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“ESTO SE VEÍA VENIR”, FRASE DE MODA

Moisés Romero - Miercoles, 24 de Mayo
seveiavenir Los nuevos actores en los mercados no acaban de entender cómo los índices pueden perder en apenas una semana todo lo amasado en cinco meses y medio. La respuesta está en que la volatilidad lleva dormida dos años. Desde entonces, las Bolsas han manifestado una insensibilidad absoluta a las contrariedades del entorno. O dicho de otra manera, no han existido argumentos para subir en la medida en la que lo han hecho. Ha sido esa negativa o desprecio al entorno lo que ha encelado a la parroquia. Llega un momento en el que alguien tira de la manta y hace que las fichas de dominó caigan con estrépito. En los cenáculos y corrillos habituales el término de moda es "esto se veía venir", algo así como lo que se escucha respecto a la estafa filatélica. Claro, que cuando la Bolsa enderece el rumbo también se dirá que esto ya se veía venir.

"Esto se veía venir", pero todo el mundo estaba dentro, porque desde hace dos años los mercados han mostrado una salud envidiable y han desarrollado una coraza capaz de repeler cualquier agresión externa como el alto precio del crudo; la exaltación de las materias primas, sin distingos; las burbujas de los bonos e inmobiliarias; los ajustados resultados empresariales a las valoraciones actuales y la evolución al alza de los tipos de interés. La Bolsa ha estado mucho tiempo mirando a otra parte, como si la fiesta exterior no fuera con ella, y ha conducido a todos los inversores a sus aposentos.

Desde la semana pasada todo el mundo quiere abandonar el templo del dinero, pero no caben por la puerta. De ahí, las víctimas por atropello. Ha vuelto el efecto manada a las Bolsas. Unos y otros se miran pidiendo explicaciones del por qué del hundimiento, las razones que han propiciado tan magnífico varapalo. Unos y otros consideran que las últimas cifras inflacionistas no justifican los desmanes vividos, porque la inflación sigue siendo corta.

Tampoco están de acuerdo a la hora de convenir que el desaguisado emana de las potenciales nuevas subidas de tipos de interés, porque éstas serán, en cualquier caso muy ajustadas, a la vez que se mantendrán con promedios históricamente bajos.

Entienden los partícipes, por tanto, que salvo que exista mucha basura debajo de la alfombra, que a buen seguro existe, el argumentario que justifica la bajada es raquítico. Claro está que tampoco aguantan los mimbres que han soportado el alza continuada durante años. Por eso, se recurre a la frase esto se venía venir y todos cabizbajos, arrepentidos de lo que han hecho aunque se consuelen con el mal de muchos.

Los expertos, mientras tanto, mantienen el criterio de hace dos años e insisten en que la sobrevaloración de los activos es irrefutable y que tarde o temprano las mercaderías y acciones ajustan precios y volúmenes a la realidad. Lo malo de este fenómeno es que se produce de una sola vez, sin dar tiempo a reaccionar. Los de ahora son ajustes de minicrash, incluso de crash en algunos valores. 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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