La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Working Paper AJ47/1T ? 7

Santiago Niño Becerra - Jueves, 29 de Junio

(For Your Eyes Only)

Los meses del período comprendido entre el 2010 y el 2012 fueron los más duros de la crisis. Los Gobiernos, ante las crecientes protestas sociales, optaron por una medida similar a la adoptada con respecto a los licores alcohólicos durante la década de 1930: debido a sus efectos sedantes, el consumo de marihuana fue legalizado.

Entre los años 2012 y 2015 fue implantada una completa regulación de la economía, regulación que fue aceptada por la población debido al cansancio provocado por la penuria existente. Paralelamente comenzó a facilitarse a la población el acceso a bienes y servicios a precios subvencionados; a la vez, una multiplicidad de canales de TV centrados en el entretenimiento fueron ofrecidos a las ciudadanías de forma gratuita. Por su parte, la eutanasia fue legalizada en, prácticamente todos los países, y su uso generalizado.

En aquel entorno depresivo, la figura de la gran corporación emergió con fuerza, fundamentalmente, porque el Estado fue, rápidamente, quedando vacío de contenido al dejar de poder desempeñar sus funciones tradicionales debido a la caída operada en sus ingresos. Por el contrario, las grandes corporaciones vieron aumentar su poder real a medida que fueron ejerciendo un creciente abanico de roles anteriormente desempeñados por los Estados.

La paulatina desaparición de la figura del Estado fue, posiblemente, el signo más evidente de que el antiguo sistema se estaba muriendo. Visto desde la perspectiva que brindan los 55 años transcurridos desde la finalización del período de crisis iniciado en el 2010, la toma del poder por parte de las grandes corporaciones fue totalmente lógica. A medida que los recursos fueron haciéndose más escasos y fueron siendo implantadas políticas de compartimentación -en un escenario, no lo olvidemos, crecientemente regulado a fin de optimizar la asignación y la utilización de unos recursos cada vez más escasos-, las estructuras organizativas altamente eficientes de las corporaciones se demostraron mucho más preparadas para moverse en y llegar a lugares que los Estados ya no podían alcanzar.

A comienzos del 2015, la situación a nivel mundial mostraba ya una cierta estabilidad, lo que permitió poder diseñar un nuevo escenario sin la presión que suponía la lucha por la pura supervivencia. Nuevas ideas en el plano biotecnológico y avances significativos en la consecución de la energía de fusión favorecieron esta, aún débil, sensación de estabilidad.

Llegado el 2018 el período de crisis pudo darse por concluido, aunque el panorama que en todo el planeta podía observarse mostraba una imagen de desolación que, en gran medida, chocaba con la aparente tranquilidad con que la empobrecida población afrontaba sus carencias.

De todos modos, y aún partiendo de la base de que los efectos de la crisis habían impactado negativamente en todo el planeta, dichos efectos llegaron a variar bastante dependiendo de los países y áreas de referencia.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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