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LOS CAZADORES DE GANGAS, CAZADOS

Moisés Romero - Martes, 27 de Junio
trampo En la retórica de hace unos días, en la confusión eterna del valor y el precio, abundan otros palabros bursátiles, que como setas en otoño, surgen de lo más profundo del mercado cuando los varapalos han sido especialmente intensos. El término cazador de gangas lo acuñó un banquero de principios de siglo pasado. Hizo célebres otras frrases como comprar al ruido de los tambores y vender al son de los violines; entrar en el mercado cuando las manos débiles tiemblan de miedo y salir cuando tu limpiabotas o ama de llaves te recomienda éste o aquél valor bursátil. La reciente secuencia bajista de la Bolsa ha puesto en guardia a los más optimistas. Rápido divulgan contenidos e indicaciones sobre el precio de ganga de éste o aquél valor. Con frecuencia, los cazadores de gangas son cazados, caen en su propia trampa, porque en la actualidad resulta difícil concluir que la Bolsa, precisamente, está barata. Se sabe, también, que hay cierta tendencia a vender la piel del oso antes de cazarlo.

Una cosa es la volatilidad creciente y el regate en corto que propician movimientos convulsivos como los actuales, con la certeza de que los procesos nunca son unidireccionales y que son lógicos los dientes de sierra, y otra la aceptación de que tras los reajustes las acciones están baratas y que las gangas abundan. Para dar por bueno este sentimiento lo principal es conocer el futuro y el futuro es inexcrutable.

Queremos decir que comportamientos y actitudes del pasado no garantizan los mismos procesos en el futuro, y al revés. El comportamietno actual de los mercados, tanto el del de acciones como el de commodities, inmuebles, bonos y otras mercaderías, está condicionado por la etapa anterior, que Greenspan llamó de exuberancia irracional. Es decir, por la sobrevaloración de los activos. No está demostrado, por tanto, que los reajustes de ahora hayan dejado las cosas en su sitio, aunque, como siempre, habrá compañías que lejos de morir en el campo de batalla se erigirán con más fuerza, pero ese no será el encuadre general.

La época de vacas gordas ha propiciado la convivencia pacífica de varios factores, entre los que destacan los tipos de interés excepcional e históricamente bajos y la mejora progresiva de los resultados empresariales. En ambos casos, los puntos de partida eran justamente lo contrario. Se trata ahora de buscar los promedios históricos en los dos casos y de ajustarlos de manera conveniente a las valoraciones actuales.

Por eso, hablar de gangas sólo puede limitarse a filtreos especulativos del momento sin que deba extrapolarse al conjunto. Los mercados han entrado en una fase de corrección de valoraciones, que implica ahora un mejor y más detallado análisis. La búsqueda de la neutralidad histórica es algo que no se consigue de la noche a la mañana. 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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