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El BCE debería entrar en la “guerra de divisas”. España necesita un euro débil

Carlos Montero - Jueves, 24 de Enero

La economía europea más afectada por la reciente revalorización del euro (no debida a una mejora en la economía, sino a la ingeniería al por mayor de los precios de los activos de los bancos centrales) es la que hasta ahora ha sido capaz de hacer que la eurozona no se desmorone: Alemania, el mismo país donde Angela Merkel sufrió una derrota vergonzosa en las elecciones regionales y que puede ser un presagio si el país se desliza más en la recesión. Esto nos hace elevar la voz sobre la gran paradoja que sucede en Europa. A diferencia de cualquier otro banco central en el mundo, las intervenciones del BCE solo logran una cosa: revalorizar al euro, en su proceso de estabilización de los mercado secundarios (los precios de los bonos, el DAX, los diferenciales de swap) pero desestabiliza las exportaciones denominada en euros.

Y mientras que todos los analistas conocen el impacto negativo para los países exportadores de la Europa central, pocos aprecian cuán grande es el impacto de una revalorización del euro en la periferia, y más concretamente en España.

La tabla que publicamos a continuación muestra la reciente divergencia de las exportaciones españolas, que explica por qué un euro bajo es no solo bueno para Alemania, sino para todos los países periféricos, en este caso España:

A continuación se presentan las exportaciones e importaciones españolas clasificadas por la contraparte comercial: La Unión Europea, fuera de la UE y el Total:

 

Lo que resulta obvio es que cuando se trata de importaciones y exportaciones entre España y Europa, principalmente en la zona euro pero también en todos los países de la UE, la situación comercial es tan mala como en los últimos años, señala Tyler Durden de Zerohedge. Sin embargo, el número total de las exportaciones no es tan malo. ¿Por qué? Miren la línea amarilla que muestra las exportaciones a terceros países fuera de la Unión Europa de 27. Las exportaciones fuera de la UE27 se han disparado a una tasa de crecimiento interanual récord y han logrado mantener el crecimiento de las exportaciones en España. Las exportaciones se vieron impulsadas exclusivamente por una moneda euro débil.

Con las importaciones disminuyendo rápidamente debido a una menor demanda orgánica en España de bienes y servicios extranjeros debido al 26% de desempleo, es este superávit comercial el que ha tenido un impacto muy beneficioso sobre la situación de la cuenta corriente en España.

Por desgracia, los beneficios para España, no sólo de Alemania, de la debilidad del euro se están acabando desde que la moneda única ha repuntado frente al dólar desde 1,200 hasta los 1,335. Como muestra la siguiente tabla, España publicó en noviembre la primera caída interanual en las exportaciones (-0,6%) tras varios meses de subidas: solo la segunda caída de 2012.

 

La demanda interna europea para los productos españoles representa alrededor de dos tercios del total de las exportaciones. En noviembre, una caída del 10% en las exportaciones españolas a otros países de la zona euros, fue compensada por un incremento del 15,5 % a los países europeos fuera de la eurozona, y un fuerte aumento de las exportaciones a América del Norte (+23,5%), África (+29,2%), y menos a América Latina (+2,5%) y Asia (+3,1%).

Una cosa es indiscutible: España tiene que dar las gracias a gran parte de su PIB y el aumento de la cuenta corriente a la debilidad del euro de mediados y finales de 2012. Mientras que, paradójicamente, todas las actuaciones del Banco Central Europeo están provocando el fortalecimiento del euro.

Y es aquí donde reside la ironía suprema de Europa: porque, muy pronto, las exportaciones españolas al resto del mundo van a caer, ya que sus bienes y servicios ya no serán tan competitivos gracias a un euro dólar por encima de 1,33 (y en ascenso), y con el núcleo de la eurozona ahora tan débil que no podrá compensar la caída de las exportaciones fuera de Europa. Y así, es probable que España vuelva a ser el centro de atención de todos.

Esto obligaría a un nuevo ascenso de los pasivos Target2, forzando una caída aún mayor del PIB español, y volveríamos a vivir otro punto crítico en la historia de la eurozona obligando a que el Banco Central Europeo intervenga y rescate a la zona euro y a su moneda una vez más.

Por supuesto, este análisis excluye el impacto del hundimiento del yen - algo que obligó a nada menos que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, a amonestar públicamente a Japón por su intervención en la guerra de divisas - y que tendrá un efecto negativo sobre las exportaciones de España y el resto de países de la eurozona.

Y en esta guerra de divisas, para devaluar la moneda propia, hay un claro perdedor: el BCE, cuyas intervenciones apuntalan la moneda en vez de devaluarla.

La conclusión es que todavía no podemos decir que hemos pasado lo peor de la crisis. De hecho, podría comenzar un nuevo rebrote pronto.

Fuentes: Tyler Durden - Zerohedge




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