La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

GRANDES FORTUNAS, ENORMES APALANCAMIENTOS

Moisés Romero - Viernes, 24 de Marzo
{mosimage}Uno de los mayores y mejores especuladores de la Bolsa española, ahora retirado por una enfermedad de las denominadas contemporáneas (no conoce a nadie ni sabe quién es, porque sus células han envejecido antes que él) comentaba hace unos años que los grandes negocios en Bolsa, las grandes fortunas, se hacíт­an con el dinero de los demás y nunca con el propio. Sentenciaba que la apelación al crédito para comprar acciones y pignorarlas acto seguido era arriesgado, pero congratulaba, si es que en el intermedio no te habíт­as arruinado. Eran tiempos de tipos de interés al 16% y tasas de inflación al 10%. El fenómeno se ha generalizado en la actualidad en todos los mercados del mundo.
Han cambiado, no obstante, el sujeto, verbo y predicado, porque ahora la inflación oficial supera el 4% y los tipos de interés están en el 2,5%, lo que abunda más a favor de esta vieja premisa. El apalancamiento, el endeudamiento hasta las cejas se puso de moda hace lustros en Estados Unidos y se generaliza ahora en el resto del mundo. Empresas y particulares juegan la misma baza.

¿Qué empresas? El ejemplo de E.ON como protagonista actual de la Bolsa española es muy ilustrativo. La empresa alemana afirmó estar dispuesta a pagar 27,5 euros por cada acción de Endesa veinticuatro horas después de anunciar a sus accionistas un próximo pago de dividendo histórico. O sea, que en lugar de aprovechar la caja para acudir a la lucha por el control de la eléctrica española la vacíт­a y distribuye al accionista ¿Es un dispendio? Los entendidos niegan la mayor. E-ON, simplemente, tiene acceso fácil y cómodo al crédito bancario, que con tipos de interés históricamente bajos le permiten apalancarse hasta tocar el cielo y satisfacer a sus seguidores en el mismo acto.

¿Particulares? No hay distingos de razas ni paíт­ses. Proliferan las hipotecas a 50 años y las tasas de endeudamiento de los hogares jamás habíт­an alcanzado niveles, que resultan más propios de la ficción. Es lo que hay, dicen analistas más fríт­os. Son las reglas de juego y nadie puede negar que los manguerazos continuados de liquidez ordenados por Greenspan en los últimos años y seguidos más tarde por otros tantos bancos centrales del mundo, han creado burbujas de todo tipo, lo que se llama inflación de activos, desde el inmobiliario a la Bolsa pasando por el petróleo, el oro, el azúcar o el zumo de naranja que cotiza en los futuros de Chicago.

Grandes fortunas, las de ahora, y enormes apalancamientos a la vez, unidos, entrelazados. Fijémonos en los nuevos ricos ¿o son los ricos de siempre?, en los inmobiliarios, que han amasado enormes fortunas víт­a endeudamiento. Han pasado de su sector a otros como la energíт­a, la banca, el fútbol y vaya usted a saber. La Bolsa, en cualquier caso, ha sido su gran plataforma.

El asunto viene a colación  porque el alza de los tipos de interés supone un peligro importante para los mercados, dado el fuerte nivel de endeudamiento de propios y extraños. Además, las deudas siempre hay que pagarlas, salvo que el mundo haga suyas algunas leyes recientes aprobadas en Argentina sobre el impago a terceros.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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