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Una brutal semana en los mercados, ¿Y ahora qué?

Carlos Montero - Lunes, 24 de Agosto

Los inversores de todo el mundo iniciarán esta semana con algo de ansiedad y lamiéndose sus heridas. La brutal semana de pérdidas en las bolsas mundiales se acentuó el viernes con una caída de más de 500 puntos (el 3 por ciento) en el Dow Jones Industrial Average, para llevar al índice en territorio de corrección, es decir un descenso de más del 10 por ciento desde su reciente máximo. Echando un vistazo a los que se avecina, los inversores harían bien en tener en cuenta seis factores principales que han llevado a los mercados a este punto incómodo (vía Mohamed El-Erian, asesor en jefe de Allianz).

1. A diferencia de algunos episodios anteriores - incluyendo la crisis financiera mundial de 2008 y el "taper" de 2013, así como los relacionados con la crisis del euro - el catalizador de estas caídas vienen de fuera del mundo desarrollado. Se reflejaron en gran medida las preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento en las economías emergentes (China en particular, pero también Brasil, Rusia y Turquía), agravando la atonía económica arraigada en Europa y Japón.


2. Las preocupaciones sobre el crecimiento mundial se intensificaron por las luchas de los responsables políticos en los mercados emergentes para estabilizar sus finanzas nacionales y limitar un mayor daño a sus economías. Una vez más, China es el centro de atención dadas las cuestiones sobre si las intervenciones del gobierno han estabilizado su mercado de valores doméstico.


3. El impacto de un menor crecimiento mundial fue especialmente doloroso para los mercados que ya estaban bajo presión por el exceso de oferta. La caída de los precios del petróleo puso de relieve hasta qué punto el nuevo productor en el mercado - Estados Unidos - no juega el mismo papel que la Organización de Países Exportadores de Petróleo en el apogeo de su poder.


4. Las exportaciones de las economías emergentes, en particular de los productores de materias primas, están en mayor riesgo por la combinación de la desaceleración del crecimiento y unos bajos precios de las materias primas. Como consecuencia, la carnicería del mercado fue mayor en las monedas de los mercados emergentes, provocando pérdidas por encima de las que se vivieron durante la crisis financiera mundial en 2008. Y estos mercados son técnicamente más a exagerar las caídas, provocando efectos secundarios significativos y adversos en otros mercados.


5. Debido a que algunas carteras están diseñadas para eliminar riesgo en momento de volatilidad, los mercados financieros cayeron ante el miedo de contagio. El VIX, conocido comúnmente como el índice del miedo, se disparó. Las acciones que cotizaban a múltiplos elevados, sobre todo en la industria tecnológica, fueron especialmente castigadas. Esto socava inevitablemente la mentalidad de comprar en caídas, lo que lleva a los inversores a mantenerse al margen por ahora.


6. Hay menos confianza en que los bancos centrales - los mejores amigos de los mercados - puedan actuar como estabilizadores inmediatos y eficaces. Por otra parte, las actas de la Reserva Federal publicadas el miércoles revelan los desafíos de política monetaria en un mundo que ha llegado a un exceso de confianza en los bancos centrales. En efecto, el culto a los bancos centrales ha abierto una brecha entre los precios de los activos y los fundamentos económicos.


Sí, el Banco Popular de China podría relajar la política monetaria; y, sí, la Fed podría dejar los tipos invariables en septiembre. Sin embargo, el impacto sobre el crecimiento mundial sería probablemente limitado a menos que estas medidas vinieran acompañadas de una respuesta política más amplia. De lo contrario, los precios tendrán que caer mucho más antes de que los cautelosos inversores vuelvan a entrar al mercado.
 

Fuentes: Mohamed El-Erian, asesor en jefe de Allianz




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