IBERDROLA, LA ESPECULACIÑ“N ELÉCTRICA HABLA ALEMÁN. LA BOLSA DESTACA EL POSIBLE INTERÉS DE R

"El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, está eufórico. La Bolsa aupa la cotización ante la especulación de que pueda ser objeto de una OPA, después de que el Gobierno español se haya mostrado más flexible a la entrada de empresas extranjeras, como el caso de E.ON. Durante la semana pasada los títulos de la eléctrica se revalorizaron 8,5%, un porcentaje muy alto para un blue chips", dice el analista jefe de un banco de inversión.

"La compañía ha mandado mensajes muy correctos al mercado, desde nuestro punto de vista. Ha dicho que los últimos respingos hay que achacarlos a la 'triple hora bruja del año', que tiene lugar cuando el final de la primera quincena de septiembre coincide con la tercera semana del mes, fenómeno que se produce sólo una vez cada tres meses, cuando coinciden el vencimiento de futuros y opciones sobre el Ibex-35 y de opciones sobre acciones", prosigue.

"El mercado, no obstante, va más lejos, porque no cree que existan grandes inversores que no se hayan percatado de este hecho y, ahora que se han dado cuenta, estén comprando acciones de la compañía. El mercado sigue empeñado en que Iberdrola jugará una baza en la reorganización del sector energético nacional a un precio más alto que el actual. La penúltima apuesta en que RWE está interesada en el fenómeno", concluye.

La banca de inversión anima

"No hay que desestimar que la subida reciente de las acciones de Iberdrola se produce después de que Merrill Lynch mejorara desde un 29,4% a 33 euros su precio objetivo, como consecuencia de las expectativas de concentración que persisten en el panorama energético español y de que pueda ser objeto de alguna OPA", dice un asiduo al salón de operaciones de la Bolsa de Madrid.

Merrill estima en su último informe que, a pesar de estas incertidumbres regulatorias en España, "la calidad fundamental de los activos de Iberdrola debe ser valorada y descontada", al tiempo que señala que existen hechos que justifican el entusiasmo sobre el valor de los títulos de la eléctrica, al entender que los cambios regulatorios acabarán mejorando la cotización y los márgenes en generación y distribución.