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Confidencias

Santiago Niño Becerra - Viernes, 26 de Marzo Hace unos días recibí un mail de una buena amiga. Persona muy animosa, por la temática del mensaje podía haber utilizado un lenguaje muy lacrimógeno, pero no. Es lo que sigue:
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“Te escribo para contarte novedades profesionales. No son realmente buenas, pero tampoco son un desastre. Ayer nos reunieron a todos en la empresa para decirnos que la cosa pintaba mal a nivel de facturación y que iban a tomar medidas.

Bien, pues a mi, al igual que a otras tres personas, nos han dado la “oportunidad” de trabajar de 9 a 15:00 y cobrar un 25% menos de sueldo.
En mi entrevista personal el director general me comentó que apostaba mucho por los nuevos productos que había encontrado y que quería trabajar conmigo codo con codo para sacar esta nueva línea adelante, y que, evidentemente, si a final de año llegábamos a objetivos con este proyecto, yo me vería recompensada. No se si fue una inconsciencia pero mi respuesta fue: “Mira (nombre de persona), después de lo que me acabas de plantear a nivel de salario y horario, no me plateo si a final de año tendré un bonus o no, y más teniendo en cuenta que estamos a principios de Enero”.

Mi estrategia pasa por seguir mirando el mercado laboral, para ver cómo está el panorama y apostar por algún puesto en el caso de que fuera interesante”.

(Convendría aclarara que la persona en cuestión tiene 29 años de edad, una licenciatura universitaria en administración de empresas, varios postgrados, un inglés que podría hacer la competencia al mismísimo Shakespeare, y siete años de experiencia laboral en varias compañías multinacionales, es decir, no estamos hablando de una niñita recién salida de la escuela). 

Mi respuesta fue la siguiente:

“¿Por qué no me extraña lo que me cuentas?. Supongo que eres consciente de que lo de 09:00 a 15:00 es teórico: será el tiempo que haga falta. Ese planteamiento, te habrás dado cuenta, es de pura supervivencia: mantenerse. Tu reacción no fue inconsciente, fue lógica. Y si, es el camino: buscar teniendo un empleo, un empleo en el que lo que haces está bastante en la línea con tu formación”.

Ya sé que esta mail da para mucho: para hablar de desempleo encubierto, para abordar el subempleo, para tratar el desacople (auténtico) entre formación y ocupación. El principal problema que tienen las jóvenes, los jóvenes, es la falta de expectativas, las formadas y los formados, también. Aquí y en todas partes, pero aquí más. Existe un desequilibrio que ninguna mano invisible podrá arreglar: la oferta de trabajo es superior a la demanda.

Recuerdo una anécdota que hace años me explicó un señor muy mayor, médico, que estudió en Madrid y que tuvo como profesor de Fisiología al Dr. Juan Negrín, célebre por su calidad docente y por su nivel de exigencia. Respecto a este último aspecto, un día, un colega le preguntó el motivo de que suspendiese tanto, y Negrín, lacónico, respondió “Es que son muchos”; ¿qué diría ahora si viese los volúmenes de estudiantes que pueblan las universidades de todo el planeta?.

Cierto, cierto, antes la enseñanza, y más la universitaria, era ultraelitista y no garantizaba la buena formación, pero la oferta de trabajo universitario era menor que la demanda, y no se daban situaciones de subempleo; hoy la enseñanza universitaria se ha democratizado (en todos los aspectos), los centros universitarios, como entonces, tampoco garantizan una absolutamente buena formación en todos los ámbitos, y hoy la oferta de trabajo universitario es muy superior a la demanda.

La solución a este problema es fea. Si se deja que la selección natural elija, se crearán bolsas de personas muy formadas y subempleadas o desempleadas que irán arrastrando cifras enormes: los costes -públicos o privados- de su formación que difícilmente amortizarán; existe otra solución: si se planifican las necesidades de trabajo universitario y se selecciona a las/los mejores para ocupar unas plazas exclusivas se generará otra bolsa formada por el exceso de oferta de enseñanza universitaria. Complicado, muy complicado.

Pero piensen en el subempleo y en el desempleo encubierto: ¿no son situaciones complicadas y antinaturales?.

(El encuentro del Consejo Europeo de ayer y hoy. Mi lectura: exponer alto, claro, y a todos (estarán los 27) como está el patio: mal, muy mal, y como va a estar: mucho peor; también lo que va a pasar a partir de ahora: que cada palo tendrá que aguantar su vela (que Grecia busque en los mercado financiación), que es un tema de todos, no sólo de algunos (el FMI, si procede, debe intervenir en la jugada griega y en las que vayan a venir después), que por todo lo que está sucediendo y por lo que va a suceder van a tener que tomarse medidas drásticas: las que se camuflan con el eufemismo “disciplina presupuestaria”.

Alemania se ha convertido en el poli malísimo: le va el papel: odia la inflación. Pero existe otra razón: en “el que cada palo aguante su vela”, ¿tiene sentido recortar en casa para ayudar al vecino si ya no se puede seguir haciendo con el vecino el negocio que se hacía?.

Insisto en el tema: el “nosotros” ya no se lleva, ahora lo que mola es el “todos”, todos los que puedan aportar cosas, claro. Será parte del cambio sistémico).

(¿La contribución española a la ‘ayuda conjunta’ a Grecia?: los ingresos (teóricos) de la anunciada subida del IVA en el reino; pero tenía que ser así, ¿no?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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