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EL PERIODO 2007 - 2018. LA CRISIS DEL 2010 (6)

Santiago Niño Becerra - Lunes, 12 de Marzo ilustraciónA principios del cuarto trimestre del 2009, Gobiernos, instituciones y grandes corporaciones llegaron a la conclusión de que la solución se hallaba en la estricta delimitación de la vida económica y social, lo que dio lugar a la promulgación de una catarata de normativas regulatorias que deshizo y superó los procesos desreguladores puestos en marcha en la década de los 80 del siglo XX. Este enfoque tuvo la particularidad de hacer creer a los rectores económicos y sociales, asíт­ como a la población en general, que se habíт­a hallado un camino para superar la parálisis en la que se encontraba sumido el sistema. Paralelamente, se produjo un incremento de la cooperación -que no de la solidaridad- a nivel internacional.

En cualquier caso, la sensación de haber hallado un camino tuvo una corta duración. A lo largo de los años que median entre en 2007 y el 2009, y a todas las instancias, se habíт­a estado promoviendo la idea de que la supervivencia debíт­a ser el motor que impulsase ese tránsito que se pensaba -se queríт­a creer- seríт­a breve. El problema radicaba en que los fundamentos del sistema, del Capitalismo, casaban muy mal con el estado de cosas en esos momentos vigente en el planeta.

A finales del 2009, y a pesar de las medidas adoptadas, la percepción generalizada era la de que (por utilizar otra expresión de la época) “las cosas no iban bien’. En Enero del 2010 se produjeron las primeras manifestaciones de una situación de crisis que, a partir de Mayo, ya se hizo evidente: en muchas zonas, fue implantado el racionamiento de una serie de bienes, caso del petróleo y de la mayoríт­a de las entonces denominadas “commodities’ (Ver Anexo V), asíт­ como de numerosos servicios, lo que se complementó con alzas en sus precios a fin de forzar la reducción del consumo.

La capacidad de competir, la competitividad, se agotó debido a la escasez de bienes y servicios por los que competir y con los que competir, lo que supuso el punto final de la filosofíт­a que habíт­a nutrido el concepto de “emprendedor’.

Esta oleada de acontecimientos tuvo un impacto demoledor sobre los Mercados de Valores. La cotización de las acciones de la inmensa mayoríт­a de las compañíт­as, se hundió, hundimiento que afectó a todos los productos financieros y al sistema bancario; a finales del 2010, los niveles de negocio en todos los Mercados de Valores del planeta se habíт­an reducido a niveles puramente testimoniales.

Como consecuencia de todo lo anterior, el desempleo aún se incrementó más, lo que puso de manifiesto la existencia de un exceso de población que no podíт­a ser empleada; a ello contribuyó las oleadas migratorias producidas en décadas anteriores desde Latinoamérica hacia Estados Unidos y Canadá, y desde Africa y los Paíт­ses del Este hacia Europa. Ciertos barrios de varias ciudades fueron convertidos en guetos permanentemente vigilados, en los que esa población excedente llevó una existencia marginal. Donde mayor incidencia alcanzó este fenómeno fue en las ciudades estadounidenses.

A mediados del 2011, la crisis alcanzó su máxima extensión y su mayor virulencia.

(Continúa mañana)

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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