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“POR LA MAÑ‘ANA TRABAJO EN EL AYUNTAMIENTO, POR LA TARDE ESPECULO”

Moisés Romero - Martes, 17 de Octubre
dia_noche M.R.F. es un bedel , un ordenanza, de un Ayuntamiento de un pueblo de Valencia. Hace unos días me dio una lección rápida, sin contenido ni continente, sobre la especulación en Bolsa. "Por la mañana trabajo en el Ayuntamiento, pero la mayor parte del horario me dedico a leer la prensa salmón y a empaparme de las noticias económicas y empresariales. Por la tarde, especulo en casa aprovechando que el mayor de mis hijos trabaja y me deja libre el ordenador. La caja de ahorros de mi ciudad me ha dado una tarjeta con claves para comprar y vender. Hasta ahora he ganado en todas las ocasiones, aunque también he tenido algún empate, porque cuando no veo las cosas  vendo rápidamente. Todos los días hago entre cuatro y cinco operaciones, depende de la especulación que intuya. Hay meses que he ganado más que en el Ayuntamiento". 
M.R.F me cuenta que hay compañeros del Ayuntamiento que se dedican en su tiempo libre a la misma disciplina. "Antes hacíamos horas extras en alguna gestoría, o chapuzas de albañilería, fontanería, cerrajería, incluso recogiendo naranja abandonada en los campos, que luego se emplea para extraer fósforo, o algo similar. Ahora, en casa calentitos, o con el aire acondicionado, según la estación, y a especular. Por la mañana, además, de leer la Prensa salmón intercambio pareceres con compañeros del trabajo, que luego extiendo antes de comer en el bar, con algunos conocidos del banco y de las cajas de ahorro. "
M.R.F. está borracho de éxito. La conversación inicial se ha convertido en un monólogo. "Yo no utilizo ningún método, que es lo que he leído en algún foro de Bolsa. Me dejo guiar por el olfato y la intuición. Por ejemplo, la semana pasada compré Repsol, porque le tocaba y ahora voy a hacer lo mismo con Telefónica. La mejor operación de los últimos días la conseguí con Endesa, porque tuve el acierto de comprar antes de que entrara Acciona. Me daba a mí la sensación de que algo iba a ocurrir y así ha sido. Es más, voy a volver a la carga, porque el bacalao aún no está totalmente cortado en esta compañía".
En un momento se le nubla la vista. Es un gesto de hurgar en el pasado reciente. "Pero donde más se gana es en los valores pequeños. A punto estuvo de pegarme una cornada Jazztel, pero vendí perdiendo algo.  Entro y salgo, casi todas las semanas, en Inmocaral, Avanzit, Urbas, Sniace y Ercros, porque dan juego..." Me despido y lo felicito, aunque casi no me dejó articular palabra.
Quise decirle a M.R.F. que hace unos días releí un informe sobre las operaciones intradía, muy extendidas por la geografía española, elaborados en la Universidad de Davis, California, y de Berkely. El estudio destaca que la facilidad con que el especulador-inversor-operador mueve el ratón es directamente proporcional a las pérdidas que termina anotando al final de un periodo de evaluación normal, por ejemplo, entre seis meses  o un año.  Este tipo de actor, muy abundante ahora, acostumbra a moverse, además, sólo en mercados alcistas y pierde la camisa ante el menor soplo de viento bajista, porque se obceca con la recuperación, que, generalmente, llega ya tarde, cuando se ha quedado sin euro.
A M.R.F sólo puede desearle que siga la racha, pero no pudimos divagar sobre el futuro que viene ni sobre la ley de la gravedad, que cuando afecta a los asuntos bursátiles arruina a una gran mayoría de operadores a corto. 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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