ESPAÑ‘A: 1550 (I)
Santiago Niño Becerra - Miercoles, 12 de OctubreAl margen de la introducción del cultivo de la caña de azúcar en Cuba, pocos hechos verdaderamente remarcables acaecieron en el año que figura como tíÑ‚Âtulo; sin embargo, al llegar dicho año ya era manifiesta una tendencia que hoy vuelven a padecer economíÑ‚Âas como la española y la de USA.
A mediados del siglo XVI la economíÑ‚Âa española se vio abocada a una situación de rotura irreversible: el metal americano, malgastado en bienes de lujo y en aventuras militares en Europa, fue, aceleradamente, provocando una inflación de costes en el reino que acabó desembocando en una realidad, nueva en aquellos momentos: era más barato importar todo tipo de bienes que producirlos en el interior. Las consecuencias de tal fenómeno se empezaron a pagar poco después: el hundimiento de la actividad manufacturera en el reino y la hiperinflación del siglo XVII.
Los datos del sector exterior del Reino de España correspondientes al primer semestre del año en curso recuerdan peligrosamente a lo sucedido en el siglo XVI, con una diferencia fundamental: a Sevilla ya no llega metal americano. El saldo exterior se está degradando aceleradamente y los ingresos por turismo cada vez compensan un menor porcentaje de tal saldo. Esto, en síÑ‚Â mismo, ya es malíÑ‚Âsimo, pero más malíÑ‚Âsima es la composición de ese saldo negativo.
Si dividimos el saldo exterior en dos partidas: por un lado, bienes y servicios orientados a la producción y por otro lado, bienes y servicios orientados al consumo, casi el 55% de ese negativo saldo se debe a los primeros, destacando el 31,1% que corresponde a los bienes de equipo.
Es decir, el reino importa mucho más de lo que exporta debido a que el reino produce menos de lo que demanda; pero la tercera parte de esa diferencia se debe a bienes que el reino precisa para crecer; con el fin de, digámoslo de una vez, que su productividad aumente.
Las tres principales causas de que un paíÑ‚Âs participe en el comercio exterior mundial son: 1) que en el exterior de ese paíÑ‚Âs se produzcan bienes y servicios que, por las razones que sean, en el paíÑ‚Âs no se producen, 2) que en el exterior del paíÑ‚Âs se produzcan bienes y servicios que síÑ‚Â se producen en el paíÑ‚Âs, pero a un coste mayor, y 3) que el paíÑ‚Âs precise de unos bienes y servicios que ya produce, pero que precise de más. En gran medida, el caso del reino queda encuadrado en la primera de las causas.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Univeridad Ramon Llull.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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