La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Tenemos enfrente un conflicto no menor, pero sí muchas veces silencioso

Carlos Montero - Jueves, 14 de Julio

Ayer leíamos a un analista que el motivo de las alzas en las bolsas en los últimos días era por un lado la posibilidad de un acuerdo en Europa sobre la capitalización de la banca comercial italiana, y por otro la reducción de la inestabilidad política en el Reino Unido tras el nombramiento hoy de la nueva primera ministra Theresa May.

Dicho esto, y con los resultados empresariales del segundo trimestre, es hora de que volvamos a un tema que hemos olvidado en los últimos meses: La actuación de la Fed

Ayer leímos un interesante artículo del prestigioso economista Kohoutek Velasco que nos gustaría resumir en estas páginas. Kohoutek señalaba:

Hay una palabra capaz de inyectar cierta tensión a los protagonistas destacados de la economía mundial: Fed. La Federal Reserve System, o Sistema de Reserva Federal tiende a tomar el foco de atención con mínimas insinuaciones de movimiento.

Hace unos meses, por ejemplo, veíamos un cambio en el mercado de divisas por la simple presunción del aumento en las tasas de interés – Que no es otra cosa que el monto cobrado por prestar dinero, en este caso entre bancos. – y, cuando este cambio finalmente se dio, los periódicos del mundo, así como los noticieros, no se dieron abasto a la hora de tratar dicho tema.

A estos días no ha de faltar mucho para que se publique el “Beige Book”; Una especie de diagnóstico realizado por la Reserva Federal sobre la economía Estadounidense.  Actualmente, este anecdótico documento es uno de los indicadores económicos más destacado, sobre todo porque pueden estar incluidas, entre sus páginas, las primeras directrices de la política monetaria próxima.

¿Y por qué es tan importante? ¿A qué se debe tanta expectativa al respecto? Bueno, lo primero es recordar que se considera como política montería toda acción emprendida por los Bancos centrales que tenga por fin mantener una cierta – y supuesta –  estabilidad económica – Dicho a palabras muy simples, claro está.-  para eso cuenta con un mecanismo extremadamente poderoso de entre todas sus atribuciones y privilegios: El control de las tasas de interés.

Las tasas de interés, manejadas como un monopolio, tienen la “potencia” de incidir en cuestiones sumamente importantes, alterando directamente al mercado que muchas veces es “sometido” por los efectos de dicha manipulación en sectores ciertamente preponderantes:
Desempleo – Cuando las tasas de interés bajan, el coste de pedir un préstamo también lo hace, formando entonces un incentivo a la inversión y, por tanto, uno que incide directamente en la creación de empleos.
Inflación – Cuando disminuyen las tasas de interés existe más dinero en circulación, lo que puede terminar por desencadenar un alza en los precios y, cuando la tasa de interés aumenta, se genera el efecto contrario – lo cual nos habla, también, de la injerencia de las tasas de interés en el consumo. – Algo sumamente importante si consideramos que la inflación puede ser definida como una pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero.

Naturalmente, al modificar estas dos características tenemos repercusiones en infinidad de sectores como son las líneas de crédito, el ahorro, la cantidad de dinero en el sistema bancario, etc.

Entonces tenemos enfrente un conflicto no menor pero sí muchas veces silencioso, casi como si fuera algo “natural” con lo que se debe lidiar sin siquiera considerar otras opciones.

A groso modo, las decisiones de la Fed – En este caso y tomándolos como uno de los Bancos centrales más importante del mundo – son distorsiones al mercado que impiden a ahorradores, inversionistas y empresarios dar una correcta lectura sobre los verdaderos intereses de los directamente involucrados: Los individuos, tratando de solventar sus necesidades.

Así de grande es la presencia de un Banco central en nuestras vidas pues incluso nuestras decisiones personales tarde o temprano se ven alcanzadas, modificadas y muchas veces subordinadas por este tipo de “enmiendas” y es que ya sea mediante un alza en los precios o un golpe a nuestros ahorros, las decisiones centralizadas, a puertas cerradas, se siguen tomando.

Y aquí el problema no es la lucha contra la inflación – Que es la pérdida de valor de nuestro dinero, realmente. – o el desempleo, es el tener que estar esperanzados a que quienes toman estas decisiones las tomen de la manera menos dañina posible pues si de algo tenemos ejemplos a lo largo de la historia, es de lo estrepitoso que suele ser el colapso de los órganos centralizados cuando quieren poner a su orden las vidas de millones.




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