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VOLADURA CONTROLADA O EXPLOSIÑ“N TOTAL

Moisés Romero - Miercoles, 07 de Junio
voladura Uno de los gurús más influyentes de la Bolsa española alerta desde hace varios meses de la inflación de activos y de la corrección obligada que se producirá más pronto que tarde. Inmuebles, bonos, acciones, commodities, metales y chatarra han subido al alimón, sin distingos ni vasos comunicantes. Por eso, ahora hacen lo contrario, también al mismo tiempo. En este movimiento corrector de excesos anteriores la clave está en el desarrollo ordenado o, como ha sucedido hasta ahora, en el caos operativo, en las explosiones de ventas incontroladas, que tantos y tan perniciosos efectos colaterales desarrollan. El recién nombrado presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos parece no temer los grandes desastres en los mercados y por eso insiste en que los tipos deberían subir 0,5 puntos en lugar de los 0,25 puntos de rigor, porque la inflación subyacente amenaza. De puertas adentro de los mercados, la preocupación, en cualquier caso, está en la capacidad de maniobra de los participantes, siempre temerosos de los efectos dominó.

Lo hemos destacado aquí hace unos días ¿Será capaz Bernanke de manejar los mandos de la nave con la misma o parecida habilidad que su antecesor Greenspan? ¿O acaso los cometidos del nuevo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos son otros y ha sido elegido, precisamente, para coger el toro de la inflación de activos por los cuernos, algo que no supo o pudo ejecutar Greenspan? Una pregunta más ¿en qué fase de ejecución de maniobras monetarias se encuentra la máxima autoridad monetaria de Estados Unidos dado que Bernanke refresca rápido la memoria a los mercados cuando éstos se olvidan de los grandes problemas del momento?

El argumentario, el porqué de los desmanes y desastres bajistas de las últimas semanas los conocemos de sobra. Es el miedo a la inflación el que ha puesto en guardia a los guardianes del control de precios. Los salarios comienzan a perfilar tensiones, lo mismo que los precios finales que almacenan las empresas antes de que las mercaderías lleguen al consumidor. Hay pánico, asimismo, al estallido incontrolado de las dos grandes burbujas, la inmobiliaria y la de los bonos, ahora que la nueva aversión al riesgo de invertir en Bolsa ha provocado la traslación del dinero hacia los bonos y sujetado los precios de los inmuebles.

Volver a empezar seis meses después. La mejora de la Bolsa había aliviado un tanto la situación de los mercados de bonos y de inmuebles por el flujo de dinero desde éstos a la renta variable. O sea, que la Bolsa, sin pretenderlo, se había convertido en el antídoto contra otras burbujas, sin considerar que quizá ella misma era otra gran burbuja. Ahora, con la caída de los precios de las acciones, la curva de tipos de interés a largo plazo ha vuelto a invertirse y el dinero a fijarse en los inmuebles o, si se prefiere, a no abandonar esta parcela.

Observadores, operadores, inversores y participantes en el mercado en general conocen este fenómeno, porque han vuelto a sufrirlo en carne propia. Lo que preocupa ahora es la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos, dado que la Bolsa ha sido capaz de borrar de un plumazo las ganancias acumuladas con esfuerzo durante meses. Hay miedo al desorden operativo, al caos, a que la voladura esté fuera de control. Los hedge funds y los derivados propician, precisamente, esta situación. La reflexión siempre llega tarde, porque todo se produce a velocidad de vértigo. 

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Moisés Romero




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