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TOCOMOCHO, ESTAMPITAS Y LOS VIEJOS DUROS A CUATRO PESETAS

Moisés Romero - Jueves, 11 de Mayo
{mosimage}Uno de los mejores sociólogos europeos disertaba hace unos díт­as sobre el renacer del timo, como exponente de una forma de ser en las sociedades actuales más avanzadas. Nos contaba a los escuchantes que para ser un perfecto timador no es necesario ser alto, bajo, feo, guapo, inteligente, tosco ni tener una capacidad especial de persuasión o de magia dialéctica, de seducción o de encanto. Es necesario, decíт­a, que la otra parte esté predispuesta al timo, que quiera ser timada y que se sienta timada. La traslación de este fenómeno a la gran estafa piramidal de la inversión filatélica es que en todas las coyunturas cuecen habas y que lo que manda es la disposición de ánimo de los participantes en el mismo. Las Bolsas, por cierto, no son ajenas a esta situación.

El artíт­culo es casi la repetición del publicado el 18 de abril, pero adquiere en estos momentos una especial relevancia a propósito de la gran estafa piramidal en el mundo de la filatelia española, con más de 350.000 ahorradores involucrados y sin garantíт­as suficientes de que vayan a recuperar parte, al menos, de su dinero. A la recurrente perorata de la incultura financiera en amplias capas de la sociedad se une la ambición desmedida de multitud de ahorradores desesperados por los míт­nimos intereses que perciben a través de inversiones en activos tradicionales o instrumentos bancarios tíт­picos.


El regulador, que ni es Juez ni parte en esta contienda, al tratarse de mercados no regulados, advierte con prontitud de las prácticas fraudulentas de multitud de chiringuitos financieros, que la policíт­a rodea al instante ¿A quién pertenece la vigilancia de estos fraudes piramidales en el mundo de la filatelia, numismática y otros tangibles, que no son mercados regulados y, por tanto, arbitran precios, ofertas y demandas al buen tuntún? Es el propio Estado el encargado de velar por los intereses de la ciudadaníт­a y de protegerlos ante desmanes de cualquier tipo. Como siempre, es la falta de delegación de responsabilidades la que hace que algunos desaprensivos campen con total impunidad.

La historia española ha conocido fraudes y estafas masivas por la combinación de la codicia desmesurada y la creencia de que hay idiotas capaces de darnos duros a cuatro pesetas. Son los casos del aceite de colza (precios altos del aceite de oliva y sustitución por otros aceites lesivos para la salud) o de Sofyco (funcionó el boca a boca y el timo alcanzó proporciones exageradas). Como decíт­a el psicólogo, para ser timado hay que estar predispuesto al timo.

Como hemos dicho en otras ocasiones, la Bolsa también exhibe con frecuencia predisposiciones al halago desinteresado, que concluyen en timos parciales, aunque siempre con ofertas y demandas transparentes. En la coyuntura actual, por ejemplo, la predisposición al timo y a la necesidad que tienen algunos de ser timados, se dan fenómenos como la ceguera absoluta de los mercados hacia fenómenos como el estrangulamiento al alza de los precios del petróleo, con su impacto negativo demostrado en la economíт­a; la fuerte subida del oro y de los metales, los nuevos íт­dolos de la especulación, o el miedo a una explosión incontrolada de las burbujas de los bonos y de la inmobiliaria.

A mediados de mayo, más de lo mismo en lo que es la interpretación singular que los mercados hacen de los acontecimientos de su entorno y su traslación a las corrientes dominantes de fondo. Dicho de otro modo, las tendencias mandan y sólo los sentimientos de los actores en los mercados son capaces de modificarlas.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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