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RESULTADOS EMPRESARIALES Y EL MIEDO AL FUTURO QUE VIENE

Moisés Romero - Viernes, 09 de Junio
resultados Los resultados de las empresas suponen una de las grandes referencias del devenir de los mercados. Los del primer trimestre de las empresas cotizadas en las principales Bolsas del mundo, han vuelto a superar con holgura las expectativas más optimistas. Hay gestores, no obstante, que aprovechan el fenómeno para deshacer posiciones al considerar que la velocidad desarrollada por las compañías en la generación de resultados no se podrá mantener de manera ininterrumpida y que tarde o temprano, más pronto que tarde, aparecerán síntomas inconfundibles de cansancio. Será entonces cuando los actores consideren que las valoraciones están muy altas. Se trata, en cualquier caso, de una visión futurista negativa, pero con influencia destacada en la fuerte corrección bursátil actual. Lo tangible es que los resultados son buenos pero, también, que es difícil mantener el equilibrio sobre dos ruedas durante mucho tiempo. Es un esfuerzo que siempre pasa factura.

Liquidez, especulación sobre operaciones corporativas, mantenimiento de los tipos de interés en promedios históricos bajos, más en la eurozona que en Estados Unidos y beneficios empresariales con músculo, han  dado soporte a los mercados de acciones del mundo en los dos últimos años. La pregunta que se hacen los mejores profesionales de la gestión financiera es si se podrán mantener los mismos esquemas en los próximos meses, una vez que han asomado a los salones de contratación los primeros signos de cansancio.

Respecto a la liquidez desbordante, las cifras más recientes de flujos de capitales hacia el área del dólar muestran una huida de capitales, con menores entradas en la última semana, aunque quedan compensadas con las buenas entradas de la semana previa. Hay que esperar nuevos indicadores para formular una apuesta más clara, máxime con la cotización del dólar contra las cuerdas. Lo mismo sucede con las operaciones corporativas, menos en boga cuando los mercados reculan y la especulación vuelve a los cuarteles de invierno.

Lo de los tipos de interés es otro cantar, aunque el alza sigue siendo moderada, como moderadas son las expectativas de subida. Los mercados, con todo, se han asustado ante esta expectativa de nuevas subidas tanto en Estados Unidos como en Europa. Por lo que respecta a la inflación, a pesar de la subida de los precios del crudo los datos de inflación siguen siendo moderados.

El capítulo de resultados empresariales es alentador. En el caso del S&P, durante el primer trimestre más del 77,6% (74% hace un año) lo han hecho en línea o por encima de lo esperado. Esto significa un aumento del 13,7% en tasa anual, casi dos puntos por encima de lo esperado. Se trata ya de 18 trimestres consecutivos con sorpresas positivas en los resultados empresariales.

Visto este escenario, la pregunta es si la bicicleta seguirá en pie. Lo normal es que alguna de las referencias falle, si es que no fallan todas al mismo tiempo como suele suceder de vez en cuando en las Bolsas. Esa es, precisamente, la paranoia del momento. De ahí el derrumbe de los mercados, porque se derrumban las expectativas.
 
Y hablando de expectativas, nada peor que el mensaje ayer de Trichet en Madrid al advertir de la persistencia de los riesgos para la estabilidad de precios relacionados con el alza del crudo y la amplia liquidez en el mercado, y señalar que el BCE barajó una subida de tipos de 0,5 puntos antes de decidirse por aplicar un incremento de 0,25 puntos, hasta el 2,75%. A eso se llama echar gasolina al fuego. Lo mismo hizo la Fed, por cierto, hace dos semanas.

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Moisés Romero




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