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AGUA, GAS, ELECTRICIDAD Y OTROS

Santiago Niño Becerra - Martes, 04 de Octubre

Se ha dicho que en la OPA de Gas Natural sobre Endesa han primado motivos políт­ticos; tal vez pero, aunque asíт­ fuese y aunque parezca lo contrario, ello seríт­a poco importante, ya que lo decisivo es la OPA en síт­.

A finales del siglo XIX el Capitalismo habíт­a alcanzado una expansión notable. Tras un periodo de casi 90 años durante el que la burguesíт­a habíт­a ido acumulando capital y -la superviviente- desplazando a la que descolgada fue quedándose en el proceso competitivo (ríт­anse de las salvajadas que hoy se cometen en el entorno de competencia actual), algunos burgueses, los más poderosos, creyeron que podíт­an alcanzar una posición de dominio absoluto en mercados especíт­ficos. El caso de John D. Rockefeller y su Standard Oil Trust posiblemente sea el más conocido, pero hubo otros.

En aquellos años el Capitalismo pensó que la última etapa que le quedaba en su andadura era la eliminación de la competencia ya que la consecución del monopolio significaríт­a que el monopolista habíт­a obtenido, gracias a su saber hacer, el triunfo total al haber logrado aniquilar a su competencia. Afortunadamente -fue milagroso, de verdad- alguien vio que algo asíт­ abocaríт­a al Capitalismo a su destrucción y fruto de esta visión, se produjo el nacimiento de leyes como la Sherman Antitrust Act de 1890.

A toro pasado, la razón que impulsó la legislación antimonopolio es evidente: a finales del XIX el sistema no estaba preparado para asumir las concentraciones de poder económico debido a que la competencia era un ingrediente fundamental en su proceso constructivo; no lo estaba entonces, pero, ¿continúa sin estarlo hoy?.

El sistema económico, en su configuración vigente, y con independencia de que le continuemos denominando ?Capitalismo', en nada se asemeja al de la época de Rockefeller; todas esas diferencias ponen de manifiesto algo muy simple: el Capitalismo ha concluido su proceso de formación y desarrollo, es un sistema maduro, en muchos aspectos superado, de hecho, el planeta se halla inmerso en una transición sistémica; en consecuencia, ¿por qué el oligopolio -hoy parece difíт­cil hablar de monopolios- debe seguir siendo algo funesto?.

Piénsenlo. Un mercado -de lo que sea- dotado de una estructura oligopolista que se rija por normas transparentes y en el que los concurrentes corran el peligro de ser desplazados en el caso de que se relajen en la mejora continuada de su desempeño, tiene ventajas, fundamentalmente, la minimización del desperdicio de recursos. No me critiquen todavíт­a, repito, piénsenlo.

Y piénsenlo porque esto que ha levantado tanta polvareda: la OPA de la que hablábamos, está en el inicio del proceso de concentración que va a producirse en los próximos quince años; algo que para muchos va a ser una novedad y que para todos va a ser una revolución.

Estamos en el 2033. ¡Bienvenidos a la Corporación Mundial de la Energíт­a!.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.


@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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