La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Dos mil diez

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 30 de Diciembre Anualmente, a finales de Diciembre, la revista The Economist publica un ejemplar especial, es como un almanaque cuyo título, en parte, siempre es el mismo "The Worl in", a continuación se añade el número que corresponde al próximo año.ilustración Es una publicación prudente, pienso que en exceso, y si tiende a algo es al optimismo; no obstante es posible, si se lee entre líneas, entrever cosas, tendencias, apuntes, luces entre las sombras. A continuación destaco algunas cosas de "The World in 2010" y añado algunos comentarios

- El horizonte empezará a despejarse pero no cabe esperar una gran mejoría. Nadie puede negar que es políticamente muy correcto y que recuerda a “Ni sí ni no, sino todo lo contrario”.

- Las compañías dejarán de pensar en la supervivencia, en el corto plazo y comenzarán a planear a largo plazo. OK, pero si lo juntamos con lo anterior sale algo inquietante: ¿se halla la mejoría en el largo plazo?.

- Aumentará la inversión en innovación. Apabullantemente lógico: todo puede detenerse menos la investigación y la innovación, máxime teniendo en cuenta que el cambio sistémico apunta hacia la eficiencia. En cualquier caso, pienso que se va a pensar muy mucho en el destino que se da a cada dólar que se dedique a innovación, es decir, “tal cosa, ¿es necesaria?”.

- Crecerá la presencia de empresas e inversiones en economías emergentes. También lógico: estas economías son productoras de commodities; lo que no está claro, pienso también, es el impacto que ello tendrá sobre las microeconomías de estos países productores.

- Se pondrá énfasis en la Responsabilidad Social Corporativa: “Hacerlo bien, haciéndolo bien” (Matthew Bishop). Ningún problema si a eso se le quiere llamar RSC, pero para mi eso es eficiencia sin más; otra cosa es que se tienda a considerar que usar eficientemente los recursos es RSC porque afecta a todos, y el malgasto de lo que sea es un mal para todos.

- Empieza a ser cuestionado -por decirlo de algún modo: no estoy seguro de que “cuestionar” sea la palabra adecuada- el impulso que ha experimentado la economía mundial a lo largo del 2009, un impulso que ha estado basado en: 1) dinero del Estado, es decir, público: de todos, y 2) la reposición de stocks cuando han llegado a casi-cero; pero el desempleo del factor trabajo no ha descendido, la deuda privada ha continuado más o menos donde estaba, y las entidades financieras siguen sin dar el maná del sistema. Parecen bases muy temporales y muy débiles como para contribuir a una base sólida de crecimiento, ¿no?.

- “La recuperación será bastante más lenta de lo que muchos esperan” (Robin Bew). ¡Vaya!, ¿es la de cal, la de arena, o ni una cosa ni la otra?.

- Por hablar de letras: hay que irse olvidando de la “V” y empezar a pensar en la “U”. Ya saben lo que pienso al respecto, pero es sintomático que en un año se haya dado la vuelta a algo de lo que se estaba tan seguro, sintomático.

- Los Estados deberían ser más eficientes, sin discusión; la pregunta, por tanto es, ¿podrán hacer lo mismo que hasta ahora han hecho con menos?, y, ¿es posible hacer lo mismo con menos?. Mi opinión es que no, que aunque se gane en eficiencia, si se reduce el gasto público la cantidad de cosas que hacen los Estados y/o la calidad con la que las hacen se resentirá.

- Dato: la tendencia apunta a que, a nivel mundial, en el 2030 se consumirá una cantidad de carbón que será el doble que la actual. Suponiendo que sea así (personalmente no lo creo), los avances tecnológicos necesarios para capturar el carbono que se va a generar van a tener que ser gigantescos, ¿podrán serlo?.

- Aumento del PIB lento, macilento, pobre, pero desempleo del factor trabajo creciente: entre los años 2007 y 2010, en la OCDE el desempleo habrá aumentado el 44%. El dato se puede leer de otro modo: la cantidad de factor trabajo que ha dejado de ser necesario.

- USA: aunque quisieran que “esto” acabe ya saben que no va a ser así. Bajo consumo, alto desempleo, deuda elevadísima, pérdida de riqueza por el desplome de valores bursátiles e inmobiliarios, ..., pero eso-que-llaman-optimismo hace que inventen cosas: “Las recesiones interrumpen la tendencia natural al crecimiento de las economías” (Grez Ip); pienso que poco crecieron las economías entre 1870 y 1923, pero bueno.

- China: quédense con el subtítulo de uno de los artículos dedicados al país: “¿Hasta que punto es sostenible el auge económico de China?” (Pam Woodall). Se vuelve al tema: lógico, porque, ¿es sostenible como está creciendo China?.

- Los MBAs perderán su glamour y dejarán de ser un pasaporte al éxito profesional. Esto significa muchas cosas, una: lo que es el output de estos estudios va a dejar de ser el servomotor que dirige el avance; otra: como en todo, la oferta es mucho mayor que la demanda.

- ¿Moda o tendencia?: automóviles de color negro (en Londres lo más chic ya son los colores mates para carrocerías), trajes estilo Príncipe de Gales, bicicletas, e-readers, menús de plato único.

Mi interpretación. Independientemente de que esté de acuerdo, o no, con The Economist, empieza a formarse la idea de que los booms, auges y similares no son la norma, sino la excepción. Las cosas, como mucho, van, en numerosas ocasiones de forma muy regular. Porque no había alternativa, porque convenía, nos hemos estado creyendo otra cosa, pero ....

¿España?. El barómetro del CIS referido a Diciembre no puede ser más claro (http://www.cis.es/cis/opencms/ES/Novedades/Documentacion_2824.html y vaya mirando): el 42,7% de la ciudadanía española cree que la situación económica no experimentará variación el próximo año con respecto a este, y el 26,2% estima que será peor. Ahora se preguntarán como valora hoy esa ciudadanía la situación económica, pues el 72% piensa que es mala o muy mala y el 2,8% que es buena.

Como reflexiones de fin de año pienso que son suficientes. Mediten. Y que tengan la mejor salida de año que sea posible.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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