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España en los inicios de un tira y afloja con mercados

Alan Wheatley - Domingo, 22 de Abril

El resultado de la subasta de deuda española del jueves marcó la pauta para el año, con rentabilidades demasiado altas para ser sostenibles a largo plazo pero no lo suficientemente altas para provocar un derrumbe.

De la misma manera, un acuerdo en ciernes que empieza a tomar forma para prestar al Fondo Monetario Internacional $400.000 millones con el fin de que pueda rescatar a España (o Italia) es improbable que cambie la tendencia para unos mercados escépticos.

No resulta obvio por qué un cortafuegos más fuerte debe alentar a alguien a entrar en una casa en llamas. Únicamente unos mejores fundamentos económicos, un perfil de deuda más saludable y la mejor capitalización del sistema bancario podrá restaurar la confianza y atraer a los inversores internacionales que dan la espalda a los bonos españoles.

Teniendo en cuenta que eso tardará en ocurrir, las condiciones son perfectas para una continuación del pulso, augurando una volatilidad recurrente que seguirá sacudiendo a los mercados globales y causando fricción entre los responsables de política de la zona euro.

Por un lado están los optimistas, quienes consideran que España podrá salir adelante por sus propios medios, respaldado en caso de que sea necesario por una reanudación de las compras de bonos por parte del Banco Central Europeo en el mercado secundario. Por otra parte están los pesimistas, quienes opinan que Madrid eventualmente seguirá el camino de Grecia y recurrirá a la ayuda externa o, incluso, como último recurso, abandonará el euro por el rechazo popular a la interminable austeridad.

"Mi visión es que todo seguirá igual hasta que el Gobierno, en dos años, haya demostrado que sus reformas son suficientes para que el mercado acepte mejores rentabilidades o el pueblo tome las calles", expresó Charles Robertson, jefe de economía global de Renaissance Capital en Londres.

MARGEN DE MANIOBRA

España tuvo que pagar una rentabilidad del 5,743 por ciento para colocar los nuevos bonos a 10 años el jueves, una subida desde el 5,403 por ciento de la subasta anterior en enero.

Con un ratio de deuda/PIB de alrededor del 85 por ciento, España podría soportar estas rentabilidades durante los próximos dos años, si fuera necesario, según Robertson.

Christian Schulz, economista de Berenberg Bank en Londres, también minimizó el reto que presenta la subida de las rentabilidades.

Schulz calculó que a los niveles actuales, España podría renovar los 40.000 millones de euros en bonos que todavía tienen que vencer este año a un tipo medio ponderado del 4,9 por ciento, 1,3 puntos sobre la rentabilidad de la colocación. El coste adicional sería de 500 millones de euros anuales, menos del 0,5 por ciento del PIB y, por lo tanto, "no es motivo de preocupación", según Schulz en una nota para clientes.

Lo que sí inquieta es el deterioro de la economía española. A pesar del boom de las exportaciones desde 2010, el Gobierno prevé una disminución del 1,7 por ciento de la producción este año, mientras que la tasa de paro se acerca al 24 por ciento.

Los riesgos son a la baja, en opinión de la mayoría de los economistas. Eso aumentaría el ratio de deuda/PIB, en particular si, como prevén los analistas, España incumple el objetivo de déficit del 5,3 por ciento. El FMI, por ejemplo, pronostica un saldo negativo del 6,0 por ciento.

Sin embargo, el Fondo, guardián de la ortodoxia fiscal, advirtió a Madrid que evite una terapia de choque de recortes en el gasto debido al impacto que tendría en la economía.

"Creemos que el Gobierno español ha encontrado el equilibrio correcto entre el apoyo al crecimiento y los avances en la consolidación fiscal", expresó Joerg Decressin, vice director de investigación del FMI.

CREDIBILIDAD

Italia demostró esta semana que incluso un país altamente endeudado puede alargar su calendario para la reducción del déficit sin generar temor en los mercados.

La diferencia es que Italia es gobernada por Mario Monti, un respetado tecnócrata, mientras que en España Mariano Rajoy ha dañado su credibilidad con los inversores desde que asumió el Gobierno en diciembre.

En primer lugar, rompió un acuerdo con la Comisión Europea sobre el objetivo de déficit de este año; en segundo término, tardó más de tres meses en presentar su primer presupuesto y, cuando lo hizo, no consiguió marcar una estrategia convincente a medio plazo para reducir los números rojos, en opinión de muchos economistas.

El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, añadió incertidumbre cuando reconoció que los bancos españoles, debilitados por la caída del mercado inmobiliario, necesitarían capital adicional en caso de deterioro de la economía.

Jacob Funk Kirkegaard, responsable del seguimiento de la zona euro para el Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington, dijo que surgía una sensación de "deriva" en Madrid. "¿O realmente no tienen idea?", preguntó en un blog.

Pero Kirkegaard dijo que era posible otra interpretación de los recientes comentarios en España sobre política. Al anunciar un recorte adicional en sanidad y educación de 10.000 millones de euros, España sabía que crearía dudas en los mercados sobre las perspectivas de crecimiento y, por ende, de sostenibilidad de su deuda.

Sin embargo, Kirkegaard especuló que el público para el que actúa Madrid no son los mercados sino el Banco Central Europeo, que ha insistido en su exigencia de austeridad fiscal y reformas estructurales a cambio de ayuda para financiar los ajustes necesarios para la periferia de la zona euro.

En este sentido, el recordatorio público recientemente de Benoit Coeur, consejero del Banco Central Europeo, sobre la existencia de un programa de compra de bonos del BCE no se consideró un accidente.

"Aunque los mercados no premien a España por su austeridad, el BCE probablemente lo haga", dijo Kirkegaard.

Dadas las pobres perspectivas económicas de España, Kirkegaard señaló que Madrid podría recurrir al fondo de rescate para obtener un préstamo que permita recapitalizar sus bancos.

Sin embargo, añadió que un escenario en el que España tenga que reestructurar su deuda, como hizo Grecia, está todavía muy lejano.

"Es esencialmente inconcebible que se permita el default de España. Al final, el BCE lo tendría que rescatar".

Un sondeo publicado por Reuters el jueves daba una posibilidad entre cuatro de que España requiera un rescate internacional.

La insinuación es que Rajoy seguirá intentando encontrar el equilibrio entre austeridad y crecimiento que aplacará a los mercados y a los ciudadanos,

"Pienso que la población no echará al Gobierno hasta que haya tenido una oportunidad de marcar una diferencia", indicó Robertson.

Reconoció el riesgo de que los mercados pierdan paciencia y precipiten una crisis, pero agregó, "España puede sobrevivir si introduce las reformas correctas en el próximo par de años".




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