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¿Teme al ApocalipsisRobot?

Carlos Montero - Jueves, 29 de Octubre

De esta manera tituló el brillante analista John Aziz un artículo sobre el efecto de la automatización generalizada en la vida del ser humano.

En otras ocasiones les he señalado en estas páginas el fuerte debate que hay en los círculos universitarios sobre la repercusión que tendrá sobre el mercado laboral, la cada vez mayor utilización de robots en todos los niveles de la cadena productiva y de servicios. Para algunos intelectuales los efectos serán muy negativos, incrementando la tasa de paro estructural y la desigualdad a nivel mundial. Para otros la innovación tecnológica, como ha sucedido antes en la historia, creará más empleo de los que destruya. John Aziz se alinea en este segundo grupo.

Aziz pone como ejemplo las famosas protestas luditas entre 1811 y 1816, cuando los trabajadores del sector textil se alzaron en contra de las nuevas máquinas que según su opinión destruían sus trabajos. Hubo destrozos en comercios y máquinas textiles, se saquearon graneros, se quemaron molinos…

Es evidente que los antiguos artesanos en gran medida perdieron su empleo con la revolución industrial, sin embargo se crearon muchos más en esta nueva forma de producción así como en los servicios relacionados.

Un ejemplo: En 1901, en una población en Inglaterra y Gales de 32,5 millones de habitantes, 200.000 personas se dedicaban a lavar la ropa. En 2011, con una población de 56,1 millones de euros solo 35.000 personas trabajaban en el sector. Pero desde entonces, la colisión de tecnologías como el agua corriente, la electricidad, la mejora del transporte, etc…han eliminado una pesada carga para el ser humano, y han incrementado la fuerza laboral de forma importante.

El registro histórico sugiere que la automatización reduce el esfuerzo laboral mientras que sigue generando empleos de forma consistente. Y esto es así porque el fin último de todo avance tecnológico tiene que tener una repercusión positiva en la vida del ser humano o no triunfará.

Supongamos el escenario en el que los robots desplazan a los hombres y las mujeres de gran parte del mercado laboral. Esto incrementaría teóricamente la eficiencia de la compañía y reduciría los costes de producción. Nada que objetar desde el punto de vista empresarial. Ahora bien, todos esos trabajadores que se han ido a la calle obviamente reducirían su poder de compra y por tanto su consumo. Es decir, la empresa que los ha despedido ganaría en eficiencia pero caería en ingresos. Extrapolemos esto al conjunto del sector empresarial a nivel mundial. Si el desempleo estructural sube por el incremento de la automatización, caerá la riqueza y el consumo global y por tanto los beneficios de las compañías. Evidentemente a nadie favorece este escenario, por lo que tendería a reequilibrarse de nuevo.

Es por ello por lo que históricamente los avances tecnológicos a la larga han supuesto una mejora en las condiciones de vida generales. Puede ser que no en un momento dado para una profesión en concreto, pero sí en el conjunto de la población a años vista.

No creo que debamos tener miedo por la implantación general del coche autónomo, por ejemplo, es cierto que la profesión de conductores se verá reducida, pero también que se abrirán nuevas líneas laborales que en su conjunto deberían superar la pérdida de esta profesión específica. Veremos, pero creo razonable que se de ese escenario.
 




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