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EUROPE - 2

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 21 de Diciembre

Fuera de Europa, en la India, en China, en Guatemala, en Singapur, en Bangladesh, se fabrican productos industriales de creciente valor añadido, se cultivan productos agríт­colas a un coste muy reducido y se deslocalizan servicios que salen a un precio de risa; fabricación, cultivo y prestación que hoy están siendo realizados en los paíт­ses desarrollados y que está absorbiendo una enorme cantidad de factor trabajo, es decir, que está ocupando a muchas personas, personas que se endeudan para consumir, que pagan IVAs y que votan.

Antes (elijan Uds. el momento que estimen oportuno siempre que esté comprendido entre 1950 y 1975) la economíт­a ?iba a más'. Se ocupaba a más población para producir más a fin de que el consumo y el ahorro creciesen, los beneficios aumentasen, se recaudasen más impuestos, los Estados gastasen más y el PIB se disparase. En ese PIB entraba todo: desde Ferraris a 600s, desde caviar Royal a salami barato, desde vacaciones en Niza a estancias en un hotelucho de Lloret de Mar, y todas esas actividades ocupaban a personas, generaban beneficios y salarios y pagaban impuestos.

A partir de 1980 empezó a verse que podíт­a generarse crecimiento económico sin que la ocupación aumentase, más aún, decreciendo incluso; que el outsourcing y el downsizing podíт­an resolver muchos problemas, entre ellos, los ocasionados por las ansias de mejora de una mano de obra que se sabíт­a imprescindible. Desde 1995, las TICs y la espectacular reducción de las trabas al tráfico internacional aceleraron el proceso e incorporaron la opción de la flexibilización organizativa a todos los niveles. Es decir, la economíт­a ya no iba a más, al contrario, iba a más o a menos, según conviniese, pero siempre tendiendo a reducir empleo de factores productivos gracias a la posibilidad de obtener incrementos continuados de la productividad.

Desde 1990, durante años, ha sido dicho que el destino de los paíт­ses desarrollados, en general, y de Europa, en particular, era especializarse en el polinomio I + D + i + d, la manufactura, quedaba para los ?otros'; pero, ni todos los europeos son expertos en la programación de sistemas inteligentes, ni todos los hindúes, chinos y coreanos no saben hacer otra cosa que balones de football-playa, con el agravante de que los hindúes, chinos y coreanos que síт­ saben hacer cosas distintas perciben remuneraciones sensiblemente menores que los occidentales que también saben hacerlas: un programador USA con experiencia viene a cobrar unos 60.000 dólares anuales, uno hindú cuyo trabajo sea idéntico, 6.000.

¿Ven los retos de Europa (y de USA, y de Japón)?. Los paíт­ses desarrollados, en general, y Europa occidental, muy en particular, tienen un modelo económico-social que está basado en unos parámetros que actualmente ya no se están dando y que cada vez van a darse menos. Esos parámetros son -eran- muy simples: era necesario que estuviese ocupada la mayor parte posible de la población activa de los respectivos paíт­ses porque ello era imprescindible para alcanzar el crecimiento; era necesario que las remuneraciones de esas personas ocupadas fuesen lo más elevadas que fuese posible porque el crecimiento dependíт­a de su cuantíт­a; era necesario un buen modelo de protección social para que el crecimiento fuese sólido. Nada de todo esto es hoy verdad, sin embargo, se quiere continuar aplicando el mismo enfoque y modificando lo necesario para que el enfoque pueda ser mantenido.


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.


@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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