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LAS MALAS NOTICIAS ECONÑ“MICAS SON SIEMPRE MALAS NOTICIAS

Moisés Romero - Jueves, 17 de Agosto
Hemos vuelto a escuchar en el ecuador de agosto una perorata sorda, para la mayoría abrumadora. Los malos resultados económicos, dicen analistas de prestigio, son buenos para la Bolsa, y al revés. Lo mismo sucede con las guerras, como si los mercados de acciones estuviesen acostumbrados a intercambiar posiciones con frenesí en medio de la carnicería. Se trata de una verdad a medias, porque, en efecto, hay periodos de coincidencia de mayor o menor duración en los que las Bolsas suben con fuerza a medida que crecen los desafíos en el exterior y peores son las circunstancias económicas del momento, como el aumento del paro o la caída del consumo privado. No obstante, la vida de este disparate teórico es corta, porque las malas noticias económicas siempre arrastran a los mercados, y al revés.

A la mayoría se les abren las carnes cuando leen o escuchan pláticas acerca del comportamiento alcista de las Bolsas cuando peores son las circunstancias del exterior. Ejemplos de ahora están encarnados en la guerra atroz en Oriente Próximo, que ha vuelto a disparar los precios del petróleo, o el respingo alcista que dieron los mercados el viernes 4 cuando se supo que el paro había crecido en Estados Unidos. Muchos se frotan los ojos con la dos manos, se pellizan para ver si es un sueño.

Es la realidad, no un sueño. Las cotizaciones de las empresas suben de manera proporcional, en ocasiones, al número de muertos en las guerras y al alza incontenible de los precios del crudo. La explicación es una: la apuesta de que las autoridades monetarias del mundo volverán a abrir la espita del dinero alegre y confiado, con vuelta atrás en los tipos de interés. O sea, que conforme se desgastan los indicadores económicos en Estados Unidos y más débil es el pulso de la economía más importante del mundo, mayores beneficios bursátiles cabe esperar.

La duración de este despropósito es más o menos larga, pero siempre fracasa. Tarde o temprano prevalecen los fundamentos económicos. Los periodos de coincidencia lógica de los mercados con la economía real son más largos que los momentos, como el actual, de caos, confusión y contradicciones entre lo que hacen unos y otros. Es decir, a  buenos fundamentos económicos se corresponde simpre una favorable evolución bursátil, y al revés.

Aquí y ahora, como siempre, lo importante es acertar con la duración del paréntesis, cuándo se ha abierto y cuandos se cerrará para no quedar atrapado en la nebulosa. En cualquier caso, el deterioro de las expectativas conduce a estados de ánimo más negativos para los partricipantes en los mercados. Aconsejan los sabios en estas cirunstancias dejar hacer, dejar pasar.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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