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TIJERETAZO AL DÉFICIT, LO HA DICHO BUSH Y PUNTO REDONDO

Moisés Romero - Jueves, 13 de Julio

tijeras El Emperador no ha hablado en esta ocasión de la tensión geopolítica a nivel internacional sino de asuntos de especial relevancia económica, esos que tanto animan o deprimen a los mercados. Todos los que seguimos el día a día, minuto a minuto de la Bolsa, sabemos que en el prorpoceso de formación de las cotizaciones bursátiles influyen muchas variables. A los factores que denominamos endógenos, como son, entre otros, el estado de salud de las empresas cotizadas y sus expectativas de futuro, hay que sumar los exógenos, como son las variables económicas. Desde hace años planea sobre los mercados el fantasma de un déficit presupuestario estadounidense creciente, como una bola de fuego fantasmagórica a punto de caer sobre la faz de las Bolsa. Dice Bush ahora, no obstante, que todo está controlado. Punto redondo.

Como siempre una cosa son los buenos contratos y las mejores intenciones, las expectativas de bonanza de los asuntos económicos, y otra la realidad, con frecuencia terca y tozuda, con comportamientos justo en la parte contraria de lo esperado. Lo mismo sucede con la Bolsa como hemos podido comprobar en los últimos días. Es lo que se llama ley del sentimiento contrario: basta que todo el mundo se ponga en una misma dirección, o apueste por ella, para que los índices giren en sentido inverso. Bush en cualquier caso quiere tender una mano amiga a las Bolsas.

Lo acaba de anunciar la Casa Blanca. Ha dicho que el déficit presupuestario será reducido en el actual año fiscal hasta los 296.000 millones de dólares (el 2,3% del Producto Interior Bruto del país), un recorte mayor del esperado gracias al aumento de los ingresos fiscales procedentes de las empresas y de las grandes fortunas. Esta cifra es significativamente menor que la previsión ofrecida el pasado mes de febrero por la Administración del presidente George Bush de un déficit de 423.000 millones de dólares, pero representa una modesta mejora sobre el déficit de 318.000 millones del pasado año 2005.

 

Los números expuestos constituyen una proyección de fondo que podrá cumplirse o no. Lo mismo puede decirse de su análisis. Unos considerarán que los datos son rigurosos y que llevan a la economía de Estados Unidos por el buen camino y otros, que los esfuerozos son muy tibios, endebles y que los mimbres de la cesta de la primera economía del mundo amenazan con romperse en cualquier momento. Unos y otros, no obstante, han de admitir que el encuadre del déficit presupuestario y su ponderación del 2,3% del PIB permiten ver las cosas con mayor calma, sin miedo a que las políticas monetarias vayan más lejos de lo normal.

 

Ahora que los mercados están obligados a salir de caza y dejar la siesta, porque se ha abierto la veda de la presentación de resultados y crece la tensión geopolítica, auncios como el de la Casa Blanca en cuestiones de déficit presupuestario deben ser cotizados en su justa medida. A veces, sin embargo, los mercados dejan éstas y otras cuestiones para momentos concretos, para más adelante. Quizá suceda ahora lo mismo.

  

 

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Moisés Romero




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