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MINICRASH, AJUSTES, MAL DE ALTURA, VOLATILIDADES Y CAMBIOS DE TENDENCIA

Moisés Romero - Jueves, 18 de Mayo
{mosimage} Desde que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara la semana pasada que los tipos de interés no han dicho todo lo que tienen que decir en su carrera al alza, los mercados de acciones han conocido varapalos importantes. La inflación conocida ayer fue el estoque, un minicrash en toda regla aunque sea de manera temporal. Así, en apenas una semana, la volatilidad, dormida durante dos años, se ha despertado inquieta, provocando ajustes muy serios en los títulos que mejor comportamiento registran este año. Un aviso áspero, que ha puesto en guardia a los mejores gestores y suscitado el debate sobre el momento actual de la Bolsa. Ahora, después del minicrash hay varias preguntas en el ruedo ¿Mal de altura? ¿Realizaciones de beneficios? ¿Cambio de tendencia? ¿Justifica la inflación el descalabro?

El consenso es que se trata de un alto en el camino después de la llegada de los índices a los niveles más altos de los últimos seis años. Es decir, el alza mínima de la inflación en Estados Unidos no justifica un porrazo de tal calibre. La fuerte acumulación de plusvalías en lo que va de año y la fuerte presión de los especuladores a corto plazo ante la ausencia de alternativas han supuesto un coctel explosivo. A los más débiles siempre les tiemblan las piernas cuando las cosas se ponen fea y suelen salir de los mercados en manada. No obstante, un  puñado de especialistas aboga por un cambio en la tendencia.

Son los menos, pero no por ello con menos medallas en su haber. Especialistas de renombre consideran desde hace unas semanas que los mercados tenderán a la normalización de las valoraciones, ahora con registros por encima de los promedios históricos. Apuestan por reajustes no sólo en la Bolsa sino también en el resto de los activos. O dicho de otra manera, la inflación de activos comenzará a desfinflarse poco a poco sin distingos, desde las acciones al oro pasando por el petróleo o las commodities.

Esta normalización en un proceso, que previamente se ha extralimitado, debería seguir un curso pacífico, para no amedrentar a los actores y partícipes de los mercados. Sucede, no obstante, que los mercados desprecian los buenos modales y eluden las normas más elementales de educación, con harta frecuencia. Tal es así, que abundan en el disparate y en la exageración y son capaces de perder en una semana lo que han ganadado laboriosamente en cinco meses. Es lo que se dice volatilidad creciente. La caída de ayer del 3% es suficientemente explicativa, porque supone perder en apenas una hora un tercio de todo lo ganado en cinco meses y medio. A eso se le llama volatilidad pura y dura. 

Resulta muy difícil, por tanto, apostar por movimientos correctores suaves y por una traslación de posiciones desde unos sectores a otros. La política de tabula rasa que emplean los gestores viene condicionada por la utilización de instrumentos financieros, que se apoyan en los derivados. Por eso, el mercado es concebido como un todo y no por un conjunto de partes por la mayoría de los gestores actuales.

Hay quienes sostienen, no obstante, que situaciones de debilidad como los desarrolladas en los últimos días son parte indisoluble de la esencia de la Bolsa. O dicho de otra manera, son necesarias para que la maquinaria siga bien engrasada. Consideran que los últimos sucesos no van más allá de una corrección, que aún puede continuar, pero que no modifican la tendencia de fondo de los mercados, que sigue al alza.

Por cierto ¿por qué el batacazo de ayer? La razón primera del batacazo está en que el IPC en Estados Unidos subió seis décimas en abril, la mayor alza en tres meses, hasta el 3,5% interanual, empujado por los costes de productos y servicios como la energía, el vestido y la atención médica. En marzo pasado la subida fue de cuatro décimas, y en febrero, de una. La inflación subyacente, la que excluye los alimentos sin procesar y la energía, subió tres décimas en abril por segundo mes consecutivo, hasta situarse en el 2,3%.

En abril el petróleo llegó a alcanzar el precio récord de 75,17 dólares el barril, que ahora ronda los 70 dólares. Los precios de la energía se dispararon en un 3,9% en abril, tras un 1,3% de subida en marzo. Los analistas y la Reserva Federal (Fed) siguen de cerca estos datos, para analizar la necesidad de subir más los tipos de interés. La Fed elevó los tipos la pasada semana hasta el 5%, el nivel más alto en cinco años, la decimosexta subida consecutiva desde junio de 2004. Los responsables de la política monetaria dejaron la puerta abierta a nuevas alzas, dependiendo del desarrollo de la actividad económica y de la inflación. 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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