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El dilema del banco malo en España

Jesús Aguado y Tomás Cobos - Sabado, 24 de Diciembre Ante la pesada digestión del ladrillo que está viviendo la banca española y la consiguiente parálisis del crédito, han aumentado las voces que apuntan a la necesidad de que el nuevo Gobierno español cree un "banco malo" nacional en el que agrupar los activos tóxicos ligados al sector inmobiliario.

Los expertos consultados coinciden en que la limpieza de la banca mediante este método reactivaría la concesión de créditos al tejido empresarial y a los hogares y recuperaría la confianza de los mercados independientemente de la nomenclatura y formato que finalmente lleve el vehículo de activos dañados.

La alternativa del banco malo, no obstante, choca con un problema fundamental: dónde obtener la financiación, teniendo en cuenta la inapetencia de riesgo en el mercado y las mayores exigencias de capital a la banca, la imperiosa necesidad española de reducir el déficit y la insuficiencia de capital con que cuentan el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) (financiado por la banca) y el estatal Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

A continuación analizamos diferentes aspectos sobre la posibilidad de crear un banco malo.

¿CUÁL ES LA FINALIDAD DEL BANCO MALO?

La finalidad de la creación de un “banco malo” es permitir que las entidades puedan liberar de sus balances una parte importante de los 176.000 millones de euros que tienen en activos problemáticos del sector inmobiliario (dudosos y adjudicados). Esta cifra supone un 52% de la exposición total a promoción inmobiliaria, según datos del Banco de España a junio de 2011.

De esta forma se establecería un cortafuegos que permita a bancos y cajas concentrarse en la concesión de créditos, un elemento clave para reavivar la economía. De dicha cantidad, los bancos ya han provisionado una media del 33% (58.000 millones).

Además de reabrir el grifo crediticio, el saneamiento persigue salvaguardar los ahorros de los depositantes y recuperar la confianza de los mercados en el sector, lo que facilitaría asimismo la financiación mayorista de las entidades.

¿QUÉ ACTIVOS COMPRARÍA?

Compraría préstamos problemáticos ligados al negocio inmobiliario y sobre todo suelo, el activo menos líquido y por ello más difícil de valorar.

En general se integrarían en el nuevo vehículo suelos adjudicados, créditos a promotores y constructores, así como los créditos morosos relacionados con el ladrillo que están en manos del sector financiero. Los bancos se adjudicaron este tipo de activos como dación en pago tras estallar la crisis y ahora tienen dificultades para venderlos sin anotarse cuantiosas pérdidas.

¿CÓMO SE VALORARÍAN LOS ACTIVOS QUE IRÍAN AL BANCO MALO?

Ante la práctica iliquidez de negocio inmobiliario, los expertos reconocen la dificultad para hacer una valoración a precios de mercado de los activos inmobiliarios. Sin embargo, los analistas consideran que es esencial hacer una auditoría exhaustiva y creíble de estos activos con la participación de consultoras o sociedades independientes e internacionales antes de poner en marcha cualquier tipo de vehículo especial.

En el mercado se manejan descuentos en torno al 50% ó 60% en relación con los 176.000 millones de euros considerados como activos problemáticos por el Banco de España. Teniendo en cuenta la provisión ya realizada (del 33% sobre los 176.000 millones), la pérdida adicional estimada en una hipotética auditoría rondaría, según analistas, el 20 ó 30%.

¿CUÁL SERÍA EL EFECTO SOBRE LOS BALANCES DE LOS BANCOS?

Partiendo de un escenario en el que el banco malo abarcase los 176.000 millones mencionados, los activos que irían al vehículo estructurado tendrían un valor de 88.000 millones con un 50% de descuento y de 70.400 millones con el 60%, en la hipótesis de que el vehículo absorbiese todos los activos problemáticos. Además, los bancos y las cajas deberían reconocer pérdidas netas por la diferencia entre el importe recibido a cambio de los activos y la valoración post-provisiones que tienen en sus balances.

Estas pérdidas -que las entidades tendrían que cubrir por sus propios medios o con inyecciones de dinero público- serían de 29.920 millones en el primer escenario y de 47.520 millones con el mayor descuento.

La dificultad estriba de nuevo en que si la valoración de los activos adicionales no se hace con un descuento lo suficientemente amplio, podría no resultar creíble mientras que si es demasiado elevada podría comprometer seriamente la viabilidad de algunas entidades y las cuentas públicas.

Una solución según algunos analistas sería un calendario prolongado para buscar este capital, aunque teniendo en cuenta los procesos de recapitalización ya realizados—por exigencias nacionales o europeas—y las actuales condiciones de mercado, hay dudas sobre la capacidad de la banca para captar grandes cantidades de fondos.

Los analistas coinciden en la necesidad de que las entidades inviables sean adjudicadas a las fuertes, lo que encajaría con la idea del futuro Gobierno de continuar la concentración en el sector para contribuir a su saneamiento.

¿QUIÉN LO FINANCIARÍA?

En principio, los instrumentos de los que dispone España para sanear el sistema financiero son el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), un vehículo financiado por la banca que a principios de 2012 podría tener unos 3.000 millones, y los 3.300 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada (FROB).. Adicionalmente, es posible que se pueda apelar al recién creado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

Tanto el FGD como el FROB pueden aumentar su capacidad con endeudamiento, pero la aversión al riesgo en los mercados y el deterioro de la marca España complican mucho este recurso. En el caso del FGD, podrían solicitarse mayores aportaciones de la banca, pero esto opción supondría un contrasentido, ya que se estrangularía más a entidades a las que se pretende ayudar.

Los analistas destacan que el coste para el Estado español es asumible en el plano teórico: una inyección de 86.000 millones en el banco malo, por ejemplo, elevaría el ratio deuda/PIB en 10 puntos, al 77%, aún menor al 87% de Francia u 83% de Alemania, según destaca RBC Capital Markets.

No obstante, las altas necesidades de financiación del déficit público en unos mercados implacables con los países bajo sospecha de la eurozona y los compromisos de consolidación fiscal con los socios europeos hacen inviable la financiación mediante el ensanchamiento de la deuda.

De hecho, muchos analistas, e incluso la ministra de Economía en funciones, Elena Salgado, recuerdan que el motivo que empujó a Irlanda al rescate europeo fue precisamente el agujero creado por la creación del banco malo.

Ante este escenario, los expertos apuntan a una ayuda externa, ya sea por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) o del Fondo Monetario Internacional (FMI) vía Banco Central Europeo (BCE). No obstante, un peligro de la apelación a organismos externos sería la posibilidad de que se vinculen las ayudas a duras condiciones para el Estado español.

Por otra parte, los expertos señalan que políticamente sería mucho más fácil para el nuevo Gobierno presentar a la opinión pública una solución que implique de algún modo a la banca y que impida lanzar el mensaje de que se está incentivando la toma de riesgos por la banca y la creación de una nueva burbuja.

En el caso de que la banca tenga que financiar parte del proceso, Santiago Carbó Valverde, catedrático de Economía de la Universidad de Granada, propone la posibilidad de buscar un acuerdo en E




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