Buenos Aires - Estocolmo - Reus
Santiago Niño Becerra - Miercoles, 06 de Agosto Empecemos por Argentina. La presidenta de la República Argentina, la Sra. Cristina Kirchner, ha manifestado su intención de que se firme un nuevo pacto social, es decir, de que el capital y el trabajo rubriquen un acuerdo nuevo que estabilice la situación económica y social argentina y redunde en una mejora de las condiciones sociales. Mientras estaba leyendo diversas informaciones en relación al tema vino a mi memoria un pacto firmado hace casi 70 años a miles de kilómetros de Buenos Aires, un pacto que tuvo muy hondas repercusiones en las décadas siguientes.Este año se cumple el 70у”šÑ‚º aniversario de los Acuerdos de Saltsjíт¶baden, firmados en 1938 entre la patronal sueca y los representantes del sindicato Landsorganisationen, LO, el mayor de Suecia, con el Estado como garante y moderador, auténtica primicia en el escenario económico-social capitalista, e iniciador de lo que posteriormente fue conocido como el Modelo Sueco.
A pesar de que el sector agrario desempañaba un papel fundamental en la economíÑ‚Âa sueca, desde finales del siglo XIX se estaba produciendo un crecimiento muy fuerte de las actividades industriales, a ello contribuyó la inversión extranjera. Evidentemente, esa mayor actividad industrial tuvo su reflejo en la creciente explotación de la clase obrera y en los, también crecientes, actos reivindicativos de los trabajadores industriales, pugna que alcanzó su punto álgido en 1931 con la Tragedia de í...dalen, cuando, en los actos del DíÑ‚Âa del Trabajo, cinco mineros que participaban en una manifestación fueron abatidos por los disparos del ejército.
La evolución de los hechos llevaron a la sociedad sueca a la conclusión de que era imprescindible un acuerdo que satisficiese a todas las partes, un acuerdo que permitiese a la burguesíÑ‚Âa desarrollar sus actividades económicas con la certeza de que la paz social estaba garantizada, que permitiese a los trabajadores obtener las mejoras sociales que reclamaban, y que diese al paíÑ‚Âs la imprescindible estabilidad que su crecimiento económico reclamaba. BurguesíÑ‚Âa y trabajadores se reunieron en 1938 en el hotel de Saltsjíт¶baden con el Gobierno (socialdemócrata) como garante.
Si me he extendido narrando la génesis de los acontecimientos que dieron lugar al Modelo Sueco, paradigma de protección social hasta mediados de los 70, es debido a que, pienso, la Señora Presidenta de Argentina pretende llegar a unos acuerdos muy semejantes a aquellos a los que en 1938 llegaron la patronal y los trabajadores de Suecia. No se puede negar que similitudes entre ambos casos las hay, pero, entiendo que, las diferencias entre la situación argentina del 2007 y la sueca de 1938 son mucho mayores.
De entrada, las épocas. La Suecia de los años 30 se hallaba inmersa en un proceso de crecimiento de base industrial en un escenario mundial en el que la industria era la protagonista incuestionable y en el que las fronteras eran elementos muy sólidos y poco permeables; por su parte, la Argentina de los 2000 es un paíÑ‚Âs cuya economíÑ‚Âa, desde hace muy pocos años, se está viendo beneficiada por la creciente demanda de bienes agríÑ‚Âcolas pero que no cuenta con subsectores generadores de alto valor en un mundo ya sin fronteras. Por otra parte, Suecia, en la década de los 30 era un paíÑ‚Âs estable en términos económicos, dividido en dos clases sociales pero muy cohesionadas, con un Gobierno sólido; Argentina en los 2000, en cambio, es un paíÑ‚Âs con unas tensiones inflacionarias tremendas, con un sindicato mayoritario con desavenencias en su seno, con un Gobierno histórica y excesivamente cautivo de una filosofíÑ‚Âa políÑ‚Âtica. Para terminar, en 1938 Suecia podíÑ‚Âa aspirar a que todos los integrantes de las partes firmantes se beneficiasen de los acuerdos debido a la dinámica del momento, sin embargo, hoy, Argentina ni siquiera tiene la seguridad de que estos posibles acuerdos puedan llegar a firmarse.
