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EL YUAN, EL PETRÑ“LEO Y OTROS DESATINOS

Moisés Romero - Martes, 15 de Marzo

{mosimage}Hay manifestaciones fantásticas, llenas de colorido, que no tienen en la Bolsa el impacto de antaño, porque ya nadie se las cree. Por ejemplo, las que acaba de realizar el primer ministro chino respecto a que habrá sorpresas en la modificación del sistema actual de tipo de cambio del Yuan. Los mercados tratan de descifrar el intrí­ngulis y se pregunta cuáles pueden ser las posibles sorpresas. El mandatario chino, eso sí­, ha vuelto a destacar que los cambios se harán de forma gradual. Los especuladores más avezados consideran que alusiones de este jaez añaden más presión especulativa a los mercados. O lo que es lo mismo, que lejos de favorecer las cosas las empeoran. Para especulaciones añadidas, las del petróleo. 

Los mercados de divisas han cortado el vuelo alcista que los mercados mantení­an desde el comienzo del año, en lo que era la continuación de una tendencia formalizada el 15 de agosto. La fuerte recuperación del precio del petróleo, hasta marcar máximos, y la endeblez de ciertas cifras de actividad macroeconómica en las principales economí­as del mundo, han puesto lo demás. En el capí­tulo de las divisas, el yuan vuelve por sus fueros, que es lo mismo que decir, que añade presión especulativa a un dólar que hace agua por todos los lados.

China pide calma, grandes dosis de tranquilidad para corregir su disparate monetario. Los comentarios de última hora no se sabe muy bien si suponen la rampa de salida del cambio radical que todo el mundo demanda y espera o simplemente son la reiteración parsimoniosa de que cualquier decisión sobre el tema será tomada con mucha calma, hasta el punto de que no cabe esperar cambios sustanciales a corto plazo. Los operadores se inclinan por el último supuesto, por el de amagar y no dar.

A las Bolsas, la incertidumbre monetaria le aporta una prima de riesgo que hasta ahora no tení­an, dada la tranquilidad relativa de los mercados de cambio durante los dos primeros meses del año. La inestabilidad cambiaria anima, además, la especulación en los mercados de bonos, en ese proceso tí­pico de vasos comunicantes, que siempre terminan rebosando y salpicando a los inversores de una u otra manera. En este entramado, las Bolsas generalmente suelen salir mejor paradas, aunque no exentas de zarpazos más o menos sangrientos.

En el capí­tulo del petróleo, como fenómeno de última hora sobre el que pivotan gran parte de las estrategias de los gestores e inversores, mañana se reúne la OPEP con posiciones muy abiertas y enfrentadas entre los partidarios de producir por encima de cuotas (Emiratos Arabes y Kuwait) y aquellos que con más firmeza han defendido su cumplimiento (Venezuela e Irán). El resto de los paí­ses han mantenido hasta el momento un tono más neutral, "aceptando" que el nivel elevado de precios actual poco tiene que ver con la producción de crudo.

La coyuntura de última hora hace que la inversión en Bolsa, o en cualquiera de los otros mercados donde se compran y venden activos, se convierta en una tarea sólo apta para los más aguerridos. Las tendencias pueden romperse en cualquier momento y en cualquier activo. Por eso, los expertos aconsejan nadar y guardar la ropa. Hay mucho intrí­ngulis, mucho desafí­o y demasiada incertidumbre.

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Moisés Romero




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