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DESCARGAS ELÉCTRICAS PARA QUE EL CORAZÑ“N NO SE PARE

Moisés Romero - Viernes, 19 de Mayo
{mosimage}M. J. L. es uno de los mejores gestores de fondos de la Bolsa española. A punto de cumplir los 40 años, muestra un semblante tenso, pelo cano y con grandes claros. Dice que es cosa del agotamiento que le inflingen los mercados y que los grandes traders del mundo se jubilan antes de los 40. O los jubilan, que es lo que suele suceder. M. J. L. apostó hace meses por una rectificación bajista, más o menos violenta, de las Bolsas. El batacazo ha llegado y, como hecho curioso, nuestro interlocutor se muestra más afable, incluso sonríe. M. J. L. maneja cantidades ingentes de dinero en fondos apalancados y con estructuras con derivados. Considera que el corazón de la Bolsa estaba muy cansado y que para recuperar el tono son necesarias fuertes descargas eléctricas. Es la otra cara de la Bolsa.

La explicación es vieja, como el mercado mismo. Después de dos años de subida ininterrumpida, con grandes demostraciones de fuerza alcista en la mayor parte de los valores, excepción hecha de las telecos, que aún no ha llegado su hora, pero todo llegará, el corazón del mercado se muestra cansado, a punto de estallar. Antes de que ello suceda, conviene dar masajes rápidos y fuertes y, si las circunstancias lo requieren, realizar fuertes descargas eléctricas sobre el pecho del enfermo, que es lo que acaba de suceder.

Destruir para construir y siempre gana la banca en el proceso. Los que huyen despavoridos, sin entender por qué la Bolsa muerde la lona por una miserable tasa de inflación en Estados Unidos y por expectativas tibias, en cualquier caso, de nuevas subidas de tipos de interés, lo normal es que vuelvan al mercado cuando éste se haya recompuesto. Es decir, volverán a hacer las cosas al revés. Compran cuando tienen que vender y venden cuando ya es muy tarde.

Los hedge fund y fondos apalancados no saben de sentimientos, pero sí de agotamientos de las expectativas y de la necesidad de generar correctivos para luego volver a emprender la ruta ¿quién paga esto? Como siempre, los suscriptores, porque son las reglas de juego. A veces estos grandes fondos van más lejos y quiebran, con fallidos notables para los bancos que les han prestado el dinero.

Estamos, por tanto, en un mercado muy técnico al que se han ido incorporando en los últimos meses una pléyade de especuladores y jugadores a corto plazo ante el agotamiento de otras alternativas, como la inversión en ladrillos o el castillo de naipes de los bonos. Unos y otros actúan con celeridad. De ahí el resurgir de la volatilidad dormida.

¿Qué dice M.J.L., nuestro interlocutor de hoy, respecto al futuro? Que los máximos alcanzados recientemente representan serias resistencias al alza, es decir, no permiten mayores logros alcistas a corto plazo y que lo normal es que la cuerda se rompa por el lado débil de la baja. Considera que volatilidades anuales del 10% son factibles. Así, como suena, del 10%. 

 

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Moisés Romero




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