La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“El euro podrá sobrevivir como lo conocemos pero la Eurozona, no”

Redacción - Miercoles, 21 de Diciembre Poco a poco, la idea, peregrina en un principio, ha ido tomando cuerpo: el euro está en peligro por culpa del agravamiento de la crisis de la deuda soberana que arrastra la región desde finales de 2009. Para Steve Englander, estratega senior de divisas de Citi, hay margen para evitar lo peor... siempre y cuando las autoridades políticas y el Banco Central Europeo (BCE) tomen las medidas necesarias, escribe Pedro Calvo en elEconomista.es


La bola de nieve de la crisis europea continúa creciendo. ¿Está el euro verdaderamente en peligro?

El euro como moneda podría sobrevivir como la conocemos, pero la eurozona no. Los líderes europeos están buscando una fórmula para estabilizar la crisis. Están convergiendo en la idea de imponer austeridad a los periféricos, unión fiscal posiblemente para todos y la acción del BCE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para eliminar la crisis a corto plazo.

Si tienen éxito, será una zona euro muy distinta, pero el euro se negociará posiblemente como lo hizo entre 2005 y 2007. Hasta ahora, el impacto de la crisis en la divisa ha sido mínimo.

Pese a la crisis que afecta a la deuda soberana y su caída de las últimas semanas, el euro permanece fuerte contra el dólar. ¿Es sostenible esta situación?

Los riesgos bajistas dominan a corto plazo. Existe el convencimiento de la necesidad de alcanzar un acuerdo para contener la crisis, pero los impedimentos políticos impiden que se dé un gran paso. Los países periféricos no pueden comprometerse con la austeridad, mientras los países del corazón de Europa y sus instituciones no toman los pasos necesarios para diluir la crisis.

Adoptan medidas para evitar el desastre, pero no tienen la habilidad política para alejarse del desastre. El euro se debilitará conforme se prolongue esta fórmula. En última instancia, tendrán que decidir. Pueden optar por mantener la eurozona y eso reforzará al euro, incluso aunque las iniciativas que tomen sean poco convencionales.

¿Qué necesita hacer la eurozona para vencer la crisis?

La mayor necesidad consiste en conseguir que los intereses a corto y largo plazo desciendan para compensar la austeridad fiscal que resulta precisa. Institucionalmente, el BCE tiene la capacidad de contener estas presiones y hay argumentos poderosos para que debiera perseguir una política ambiciosa que permita hacer sostenibles los niveles de déficit y deuda.

Sin embargo, la institución todavía no está muy preocupada, pero los políticos están empezando a reconocer que hay pocas alternativas adicionales, y el BCE probablemente también terminará aceptándolo, aunque sea con reservas. El principal riesgo sobre el euro son los riesgos de cola [su desaparición], no la política central del BCE. El euro subiría si el BCE interviene y si los inversores llegan al convencimiento de que se alcanzarán los compromisos nacionales de austeridad y que el BCE también se comprometerá a prevenir el pánico.

El yen japonés está muy fuerte. ¿Volverán a actuar las autoridades niponas para intentar frenarlo?

Japón está teniendo problemas para encontrar gobiernos fuertes y eso limita la posibilidad de que las intervenciones tengan éxito. Es posible que continúen con sus intervenciones de guerrillas, pero sin la posibilidad de concertar la intervención necesaria para impulsar al dólar contra el yen definitivamente. Intentarán mantener el cambio entre ambas divisas en el rango de los 75-80 yenes por dólar hasta que EEUU se fortalezca lo suficiente como para permitir una subida de los tipos de interés.

Ningún país (Suiza, China…) quiere una moneda fuerte. ¿Sigue abierta la ‘guerra de las divisas’?

La lección que ofrecen las economías débiles (EEUU y Reino Unido) es que la fragilidad de la divisa no conduce a la prosperidad; de China la lección es que anclar tu divisa a un cambio demasiado bajo conlleva consecuencias negativas para la inflación y la calidad de los activos en las carteras de reserva. Una de las consecuencias de la intervención de Suiza es que la escala del compromiso de intervenir en el futuro tendrá que ser mayor: las intervenciones ilimitadas tienen una opción de ganar; las actuaciones limitadas, como las de Japón, no.

Si las tensiones financieras persisten, podríamos ver a otros países optar por la vía de las intervenciones ilimitadas y esto tendría implicaciones potenciales en la liquidez global y en la volatilidad.

¿Qué espera de la divisa china a medio y largo plazo?

Vemos al yuan acercándose a los 6 yuanes por dólar -ahora se encuentra a 6,35 yuanes- en un horizonte de 12 meses y por debajo de esa cota en los años siguientes. La política económica se está centrando menos en las exportaciones. Las discusiones económicas que están teniendo lugar en China consisten en la necesidad de reorientar la economía hacia una producción interior y acometer las reformas precisas en el sistema financiero e impositivo.

El catalizador de estos cambios no son tanto las presiones exteriores como la insatisfacción que la excesiva dependencia de las exportaciones ha provocado. Su cartera de reservas está creciendo un 25% anual, y está denominada fundamentalmente en dólares y euros, por lo que están preocupados sobre la calidad de esa cartera.

A diferencia de EEUU y de la eurozona, China todavía tiene suficiente flexibilidad en su política fiscal como para estimular la economía y eso es lo que esperamos que ocurra. En resumen, a China le gustaría dejar a un lado el negocio de acumular reservas y eso pasa por admitir una apreciación más rápida de su divisa.

¿Cuáles son sus divisas favoritas en estos momentos?

Dentro del G-10, nos gustan el dólar australiano y la corona noruega. Fuera de las principales potencias pensamos que los inversores favorecerán a las divisas pro- carry trade una vez que retorne la confianza.




[Volver]