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PARA CUÁNDO LOS FUNDAMENTALES DE SIEMPRE

Moisés Romero - Miercoles, 31 de Mayo
fundamentales La pregunta se la formulan los analistas y observadores más rigurosos ¿Cuándo dejarán los mercados de mirar los posos del café en el fondo de la taza de las estadísticas y previsiones sobre la coyuntura económica? ¿Cuándo hurgará en los fundamentos de las empresas cotizadas y en la realidad económica? Aquí y ahora, los mercados apuestan por un futuro menos laxo en materia de tipos de interés y en movimientos díscolos de las divisas, que convulsionan el hasta ahora buen momento de fondo. Eso es lo que dicen y otra cosa será la realidad. Los datos contradictorios y las previsiones imposibles mandan en la Bolsa actual, un fenómeno que se repite con harta frecuencia en los mercados hasta que más tarde llegue la hora de los fundamentos.

Los expertos parecen tenerlo muy claro: los bancos centrales están subordinando cualquier decisión a los datos económicos de tal modo que si la economía crece más de lo que se espera, el sesgo de la política monetaria seguirá siendo alcista, y al revés, si la maquinaria pierde fuelle. Recalcan que esto puede ser así mientras la evolución de la inflación se mantenga controlada a pesar del repunte de los precios del crudo.

Hay coincidencia, en la coyuntura actual, en que entre los riesgos el de la inflación pesa más que el de un posible enfriamiento económico. Por eso, además del precio del crudo será determinante la evolución de los salarios, que comienza a asomar con cierta arrogancia ¿Qué hay de la evolución del déficit corriente de Estados Unidos?

Vuelven los mercados, por tanto, a demostrar una visceralidad extrema respecto a los datos publicados sobre el estado de salud de la economía y los que quedan por publicar, una dependencia que para la mayoría es insufrible. El énfasis es mayor, como en los últimos años, en la evolución de los tipos de interés, porque los niveles excepcionalmente bajos alcanzados en la época reciente son los que han proyectado al alza a los mercados de acciones.

Los fundamentos, por tanto, deben esperar en lo que respecta a las valoraciones bursátiles actuales. El impulso de los tipos de interés ha sido capaz de eliminar de un plumazo cualquier referencia externa, incluida la zozobrante situación geopolítica, ayer de nuevo vapuleada por la crisis iraní. Es lo que hay. Por eso, de nada sirve rasgarse las vestiduras. Hay que asumir, que el mercado vuelve a estar roto. Habrá que esperar, por tanto, una vuelta a los fundamentales, aunque quizá para entonces sea demasiado tarde.

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Moisés Romero




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