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LAS RECETAS DE LA ABUELA

Moisés Romero - Jueves, 11 de Mayo Los operadores e inversores más dinámicos se quejan de la tiranía de las cifras y estadísticas, un seguimiento que conviene, dicen, hacer por anticipado para evitar males mayores. Este ejercicio supone un desgaste intelectual importante, por muchos visionarios que en la actualidad se dan cita en los mercados, y conduce, con frecuencia, al fracaso, porque lleva implícita la toma de posiciones basadas en expectativas falsas. Lo que algunos denominan como aguja de marear alcanza una relevancia especial en una coyuntura laxa y sin tensiones especiales. Ni los resultados empresariales, mejores de lo esperado, ni el baile iniciado en el mundo de las divisas logran, por ahora, excitar a la parroquia. Tampoco, las recetas viejas, como las de la abuela, emanadas de la última reunión del G10. Eso sí, se alborotan con los máximos históricos de las materias primas. En esta ceremonia de pura expectación se siguen con detenimiento las advertencias de los grandes organismos internacionales, aun a sabiendas de que sus responsables fallan más que una escopeta de feria. Pero es lo que hay. En esta recapitulación los mejores gurús repasan las conclusiones de la reunión del G10 de hace unos días en donde Trichet ha reconocido que las autoridades monetarias están especialmente inquietas por la acumulación de riesgos para la inflación. O sea, que los bancos centrales están dispuestos a subir los tipos de interés, porque, como se lee en los manuales, la política monetaria es eficaz cuando es preventiva. El asunto entronca con la revisión al alza que la Comisión Europea ha hecho del crecimiento para este año, hasta niveles de 2,1% desde el 1,9% anterior, pero ha bajado el crecimiento previsto para 2007 hasta un 1,8%. Una de cal y otra de arena, que, en cualquier caso, da soporte a los mercados siempre atentos al crecimiento más que a otras variables. El río baja revuelto en el mercado de divisas al detectarse una posición enfrentada entre las autoridades estadounidenses, que siguen delegando en el mercado la fijación del precio de las divisas, y las japonesas que han alertado sobre la necesidad de no malinterpretar las conclusiones del G7. Se repite, en definitiva, el escenario de tres años atrás, aunque ahora con un dólar más débil. Para los observadores, queda por ver el ajuste en las divisas asiáticas, aunque la rigidez del Yuan aumenta el protagonismo del Jen, que según los comentarios de las autoridades niponas, es un protagonismo no deseado. A la Bolsa actual parece preocuparle más la evolución del crecimiento económico y, por derivación, los riesgos de un enfriamiento. El G10 recalca que éstos se centran en la evolución disparatada de los precios del petróleo, el exagerado proteccionismo que se detecta en algunas áreas de influencia económica y en los precios desorbitados que han alcanzado la mayor parte de las materias primas básicas. O sea, el viejo, por conocido, recetario de los últimos años al que la Bolsa, al menos por ahora, presta una atención insuficiente.

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Moisés Romero




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