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Chica

Santiago Niño Becerra - Jueves, 24 de Octubre

Me la presentaron hace unos días, en una ciudad española. “Te interesará su historia”, me dijo quien nos presentó.

Tiene 26 años. Es arquitecta, con su proyecto presentado. Colegiada. Por las mañanas trabaja en un despacho de arquitectura donde no le pagan prácticamente nada: “Para hacer currículum”, me dijo. Por las tardes en una empresa, de introductora de visitantes e invitados: “Hay que vivir”, comentó. Su pareja: es suizo. Ingeniero informático: “Él lo tiene mejor que yo”, puntualizó.

A principios del año que viene ambos se van a Suiza: “Aunque no me importaría irme a otro sitio. Aquí las cosas están imposibles”. Le sugerí que no se fuesen sin tener algo hablado, algo medianamente apuntalado, que ir a la aventura es complicado. “No. Primero veremos cómo están las cosas”. Otros lugares, ¿cuáles?. “Brasil está acabado. Tengo amigos en Brasil que se están yendo, a Perú, a México”.

Nos despedimos: le estaban llamando desde recepción.

Mientras esperaba a que me atendieran recordé aquella brevísima conversación. España: algo muy gordo, muy profundo y muy malo sucede en un país en el que una persona de 26 años dice y vive lo que esa chica me dijo. No es un tema de política, ni de colores; es algo muy hondo que viene de muy atrás.

Los emergentes. Brasil: ¿recuerdan cuando hace nada una cohorte le colocaba como una de las economías del siglo XXI?. Y el resto …

Y a mi mente vinieron las palabras de Ana, 27 años, la protagonista de “Los años dirán” (Andrea Jaurrieta, 2013) dirigiéndose a Iván, su pareja, mientras visitan el apartamento cuya escritura acaban de firmar en el esqueleto del  bloque en el que este se halla: “Nos educaron para creer que llegaríamos lejos, y lo peor es que nos lo creímos”.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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