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EUROPA, CUESTIÑ“N DE SOBERANÍA. LOS INVERSORES CUESTIONAN LA EVOLUCIÑ“N DE LAS FINANZAS PÚBL

José Luis Martínez Campuzano - Lunes, 15 de Febrero ilustracionHe escuchado la mejor descripción de la paradoja en que nos encontramos en estos momentos dentro de la UE sobre el tema griego. La UE fue en sus comienzos una unión comercial, un mercado único que evolucionó hacia una unión monetaria. Los países dentro del EUR perdieron su soberanía monetaria, al crearse una moneda y un banco central único. Para entrar en el EUR había que cumplir una serie de requisitos monetarios (¿y los reales?) como eran inflación, déficit público y deuda, tipos de interés de largo plazo. ¿Qué quedaba? la política fiscal. Para lograr su coordinación se fijó el PEC, aunque fueron precisamente los grandes países los que cuestionaron su eficacia al pedirle una flexibilidad que de hecho lo hacía inoperante. Con todo, cuando los tiempos son favorables (fuerte crecimiento, liquidez, optimismo) no había ningún problema. Pero el Problema surge cuando la economía se deteriora. Y no estamos hablando de un ajuste cíclico. Los inversores, a pesar de la elevada liquidez, cuestionan la evolución de las finanzas públicas. Es claro que no hay tanta diferencia entre grandes países y pequeños países con respecto al deterioro fiscal. Y no pienso en la EUR, aunque también me puede servir en algunos casos. Pero en este punto entra la credibilidad, conseguida en un largo periodo de tiempo. Si, además, como ocurre en Grecia sistemáticamente se han enviado números falsos sobre la situación de la economía y finanzas públicas, el caldo de cultivo es apropiado para una Crisis de confianza y menores necesidades de financiación.

¿La respuesta de la UE? errónea en principio, en mi opinión. Al final, dejar que sea el mercado el que imponga su disciplina con riesgo país al alza y al final dudas serias sobre la capacidad de pago. Pero esto resulta en un riesgo de contagio cuyas potenciales consecuencias negativas, especialmente en un momento como el actual, son difíciles de asumir. Hay que salir en la ayuda de Grecia. Pero, ¿cómo hacerlo? de hecho, no hay mecanismos a nivel europeo que permitan una ayuda porque nadie en el pasado había contemplado esta posibilidad. Es más: ¿cómo evitar que esta ayuda se convierta en un precedente que alimente potenciales crisis de mayor calado en el futuro?.

Sin soberanía fiscal, se podrían imponer unos requisitos sobre el cumplimiento del Pacto de Estabilidad griego que harían seguro su cumplimiento. Pero, ¿puede aceptar el Gobierno griego perder su soberanía política?. Muy difícil. La alternativa es crear auditores que vigilen la evolución de las cuentas públicas y el plan de ajuste griego. De acuerdo. Pero, ¿y si no pueden cumplirlo? ¿y si el coste social de hacerlo les lleva a aplazarlo? de nuevo volveríamos a la situación inicial de riesgo de contagio en el área. Además, del propio coste de credibilidad para los grandes países de la zona que deben asumir la garantía “implícita” de rescate para el resto.

Sí, muy complicado. Al final, pesará la mejor de las peores opciones posibles. Y esta pasa por: 1. apoyo verbal como el que vimos la semana pasada

2. avales bilaterales para la deuda, subordinando su continuidad al desarrollo del plan de ajuste

3. un aumento del control de las finanzas públicas. Y a confiar que el crecimiento económico mundial permita una menor aversión al riesgo de los inversores así como la propia mejora de las perspectivas económicas en el área.

Vaya, esto me suena. Al final, el aplazamiento de la Crisis de la deuda pública a 1/2 años. O incluso con suerte su superación. Con mucha suerte.

José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España




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