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¿Cómo se puede romper el euro?

José Luis Martínez Campuzano - Martes, 26 de Junio

Hace poco he participado en una encuesta entre economistas sobre las consecuencias de la ruptura del Euro. Cuatro años atrás hubiera sido imposible plantear una pregunta de este tipo.  Dos años atrás hubiera sido extraño. Unos meses atrás, casi de mala educación. Ahora, por el contrario, es de lo más normal aunque lo cierto es que las potenciales consecuencias son tan negativas, de hecho tanto que posiblemente no las podamos realmente valorar en su justa medida. Con todo, merece la pena realizar el ejercicio si con ello se consigue que los gobiernos sean conscientes de los peligros de no tomar las decisiones adecuadas en el momento adecuado. Dicho esto, la realidad es que la salvación del Euro a medio y largo plazo pasa por la integración fiscal y política que no se hizo en su inicio. ¿Y la financiera? Este proceso ya se ha iniciado.

Pero no será fácil. Lo que no significa inclinarse a lo aparentemente más factible como es optar por confundir el tiempo muerto en los ajustes con la mejora económica que los hará más fáciles en el futuro. En definitiva, de la misma forma que a nivel europeo se tomarán medidas de solidaridad financiera (que no mutualizar deudas....posiblemente la supervivencia del Euro pase en algún momento por un reparto de perdidas de la deuda que sea insostenible) a nivel nacional se perderá soberanía. No hay tabúes ya. Y lo serán menos en el futuro. Así, el Euro en mi opinión seguirá siendo un a realidad en el futuro pero con países que hagan sacrificios para avanzar y otros que decidan quedarse en el camino. Para estos últimos, la permanencia en la Unión Europea les hará factible que lo intenten de nuevo en el futuro.

¿Qué que puede significar la ruptura del Euro? Desajustes de balance en empresas, entidades financieras y sector público; quiebras; controles de capitales y marcha atrás en la integración financiera; devaluaciones competitivas; recesión; retroceso en la globalización a nivel mundial; proteccionismo; tensiones sociales y políticas. Lo dicho: probablemente no tenemos ni tendremos muy claro a que nos atendremos en un escenario de este tipo. ¿Seguridad jurídica? Lamentablemente no sería la prioridad para las autoridades. Y no podría serlo.  Sí, es bueno pensar en todo ello ante la tentación por parte de algunos de recuperar las viejas monedas para aprovecharse de la devaluación como ventaja competitiva sin reparar en que en la mayoría de los casos son economías demasiado cerradas para compensar el resto de las consecuencias. De hecho, por muy abiertas hacia el exterior que sean nunca podrá compensar los costes: seguirían siendo enormes. En este sentido observo con cierto interés todo el debate creado sobre la decisión de Islandia de dejar caer a sus bancos e impagar las deudas contraídas por ellos. Una decisión que no fue tal: simplemente no había alternativa. La recuperación del crecimiento en los dos últimos años es una buena noticia, aunque no puede compensar los costes a medio y largo plazo (aún se mantiene en conflicto con las autoridades de Holanda y UK...limitado acceso a la financiación internacional) y no se puede extrapolar al resto debido a su tamaño y la segmentación de la economía en pesca y producción de energía hidro y geotérmica.

Pero, ¿cómo se podría romper el Euro? Antes de nada debemos recordar que en estos momentos no se contempla que un país lo deje o sea expulsado (sí en el caso de la EU, podría dejarlo). Pero no hay obstáculo para que un país, haciendo uso de su soberanía, cree una moneda, fije un tipo de cambio de conversión y lo aplique a los contratos bajo ley doméstica. En paralelo, se podrían aplicar controles de cambios para limitar la salida de dinero (depósitos) de la economía. Al final, la salida efectiva del país sería cuestión de tiempo. ¿Y el resto? Es evidente que el resto de la eurozona reaccionaría creando las conclusiones que minimizarán el impacto de la salida del país. Y si este es relativamente pequeño, quizás tendrían éxito. Me refiero a financiación del ECB y a solidaridad del resto de los países más fuertes frente a los débiles. La cuestión de fondo sería clara: ¿crearía un precedente a medio plazo la salida del primer país? Al final, bien porque tuviera éxito la salida del país en cuestión, invitando de forma implícita al resto; bien porque la zona EUR seguirá  avanzando de forma demasiado lenta en la unión fiscal y política, cuando  el paso del tiempo podría reducir más el acuerdo político para mantener el Euro. Y esto sin contar con la posibilidad, quizás la más remota de todas, que fueron los países centrales los que asumiendo que el coste de mantener el Euro es mayor que el romperlo optaran por esto último. De nuevo, si la convergencia política fuera demasiado lenta.

El resto, ya lo saben. Pero estos escenarios de ruptura, especialmente los dos últimos (varios países y desde los centrales) siguen siendo improbables. Aunque la amenaza de abandonos individuales ya no es tan remota como en el pasado. Pero de todo esto hablaremos en otro momento.

 

José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España




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