La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

USA ¿hacia una QE 3, QE4, QE…n?

Redacción - Lunes, 20 de Junio Sinceramente, no creo que la Fed nos sorprenda en la reunión de esta semana con una prolongación del QE2. De hecho, el cambio experimentado tras la última reunión al convocar una rueda de prensa del presidente de la Fed para clarificar el escenario es más propicio para iniciar un progresivo cambio de sesgo de la política monetaria que prolongar su fuerte carácter expansivo actual. Pero el reciente deterioro de los mercados no parece propicio para cambios de tono en el discurso. Volveremos a escuchar un nuevo aplazamiento en al recuperación tras un primer semestre débil y la reiteración de que los tipos de interés estarán bajos durante un largo periodo de tiempo. ¿Bajos? No, mejor nulos. En los dos últimos meses ha crecido la polémica sobre quién sustituirá a la Fed en la compra de treasuries cuando finalice en junio el programa actual de 600 bn. La autoridad monetaria norteamericana se ha convertido en la principal demandante en las subastas de deuda, acaparando en promedio el 70 % del aumento del saldo desde que fue anunciado hace ahora algo más de un año. El doble objetivo fue concretado por el propio Bernanke en el FOMC de mayo: reducir la volatilidad de los mercados y facilitar un aumento de los precios. Por cierto, volatilidad al alza y precios de equities a la baja ahora. Parecería racional pensar en que la Fed podría considerar los objetivos amenazadas, planteándose tomar nuevas medidas. ¿Obstáculos? La sensación de que la política monetaria ha tocado fondo, considerando que las consecuencias negativas de tomar nuevas medidas podrían ser mucho mayores a la positivas. Vender volatilidad a corto plazo es positivo; comprarla a medio y largo puede suponer una verdadera amenaza para la consolidación de una recuperación económica autónoma. Si consideran que en estos momentos hay mucho dinero en circulación, pero poca liquidez en los mercados tampoco parece que tenga sentido forzar su subida al alza. Por último, pensemos en la subida de los precios de las commodities o en la creciente presión sobre los activos en mercados emergentes. Pensemos también en la acumulación de cuentas pendientes a plazo que pesan sobre la economía norteamericana, desde el propio ajuste de balance de la Fed (más de 1.7 tr. $ de los 2.8 tr. actuales) con el prometido ajuste fiscal (déficit público del 10 % del PIB). Yo no creo que tanto dinero sea una amenaza para la inflación a corto plazo. Pero sin duda genera dudas a medio plazo. O también puede amenazar la credibilidad anti inflacionista de la Fed, su segundo objetivo con el pleno empleo. ¿Qué pasará el 1 de julio? Pues probablemente nada..en el mercado de deuda. Lo que no significa que obvie un riesgo muy real, como es la posibilidad de que no se alcance un acuerdo final entre demócratas y republicanos para aumentar el techo de deuda. Pero su cuenta atrás se iniciará a finales de julio, no a primeros. Mientras, los mercados seguirán pendientes de los datos económicos, de la recurrente Crisis de deuda soberana en Europa y del impacto de todo lo anterior sobre unos mercados cada vez más inestables. El propio final de la compra de activos por la Fed (por cierto, seguirá reinvirtiendo los vencimientos de papel en cartera más allá de junio) podría generar ansiedad entre los inversores, curiosamente beneficiando a la deuda pública norteamericana y perjudicando a las bolsas. Ya no nos sorprende la continua compra de papel por otros bancos centrales, cada vez más activos en las últimas subastas. Las reservas de divisas siguen aumentando y en estos momentos no hay grandes alternativas en términos de seguridad y liquidez. El resto, fondos de pensiones y compañías de seguros, la propia banca, pueden mantener una demanda estable de papel público a corto plazo. No, probablemente no haya impacto negativo a corto plazo en el mercado de deuda pública. Pero, déjenme dar un paso adelante. Si finalmente se cumplen las previsiones, la economía norteamericana recuperará un ritmo de crecimiento del 3.0 % en la segunda mitad del año. Esto daría margen a la Fed para preparar el camino para la retirada de las medidas expansivas: drenar liquidez en el mercado, vender activos, transferirlos al Tesoro y amortizarlos paulatinamente. Por qué no, también iniciar la subida de los tipos de interés. ¿Este año? Lo dudo, al menos con la información disponible en la actualidad. Mientras, sigamos soñando con un QE3, QE4...QEn. Como el Cid, hasta después de muerto sigue cumpliendo su papel. José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España


[Volver]