoria inmediata las plantas nucleares más antiguas de Alemania para esquivar el asunto hasta que pasen las importantes elecciones federales de la semana que viene en Bad Wuertemberg. Lo que subyace en todo esto es que desde hace varios trimestres, va a haber menos capacidad eléctrica, porque las ramificaciones del accidente en Japón llegan hasta el estamento político. Lo más probable es que el precio no sea barato y, como mínimo, se traducirá en impuestos al consumo, porque los costes por cambiar la infraestructura los tendrán que asumir la industria y los contribuyentes. La situación en Oriente Medio y el Norte de África, y por extensión, en la OPEP, está menos clara. Parece que por ahora está contenida, pero si hay algo que tenemos que aprender de los últimos acontecimientos imprevisibles y tan problemáticos, es a no proyectar el futuro como una extensión lineal del pasado. Dejando de lado las enormes implicaciones desde el punto de vista humanitario, político y social, el significado de los últimos acontecimientos y la llegada de tanta incertidumbre para el mercado suponen casi necesariamente un aumento de la volatilidad, independientemente de los intentos obstinados de los principales bancos centrales por suministrar suficiente liquidez al sistema para mantenerlo boyante ante cualquier circunstancia. En adelante, la dependencia de los países de la OPEP a precios cada vez más altos del petróleo solo puede aumentar como consecuencia del incremento del modelo de "patrocinio" que se busca al tratar de mantener bajo control el riesgo de rebelión con el subsidio de los servicios públicos e incluso los costes alimentarios. Si estoy en lo cierto sobre el incremento de los impuestos sobre el consumo y la industria, al igual que respecto del aumento de la volatilidad en los mercados y las subidas de los precios energéticos, la solución final volverá a ser una política de alivio cuantitativo, que irónicamente podría exacerbar la lógica ya de por sí circular, puesto que el alivio cuantitativo empuja a los inversores a activos duraderos y materias primas, y siembra la semilla del debilitamiento de la economía, porque la subida de los costes de insumos presiona tanto los márgenes corporativos como a los consumidores. En otras palabras, el precio del dinero significa la devaluación de los instrumentos de fijación de precios estatal: la propia divisa y la deuda representada en la misma, mientras que los activos fungibles prosperan. Si bien, desde el punto de vista energético podemos esperar que demos con una fuente de energía nueva, más segura y más barata, y que el tiempo y la tecnología vayan aplacando los miedos a la energía nuclear, hasta entonces, los costes políticos y financieros de mantener el sistema actual están aumentando rápidamente. En mi opinión, los cambios más importantes se están produciendo en el ámbito de la política. Vamos a ver cambios principales en todos los países con elecciones, porque los ciudadanos/votantes están empezando a darse cuenta de que el mensaje que llega de los políticos de que todo va bien, en el mejor de los casos es engañoso y, en el peor, una mentira con todas las letras. Los elevados niveles de desempleo, el incremento de los costes de financiación y la falta de ganas de atajar la situación de insolvencia de facto y en muchos casos de instituciones bancarios, ya es una realidad para todos los votantes, por desgracia para los políticos involucrados. Estamos a punto de ver cómo se fusionan los dos mundos paralelos del hombre de a pie y Wall Street, e irónicamente es una buena noticia. Esto va a cristalizar el asunto que tenemos entre manos, demasiado exceso en la deuda del sector público y privado, y que es posible que al final nos demos cuenta de que ya no se puede seguir barriendo debajo de la alfombra. En la otra cara de la crisis que se avecina, debería estar un movimiento de "volver a lo básico", no en el sentido de dar marcha atrás en el tiempo, sino de recuperar antiguas virtudes como endeudarnos menos, generar dinero antes de gastarlo, sociedades más unidas que se ayudan las unas a las otras y un movimiento menos hacia el "yo y solo yo"; en palabras de J.F. Kennedy: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregúntate lo que tú puedes hacer por tu país". Esto puede sonar naif en estos momentos, pero ya hemos pasado el punto de no retorno en términos de deuda; el camino hasta una nueva crisis global puede durar aún otro año, otros dos, u otros tres, pero necesitamos una crisis para eliminar la lógica fallida y las teorías que nos han llevado al estado del mercado actual, y dejar paso a las nuevas que las sustituirán. Una auténtica crisis es la única forma de cambiar el comportamiento de los políticos, que al final tendrán que responder ante sus votantes. El juego sigue en marcha, pero las reglas y las apuestas están cambiando y subiendo, y esto es lo que provocará unos mercados muy volátiles para el resto de 2011 y más allá. Sugerencias: "¢Para hacer trading con el cruce de divisas formado por el yen y el dólar en la plataforma demo, usar el ticker (USDJPY) "¢Para hacer trading con el CFD del índice S&P 500 en la plataforma demo, usar el ticker (SP500.I) Descargar aquí la plataforma demo para operar ideas de trading. http://www.saxobank.es


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