La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

DE 14 A 60 MIL

Santiago Niño Becerra - Lunes, 31 de Enero

Una cifra comprendida entre las dos del tí­tulo es el número de empleos que, según diferentes cálculos, van a ir volatilizándose desde el pasado 1 de Enero en el Subsector Textil español. En esa fecha finalizó el Acuerdo General sobre Textiles y Vestidos que ha supuesto la completa liberalización del comercio de este tipo de bienes y el fin del sistema de cuotas a la importación. El Textil, recordémoslo, fue en el siglo XIX y junto a la minerí­a, el sector que primero incorporó las nuevas tecnologí­as basadas en el vapor

Hoy, en los paí­ses desarrollados y por la liberalización de su comercio, el Textil puede darse definitivamente por muerto como generador de grandes volúmenes de PIB y de empleo.

Lo acontecido en el Textil sirve como ejemplo para analizar una evolución que, a modo de crónica, y parafraseando a Gabriel Garcí­a Márquez, narra la de una muerte anunciada. Desde hace diez años se sabí­a que lo que para el Textil ha significado el pasado 1 de Enero, iba a llegar; quienes hayan tenido la responsabilidad de ir preparando este desenlace ya rendirán cuentas de su compromiso -¿tendrán que hacerlo?-; pero no vamos a ocuparnos de eso ahora, si no de lo que significa lo acontecido en el Subsector Textil.

El Textil, como el de ensamblaje de automóviles, el manufacturero de productos electrónicos, el de fundición, y otros de semejantes caracterí­sticas, es un subsector que, en relación al valor de los bienes que produce, utiliza una gran cantidad de factor trabajo. En las primeras fases del desarrollo industrial eso fue bueno al apoyarse la oferta en la demanda que el empleo generaba; pero, en las siguientes, el planteamiento empezó a poner el acento en la capacidad de la oferta para atraerse a aquella demanda que le proporcionase un mayor margen neto, lo que puso en marcha una serie de procesos nuevos, entre ellos las deslocalizaciones de procesos productivos a zonas con menores costes laborales, independientemente del nivel de desempleo del factor trabajo a que esos planteamientos dieran lugar en las zonas donde se producí­an esas deslocalizaciones.

Pero ya hemos llegado a las terceras fases del desarrollo industrial. En ellas, se sigue con los planteamientos de las segundas, pero añadiendo un elemento nuevo: una tecnologí­a que cada vez es más fácil de utilizar, que cada vez es capaz de hacer más cosas y que dí­a tras dí­a tiene un precio menor. Es decir, si antes la deslocalización de un proceso industrial desde Francia a Marruecos eliminaba -desde luego de entrada- empleo en el primer paí­s y lo creaba en el segundo, hoy lo continúa creando pero en una proporción mucho menor, y así­ va a continuar la pelí­cula.

España está especializada en producciones de bienes y servicios de bajo o relativamente bajo valor y con una elevada o relativamente elevada utilización del factor trabajo; además, España, en base a como está evolucionando la realidad económica y las necesidades demográficas, tiene un elevado número de ciudadanos y residentes; finalmente, un elevado porcentaje de la población activa española -una población activa que, no lo olvidemos, es reducida en términos de lo que, se dice, debe ser un paí­s desarrollado- está ocupada en empleos que generan un bajo o relativamente bajo valor. ¿Ven por dónde voy?.

Lo que va pasar en el Textil va dar lugar a una serie de problemas profundos, pero no nos engañemos: el Textil es el primero de los subsectores cuya evolución va a ocasionar problemas sociales de muy hondo calado en España en los próximos años, pero que nadie se engañe: vendrán más; el Textil es el primero pero, desgraciada o afortunadamente, ¿quién sabe?, no será el último: los que mandan, ¿son plenamente conscientes de ello?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]