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Diálogo social (entre comillas)

Santiago Niño Becerra - Jueves, 13 de Agosto ¿Se extrañan de leer sobre algo que, según dicen fracasó en Julio?; ¡no!, no se extrañen: aquello que se denominó el "Diálogo Social" y que acabó con una acusación tras una cena, entiendo que está muy vivo: tras el Verano, en Septiembre, quienes tienen que hacerlo, han vuelto / están volviendo / volverán al tema: tienen que hacerlo: es necesario: la escenificación del acuerdo, una foto de la firma. (¿Por qué entre comillas?, pues porque, ¿realmente se trata de un diálogo social?).

ilustraciónIgnoro la génesis del proceso pero intuyo como fue. En el 2007 alguiénes se reunieron en un chу¢teau y llegaron a la conclusión de que en todas partes, pero sobre todo en economías como la española, iba a sobrar factor trabajo a mansalva una vez certificado el agotamiento del modelo utilizado desde 1991 y, más en concreto, desde el 2002; bien, dijeron, hay que orquestar una estrategia de salida, pero ha de ser creíble ya que la opinión pública debe comprarla, y ha de ser respetuosa con todo el mundo, es decir, nada de imposiciones, ni de malos modos, ni de subidas de tono: mucho respeto pero yendo por donde hay que ir. Y, aquí, empezaron con el llamado “diálogo social” a tres bandas cuyo primer acto ya sabemos como acabó a finales de Julio.

Lo repito: al final de la película sólo hay una cosa: sobra factor trabajo; en la práctica: la oferta de trabajo es superior a la demanda actual y muy superior a la demanda futura, por lo que hay que solucionar eso ya que con los instrumentos económicos y jurídicos actuales no se puede. ¿Cuál es el último porqué?, la crisis sistémica en la que estamos entrando fruto del agotamiento de un modo de funcionar; que sobre factor trabajo es una de las manifestaciones de esa crisis.

Está sobrando factor trabajo y más va a sobrar porque la productividad va a aumentar, sí, pero, además, porque mucha demanda de trabajo va a desaparecer al volatilizarse un gran número de empresas; por la crisis, claro, pero recuerden que la crisis es la manifestación del agotamiento de un modo de hacer, luego una de las cosas que se han agotado es la necesidad de que haya muchos oferentes (recordarán que ya hemos comentado que vamos hacia una estructura basada en muy grandes corporaciones); OK, pero si eso sucede sobra factor trabajo.

En cada economía el tema se está abordando y se abordará de forma diferente, aquí, en el reino, se ha hecho por el lado de la reforma laboral: las patronales dijeron que querían poder sacarse de encima, cuando necesitasen, al factor trabajo que no necesitasen de la forma más barata posible; los sindicatos entienden lo que está sucediendo, se lo aseguro, pero manifestaron que querían otra cosa porque tenían que querer otra cosa; y el Gobierno, en el medio, pero, lógicamente, decantándose hacia los sindicatos porque esas plantillas que las patronales quieren poder reducir, son pagadoras de impuestos y están formadas por votantes. (El principal partido de la oposición, si hubiese estado gobernando, pienso que no hubiese dicho cosas muy diferentes a las que dijo este Gobierno porque, en el fondo, los objetivos de un Gobierno son muy parecido a los de otro).

Todas las economías, todas, tienen y van a continuar teniendo este problema, pero la española lo tiene por partida triple: por un lado, el modelo productivo español (QUE NO SE PUEDE CAMBIAR CON LA FACILIDAD QUE NOS QUIEREN HACER CREER) es ultraintensivo en factor trabajo, luego en España ya está sobrando / va a sobrar mucho factor trabajo; por otro, España tiene una población activa de más de 23 millones de personas y gran parte de las actividades que las absorbían están detenidas por efecto de los efectos cruzados que la precrisis ha generado; por otro más, en una muy gran proporción, las empresas españolas fabrican bienes y elaboran servicios de bajo valor añadido utilizando ... mucho factor trabajo ... subcualificado, o supercualificado pero en innumerables casos subempleado o infrautilizado.

Muchas empresas creen que sobrevivirán si pueden sacarse de encima rápidamente y a un coste muy reducido el factor trabajo que no van a necesitar, lo que no saben es que eso sólo les va a permitir aguantar unas semanas, pero no es su solución porque aunque sobra factor trabajo y más va sobrar, el problema principal de las empresas españolas no es ese, sino que no tienen demanda, es decir, no tienen pedidos; y, ¿por qué no los tienen? pues porque el consumo de chismes y cachirulos varios ha bajado y porque, atención ahora, la productividad de esas empresas es reducida ... debido a que no han invertido lo que debieran haber invertido porque ... no les era rentable hacerlo en base a los chismes y cachirulos que fabricaban; ahora piensan que con una reforma laboral a su gusto solucionarán sus problemas.

Los sindicatos saben que eso no es así, pero no argumentan en esa dirección porque hacerlo significaría poner encima de la mesa la inviabilidad de muchas empresas, por lo que ese excedente de factor trabajo aún se pondría más de manifiesto; argumentan por el lado de los derechos de las trabajadoras y de los trabajadores, es decir, ponen ojos y caras al problema, cuando, en el fondo da igual que sobre la Sra. X o sobre el Sr. Y: sobra (X + Y), y esa suma tiene un nombre que es innombrable: población activa. Sobra población activa, ¿cómo se arregla algo así?, pues “volviendo a lo de antes”, se quiere hacer creer a consumidores y votantes.

Y el Gobierno entiende todo y sabe más. El actual Gobierno tienen un problema (si aquí estuviese gobernando el principal partido de la oposición tendría el mismo problema; por cierto, se han dado cuenta de que desde que se acabó el Franquismo cuando se monta un verdadero sarao económico siempre está gobernando “la izquierda”?): ha de vender a la opinión pública una moto que no funciona (esto-que-está-pasando, no se solucionará, pero la gente tiene que creer que sí); ha de vender a los votantes una postura: la que el Gobierno ha tomado es la única correcta (cuando, en verdad, ninguna posible postura que, de momento, cualquier Gobierno podría tomar es la correcta); y ha de vender a los actores económicos que trabaja para todos y que está con todos (lo está, pero da igual: si no lo estuviese también daría lo mismo: los problemas no son de política económica).

En Septiembre se ha retomando / se está retomando / se retomará el “diálogo social” en una atmósfera muchísimo más degradada a la que se daba cuando, en Julio, se rompió. En esa mayor pendiente en la que seguiremos, la última soflama del Gobierno será que debe aceptarse una reforma laboral dura, muy dura, como forma inevitable para salir de “la crisis”; la última arenga de los sindicatos será que no cejarán de vigilar el cumplimiento de los derechos de los trabajadores subyacentes en esos acuerdos que ineludiblemente tienen que ser firmados para salir de “la crisis”; la última exigencia de las patronales será el estricto compromiso de lo acordado por parte de todos los acordantes. Y en Octubre, finalmente, la firma de un papel que legaliza una reforma que ya habrá quedado superada por las circunstancias en el momento en que sea firmada.

Y mientras los firmantes están posando para la foto que inmortalizará el momento, ya estarán pensando en qué dirán cuando, se haga evidente que ese acuerdo “ni arregla la economía”, “ni mejora el empleo”; pero eso ya será mañana.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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