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LOS MILEURISTAS

Santiago Niño Becerra - Viernes, 03 de Febrero

El tíт­tulo de hoy no es míт­o; lo he tomado de un extraordinario reportaje publicado en el suplemento "Domingo" de El Paíт­s del 23 de octubre del 2005, de tíт­tulo "La generación de los mil euros" y cuyo autor es Antonio Jiménez Barca. Tan bueno es el reportaje que se lo remitíт­ a muchas/os de mis antiguas/os alumnas/os licenciadas/os en las últimas promociones. Algunas/os me llamaron, otras/os me remitieron un mail; ayer recibíт­ la respuesta de una alumna.

La respuesta de esta alumna -persona sociable de 24 años de edad, expediente académico correcto, muy buen nivel de inglés- me impresionó tanto que, eliminando las referencias personales que aportaba, la reproduzco. (Disculpen la sintaxis: es un mail; les aseguro que la redacción de esta, ahora, ex alumna era -y supongo sigue siendo- muy buena).

"Respecto al artíт­culo, totalmente de acuerdo, de hecho es algo que estoy viviendo en primera persona, y me estoy dando cuenta de que somos más de los que creemos, aunque sobre el tema hay un velo de invisibilidad ya que la mayoríт­a de la gente de mi edad vive con sus padres. Los que decidimos en su díт­a emprender el vuelo solitos -que ya tocaba- vemos nuestras capacidades económicas totalmente limitadas, aunque todo es cuestión de preferencias. ¿Cómo se pretende que podamos vivir si mi sueldo no me llega para cubrir las necesidades básicas, entendiendo como tales, tener las necesidades materiales cubiertas y poder atender míт­nimamente las intelectuales?.

¿Cómo se puede entender un paíт­s en el que pagamos todo a precios europeos teniendo la gran mayoríт­a salarios todavíт­a españoles?. Es decir, una hipoteca a 40 años por 75 metros cuadrados y pasándolo mal para llegar a fin de mes. Aunque también veo yo el desfase consumista que me rodea y me de la impresión de que esta situación económica no va a aguantar.

La semana pasada fui a ver un piso de alquiler, al lado de donde yo vivo -también de alquiler- que, a primera vista, era atractivo: 55 metros cuadrados, 2 habitaciones, 600 euros al mes, situado en la calle _______ (una calle céntrica). Bien, pensé que habíт­a tenido suerte, buena zona, y precio razonable. Fui a verlo con mis padres y se me cayó el alma a los pies: sin interfono en la entrada, la porteríт­a (un largo pasadizo) sin pintura, húmedo, con una instalación eléctrica de los años 50, y con una escalera desde la que se divisaban las estrellas de la noche de Barcelona. 600 euros al mes, + gastos, en una finca con aspecto insalubre, me pareció increíт­ble, aunque más increíт­ble me pareció cuando, después de ir a verlo, el comercial de la agencia que gestionaba el piso me dijo que lo acababa de alquilar. Según el comercial, por ese precio, en Barcelona no iba a encontrar nada mejor. Todavíт­a me impacta más cuando compañeros del trabajo me dicen que si busco algo económico, debo irme a las afueras de la ciudad, pero al comentarme lo que pagan ellos por vivir a 30 minutos del centro de Barcelona, me considero afortunada por estar en un piso de 50 metros cuadrados al lado de _________ (una calle bastante céntrica), y eso que pensaba que el precio era abusivo.

Me da la impresión de que el conformismo general a la hora de pagar los precios exigidos por la vivienda, la ropa, la comida, etc. es surrealista, ya que conozco a personas que pueden vivir cómodamente y sin temer por el tema económico, y esas persona representan un porcentaje íт­nfimo de la población, y superan con creces la barrera de los 40 años. Y los/las de mi edad que pertenecen a este grupo de personas, pertenecen a él por no tener ningún tipo de responsabilidad económica, pero su vida también tiene otro tipo de coste, y ése es el precio, para míт­, en madurez o crecimiento personal.

Dando vueltas a todos estos temas hace cosa de un mes, me planteé bastante en serio, en un tiempo no muy lejano, emigrar, como hacen tantos, para solidificar mis conocimientos de inglés (lo bueno de mi trabajo actual es que trabajamos íт­ntegramente en inglés), y para tener oportunidades que, evidentemente, este paíт­s no me puede dar".

Por favor, relean de nuevo el texto anterior; fíт­jense en lo que dice, en cómo lo dice, en el tono con que lo dice y en el trasfondo de lo que dice. Ahora recuerden que se trata de una persona de 24 años de edad, inteligente, normal, con una licenciatura. Síт­rvanse un single malt, relájense y mediten.


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.


@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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