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Un marco fiscal para tiempos inciertos

José Luis Martínez Campuzano - Viernes, 30 de Octubre

Este es el título del último informe fiscal del FMI.
¿A quién se refiere? A los países exportadores de materias primas.
El 20 % del PIB mundial y de las exportaciones total, acumulando el 90 % de las reservas mundiales de crudo o el 75 % de cobre: estos son los países que ahora sufren ante la caída de los precios y de la demanda (comercio) de materias primas. Países que no han sabido diversificar otras fuentes de crecimiento y/o que no han creado un fondo amortiguador que ahora les permita compensar estos menores ingresos. La consecuencia es clara: menor crecimiento. Y mayor deterioro de las finanzas públicas.

 



¿La maldición de los recursos naturales? Inmediatamente pensamos en Latinoamérica. Pero lo cierto es que el mejor ejemplo es Africa. En definitiva, no utilizar su riqueza natural para la financiación de la inversión que propicie un crecimiento económico sostenible. Por el contrario, los recursos en muchos casos se han utilizado para aumentar el crecimiento económico y el nivel de vida, en ambos casos a corto plazo. La política fiscal, su margen de maniobra, puede ser importante para compensar la volatilidad de los precios de las materias primas siempre y cuando realmente se hayan creado antes las condiciones apropiadas para ello. Me refiero, naturalmente, tanto al colchón financiero al que me refería antes, a una situación fiscal inicial saneada y también a que se haya creado una estructura económica que compense el posible deterioro fiscal inicial. En caso contrario, como hemos visto de forma reciente en el caso de Brasil, cuando impulso fiscal se puede convertir en un factor negativo adicional que cuestione incluso la credibilidad de las autoridades.

¿Hay suficiente dinero acumulado para amortiguar el impacto adverso del ciclo bajista en las materias primas? Les entiendo: nunca habrá suficiente dinero.


De hecho, las desviaciones "históricas" sobre las previsiones de los precios de las materias primas suelen ser del 40/50 %. Sin duda, suficiente amplio como para dificultar cualquier cálculo previsor.

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El estudio del FMI muestra que la política fiscal de estos países no ha tenido en el pasado un comportamiento anticíclico, si no precisamente lo contrario: los gastos públicos han mantenido una correlación significativa positiva con la evolución positiva con la evolución de los precios de las materias primas. La conclusión de esto no es nada positiva, puesto que la política del gasto no sólo no ha mitigado como que ha exacerbado el impacto negativo de la volatilidad de los precios.

José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España




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