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LOS HEDGE FUNDS TAMBIÉN GENERAN SITUACIONES DE PÁNICO LLEGADO EL MOMENTO

Moisés Romero - Miercoles, 15 de Noviembre
huellaLa Bolsa está repleta de historias de desastres operativos y de rentabilidad por parte de los famosos hedge funds, máquinas de gestión diabólicas, que, con frecuencia, arrasan todo lo que encuentran a su paso, algo así como los nuevos caballos de Atila de los mercados financieros. Cuando los fondos apalancados irrumpen en las commodities, por ejemplo, provocan alzas descomunales del precio del crudo, al margen de los fundamentos que determina el consumo cierto de esta materia prima. Lo mismo sucede cuando dan un zarpazo a las Bolsas. Ahora están de moda, por operaciones de succión, de recompra, en Metrovacesa y, dicen también, en Sacyr Vallehermoso. Antaño, que la memoria es flaca, saltaron a la palestra mundial, porque provocaron la gran crisis del vodka y ésta arrastró al resto de los mercados del mundo. No podemos olvidar el desastre del Long Terme en su ataque atroz contra el rublo y la caída en picado del resto de los mercados del mundo. Los hedge fund provocan ahora excesos alcistas, pero también alimentan el pánico llegado el caso.

Conforme pasa el tiempo, aumenta el número y volumen de carteras gestionadas que se fijan un objetivo de rentabilidad con un nivel máximo de pérdida o lo que es lo mismo, con una volatilidad máxima. Este es el principal método de los hedge funds, instrumentos financieros que se mueven, sin distingos, por todos los mercados de acciones del mundo y al que se han apuntado ya las grandes fortunas españolas, porque, entre otras cosas, los hedge funds de nuevo cuño son capitaneados y pilotados por los hijos de los ricos. Quienes siguen cada mes el curso de las rentabilidades de los fondos habrán observado cómo estos fondos, en concreto, arrojan rentabilidades muy cortas respecto a los promedios de los índices.

La razón de este desfase no es otra que la equivocación en la que han incurrido los gestores de estos fondos. Primero, porque apostaron por incrementos notables en la volatilidad de los índices a raíz de los varapalos de mayo. Dicen los teóricos que cuando aumenta la volatilidad es aconsejable tomar una posición más defensiva, huir de los sectores más cíclicos y ser más selectivo, pero lo normal es que los gestores hagan, confundidos por el propio mercado, lo contrario, como así lo han hecho. Segundo, porque la Bolsa española es cada vez menos líquida, lo que fomenta la exageración de los movimientos cuando se ponen a faenar estos fondos.

En lo que respecta a la volatilidad del mercado, medida a través de índices como el Vix del S&P 500, el Vdax de Fráncfort o el Vstoxx, que refleja la evolución de la volatilidad en el Euro Stoxx 50, es cierto que despertó el 9 de mayo, después de más de dos años en el limbo, pero tuvo una duración muy corta. Desapareció a los pocos días, pero muchos fondos siguieron basando sus estrategias en los aumentos de la volatilidad, que aún no han llegado. O sea, que la Bolsa europea mantiene la menor prima de riesgos desde octubre de 2004. Lo de mayo fue un espejismo, aunque con consecuencias dramáticas.

Está demostrado, por tanto, que cuando los mercados tradicionales van bien, la gestión tradicional pierde todo  su atractivo, pero lo gana cuando aquéllos van peor. Por eso, los gestores de fondos apalancados, de hedge funds, se animan, se frotan las manos, cuando el escenario en que desarrollan su actividad las Bolsas es de mayor incertidumbre. Pero, no es el caso.

Los errores de bulto de este tipo de fondos en lo que va de año, fuertemente publicitados con el caso de Metrovacesa, no deben confundir a la parroquia. Son muchos los que quieren echar a la hoguera a los hedge funds. Algunos, en efecto, ya han ardido en la pira, en la hoguera de la Bolsa. Quedan vivos, no obstante, la mayoría y tienen sensación de venganza bajista. Esa es la sensación de los observadores más fríos.


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Moisés Romero




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