“ÉRASE UNA VEZ EL IBEX, MIL QUINIENTOS PUNTOS ATRÁS…”

  ¿Dónde estamos? ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? La historia se repite en los mercados de manera metódica, aunque los actores son diferentes. Por ello, los que se acaban de incorporar a este magnífico circo no entienden las cosas ni las preguntas y emplean su tiempo en hurgar por aquí y por allá en busca de referencias y explicaciones a asuntos tan trascendentales como, por ejemplo, los desfallecimientos súbitos que pudieran producirse en las próximas semanas...o meses.

Hay respuestas, en cualquier caso, a las preguntas anteriores. Puede decirse con márgenes de error mínimos que estamos en un mercado sobrecomprado en determinados sectores como el constructor, inmobiliario y eléctrico. También, que la mayor parte de los valores de capitalización media y pequeña han superado la lógica en las valoraciones y que Telefónica es favorita, porque a sus buenos fundamentos y multiplicadores se une el hecho de que lleva seis años en el fondo de la sopera, un término muy utilizado por los expertos en el chartismo.

A la pregunta de ¿quiénes somos? la respuesta es fácil. La Bolsa española es una Bolsa provinciana, con tendencia a convertirse en pueblerina. La concentración de poder en pocas manos deja la representatividad del mercado en pañales. Ahora más que nunca, en el mercado de valores ni están todos los que son ni son todos los que están ¿I+D? No sabe, no contesta.

Venimos, como respuesta al tercer epígrafe, de un movimiento febril por hacerse con el mango de la sartén energética, que es el primer eslabón de la cadena de la reorganización de las grandes familias españolas que mandan en el mercado de la construcción e inmobiliario. Los amos del dinero invierten ahora en negocios diferentes a los suyos y, haciendo caso omiso a lo de zapatero a tus zapatos, meten la cuchara en las eléctricas...y en algún banco, que eso ya lo vimos con los jerifaltes de Sacyr Vallehermoso en BBVA.

La última es la del millón de dólares. Se dice que entramos en un mercado muy técnico y que, después de dos años largos en los que la volatilidad ha estado ausente, el estudio de los gráficos adquirirá una relevancia especial. Poco importa que los chartistas, como los fundamentalistas, hayan fallado más que una escopeta de feria. Interesa trazar las pautas del futuro, que siempre son impredecibles, y habiendo aprendido del pasado, actuar en consecuencia. Los analistas más fríos consideran, en este escenario, que los mercados muy bien podrían hacer un alto en el camino de las subidas para sugerir una reacción técnica a la baja en los próximos días.

¿Duración de este posible movimiento corrector a la baja? Corta, dicen los más optimistas, porque existe la creencia en determinados sectores del mercado que las Bolsas aún no han dicho todo lo que tienen que decir en su recorrido al alza, de tal modo que supuestos movimientos bajistas tendrían una consistencia y duración muy limitadas. Se trata, en cualquier caso, de una premonición que siempre salta al ruedo en los momentos de mayor incertidumbre de la Bolsa.

Finalmente, lo normal es que suceda justo lo contrario de lo que la mayoría considera. 

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Moisés Romero