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Así sólo vamos a un lugar, ¿por qué no cambiamos ya de vagón? – y III

Santiago Niño Becerra - Viernes, 04 de Mayo

¿Ejemplos?, ¿hechos de lo que decíamos ayer y anteayer?. Lean.

La inversión extranjera se está yendo de España, en deuda pública, pero no sólo. Son muy curiosas las razones que los inversores esgrimen para justificar esas salidas. Un alto nivel de Pimco decía (El País 01.05.2012, Pág. 15) que los motivos de tales abandonos son la pérdida de competitividad de la economía española, el creciente nivel de deuda pública y la debilidad de la banca. Veamos.

La productividad lleva cayendo en España desde que España empezó a ir bien: cuanto mejor iba España peor era su productividad, luego menos competitiva era (es ahora, cuando el desempleo se está disparando, cuando la productividad está aumentando). Es cierto que la deuda pública está aumentando, pero España no tiene un problema de volumen de deuda pública, tal vez a lo que se refiera el gestor es a que no está claro que España pueda pagar lo que debe. Y la banca, bueno, en el 2007 ya estaba cuajada de los préstamos que le habían hecho para pudiera financiar el boom español, la diferencia con entonces estriba en que la tasa de impagadosidad no cesa de crecer.

Pienso que lo que en el fondo sucede es mucho más simple que eso: España ha dejado de ser fuente de negocio, por lo que hay que emigrar a otro sitio que lo sea. No olvidemos que en el planeta sobra dinero, perdón, sobran bits-que-aceptamos-que-tienen-valor-monetario, y hay que sacarles partido. España, en el 2000, con el euro, se convirtió en un lugar virgen del que sacar rentabilidades estratosféricas, y esos bits vinieron a España. Ahora que el negocio se ha acabado … adiós España, pero recuerda: paga lo que nos debes.

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Una de las cosas buenas -y no lo digo con terceras, de verdad- que tiene esa cosa elaborada por el Gobierno del reino denominada Programa de Estabilidad es la de que está denominando a las cosas por su nombre; otra que dibuja muy bien donde va España, es decir, cual es el futuro que para España ha sido diseñado en base a sus posibilidades reales, y lo cierto es que a medio plazo ese futuro es muy triste. La Pág. 16 de El País del 01.05. 2012 lo describe muy bien.

 

El Gobierno argumenta en su Plan de Estabilidad, ¡Huy!, perdón, Programa de Estabilidad, en que estaría yo pensando, que en España, cuando llega una crisis, el ajuste en el mundo del trabajo no se hace vía reducción de salarios sino a través de despidos. ¡Evidentemente!, ¿ahora se enteran?. El modelo productivo español es estacional, precario, cíclico, y produce bienes y servicios de bajo valor; las crisis reducen la demanda de esos bienes y servicios y como la empresa española no está capitalizada y por ello su productividad es baja, la demanda de trabajo cae y el paro aumente. Lo hemos dicho tantas veces que aburre. Por eso es imposible crear demanda de trabajo por ley.

Dice el Programa: “La negociación de los salarios en condiciones más competitivas, la mitigación de los mecanismos de persistencia de los salarios nominales [las cláusulas de garantía salarial], así como unos costes de utilización de los servicios del trabajo menos onerosos para la empresa [indemnizaciones por despido mucho más bajas] redundarán en una menor destrucción de empleo” (Misma fuente). ¡No!, se contrata a quien se necesita pagando el precio de mercado de ese momento. ¿Por qué los miembros de este Gobierno que cuando ‘España iba más que bien’ estaban en la oposición no avisaron de las aberraciones del modelo de contratación cuando la tasa de paro española -virtual- se hallaba en el 7,8% y el Estatuto de los Trabajadores era el que era?. El paro seguirá aumentando mientras la demanda de trabajo no precise más factor y mientras la oferta de trabajo siga siendo la que es. Bajarán los costes laborales -salarios más cotizaciones sociales- pero la demanda de trabajo no crecerá porque lo que posibilitó ese 7,8% ya no volverá jamás.

Continúa diciendo el programa: “Este cambio estructural (…) permitirá conseguir a medio plazo una correlación mucho más ajustada entre salarios reales y productividad” (Misma fuente). Esta afirmación es crucial, de una importancia capital, porque define lo que España va a ser en base a lo que puede ser teniendo en cuenta lo que es.

España no va a diseñar sistemas computerizados para la administración de radioterapia, ni encimas que permitan acelerar el crecimiento del maíz, ni compuestos que aligeren el peso y la duración de la madera reciclada que se use en la construcción de muebles, o, al menos, ni se van a diseñar en toda España ni van a servir para ocupar a la inmensa mayoría de esos pronto-seis-millones de desempleadas/os españolas/es. España, por si alguna duda quedaba, sirve para hacer lo que hace, para generar el tipo de PIB que genera, y eso, con la población activa que España tiene -que es menor de la podría ser pero mucho mayor que la que demanda de trabajo puede absorber- va a suponer un nivel de paro estructural muy elevado, mucho: de entre el 14% y el 16%: porque esa población activa no va a poder ser absorbida; y salarios reducidos: porque la productividad de España es baja y también lo es el valor de lo producido.

Ahora se está dibujando el futuro a medio plazo de España: unas pocas zonas generadoras de alto valor, unas cuantas (pocas) de valor medio, y el resto. Los salarios se acabarán ajustando a la productividad, pero como en la mayoría de España esa productividad será muy baja debido al tipo de PIB generado y a la baja capitalización de las empresas, puede deducirse el nivel de salarios que va a lucir en la inmensa mayoría de España, y de desempleo, claro.

¿El poder adquisitivo de la ciudadanía?. Imagínenselo: en el sexto sótano. Por eso se ha estado diciendo que la salida a la crisis estaba en las exportaciones: se rebajan las condiciones salariales y laborales en España para ganar competitividad reduciendo precios de venta y se vende fuera lo que aquí casi nadie puede comprar; el problema es que para eso te lo tienen que comprar y quienes podrían también están cada vez peor: con menos renta y menos crédito.

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¡No hay dinero! ¡No hay dinero! De ahí los recortes, las podas. Pero si no hay dinero porque los ingresos públicos han caído, ¿por qué no se reinstaura -de forma provisional, naturalmente- el Impuesto sobre Sucesiones que algunas regiones eliminaron o disminuyeron?. En Catalunya, por ejemplo, sólo son 120 M de nada, pero algo es algo, ¿no?.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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