El tiempo lo dirá.
“¿Y Reus?”, se preguntarán Uds. “¿qué pinta en esta historia?”; pues nada, simplemente lo he incluido en el tíÑ‚Âtulo debido a que, mientras lo estaba escribiendo, he recordado aquella pegatina que, muchos años ha, lucíÑ‚Âan algunos 600s en su luna trasera: “ParíÑ‚Âs - Nueva York - Reus”.
(Los comportamientos de las personas son curiosos. En The UK las cosas de la economíÑ‚Âa no pintan bien, pues bien, en el último opinión poll los conservadores han sacado una ventaja de 20 puntos al New Labour; como consecuencia de ello Mr. Milliband, el responsable de Exteriores, viene a decir que él lo haríÑ‚Âa mejor que Gordon Brown. DecíÑ‚Âa que los comportamientos son curiosos. Las próximas elecciones británicas -si llegan a hacerse: la crisis va a alterar profundamente el modo de funcionar en políÑ‚Âtica- las ganarán unos u otros pero las cosas seguirán su curso porque, como van, no depende de quien gobierne: es una crisis sistémica: los políÑ‚Âticos de The UK parece que tampoco lo han aprendido).
(“Empleabilidad”, ¿se acuerdan?. Fue un invento, del Modelo de Oferta, allá por los 80. DecíÑ‚Âa que la persona que queríÑ‚Âa ser empleada debíÑ‚Âa hacer lo necesario para que la empleasen: ¿habíÑ‚Âa que hacer el pino vestido de verde fosforito, pues vale, teníÑ‚Âa que hacerlo si queríÑ‚Âa ser contratado?. Luego, en los 90, se dio una vuelta de tuerca al concepto, pero no llegó verdaderamente a aplicarse porque vino el boom de la burbuja puntocom, primero, y del hipercrédito, después; era un concepto por el que la persona que deseaba/necesitaba ser empleada debíÑ‚Âa demostrar a quien queríÑ‚Âa que le contratase que se le necesitaba; ¿síÑ‚Â?, pues ya hemos vuelto a lo primero: el Secretario de Estado de la Seguridad Social del Reino: “los extranjeros son más empleables”: aceptan más.
El Señor Ministro de EconomíÑ‚Âa del reino, comentando los datos de la población ocupada, dijo, ayer, que mucha gente tenia trabajo; ¿cuánto valor añadido genera esa gente que tiene trabajo?, ¿qué expectativas tiene esa gente es su trabajo?.
En el reino la ciudadaníÑ‚Âa está preocupada hoy, no ayer, y ya saben: “de aquellos polvos !”. ¿Es imbécil la ciudadaníÑ‚Âa?; no: no se le dice la verdad porque eso es lo conveniente. Entonces, ¿qué hacer en este primer aniversario?, explicar a la gente lo que hoy está sucediendo, lo que va a suceder a partir de Noviembre, la hecatombe que acontecerá a partir de mediados del 2010; y ver con qué es con lo que, en realidad, se cuenta, y repartirlo eficientemente (subrayado)).
(Paris. Lo dicho: Francia ha conseguido crear algo, venderlo y que se lo paguen muy bien: Lugar: la terraza de un bar urbano (bueno, ya saben el concepto francés de “terraza de bar urbano”: sillas empotradas una junto a otra y contra una pared y minimesa); el bar: Le Royal Orsay, junto al museo, “pero está en Saint Germain des Prés”; ya sé, ya sé; pero por un agua tónica y una botella pequeña de agua, 8,10 у¢Ѣ€šт¬; síÑ‚Â han leíÑ‚Âdo bien. A eso me referíÑ‚Âa: han conseguido fabricar algo y venderlo a precios exorbitantes, y su turismo se lo paga; el reino está a años luz de eso. La economíÑ‚Âa francesa va a sufrir, claro, porque ir a ese museo y tomarse una tónica y una botella de agua no será necesario, pero tampoco lo será aquíÑ‚Â, y eso que aquíÑ‚Â cuesta mucho menos).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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