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EL DÑ“LAR SENTENCIA A SCHRí–DER (Y A FRANCIA)

Moisés Romero - Martes, 24 de Mayo
{mosimage}El euro agacha la cabeza hasta casi tocar el suelo, como avergonzado, tras el anuncio del Canciller alemán, Gerhard Schrí¶der, de que Alemania adelantará las elecciones generales un año, después de sufrir una derrota histórica en una de las elecciones regionales celebradas el domingo. La moneda única, ya aquejada de debilidad en las últimas semanas, no puede con la cota de las 1,2562 unidades por dólar. En el mercado, las cosas se interpretan como la primera gran victoria del dólar frente al euro. Hay quien dice que luego vendrán más algarabí­as monetarias a favor del billete verde. La próxima muy bien podrí­a ser la victoria del NO en el referendum francés. O en el holandés, si procediera. Las Bolsas, principalmente la alemana, aguantan el tirón, entre otras cosas por el abaratamiento de la moneda, que no sólo de elecciones generales y de referendos viven las Bolsas.

El volumen no ayuda, pero los mejores estrategas ya han tomado asiento en las principales Bolsas del mundo. Hay momentos en los que merece la pena apostar unos euros, con puro afán especulativo, sin otros miramientos. Especulación pura y dura. El instinto del bolsista, como animal financiero que es, dicta que algo importante va a suceder en los próximos dí­as. Al varapalo sufrido por el canciller alemán el fin de semana, se une la fuerte presión en Francia por parte de los que apoyan el NO en el Referendum sobre la Constitución Europea. Un poco más lejos en el tiempo, hace fácil el pronóstico del desajuste previsto, ya que si no fuera en Francia muy bien podrí­a acontecer, el desaguisado que se pronostica en Holanda. Pero si tampoco ocurriera en Holanda, el encontronazo se producirá en cualquier otro paí­s comunitario. Eso es lo que auguran los sabios.

A medida que se acerca el dí­a, la especulación en los mercados sube de tono. Las Bolsas aguantan bien el tipo, porque en teorí­a, serán las mejores paradas. Los movimientos más violentos se detectan, desde el comienzo de la semana, en los mercados de bonos y de cambios. La renta fija europea se ve agredida por el desconcierto europeo en ciernes. La moneda única, el euro, pierde fuerza relativa tanto por la confusión polí­tica del momento como por los malos fundamentos económicos que se divulgan en las últimas horas. El euro, además, cuenta con diferenciales de tipos de interés en desventaja frente al dólar.

El dinero, como es fácil colegir, se mueve inquieto. Ante el deterioro de las expectativas de bonos y monedas acude a lo más fácil, a lo clásico, que no es otra cosa que a la renta variable. Además, dentro de ésta a los valores más lí­quidos y si fuera posible, menos apalancados. Esta estrategia no significa, sin embargo, que si el NO gana en Francia o en cualquier otro paí­s europeo, la renta variable vaya a enarbolar la bandera del éxito. Generalmente, los acontecimientos negativos en los mercados contagian los activos, sin distinciones.

El dólar, en fin, sentencia que el canciller alemán perderá las elecciones de otoño y que en Francia triunfará el NO. Por eso, las apuestas suben de tono. Determinados analistas técnicos, con influencia reconocida, consideran que si el euro no puede achicar agua pronto se enfrentará a niveles de 1,17-1,20 por dólar, por muy rápida que parezca, que lo parece, la progresión.

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Moisés Romero




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