La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Formación

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 11 de Noviembre No hace mucho recibí un mail de un lector que hablaba sobre lo que da título al texto de hoy.

“Durante tres días a la semana estoy perfeccionando mi inglés en la academia (nombre de una escuela de inglés).ilustración Mi profesor estuvo la semana pasada en Florida y me comentó algunas cosas interesantes. La sensación de la gente, allí, es de miedo, pánico. Que el desempleo está creciendo a marchas forzadas. Paseando por los gigantescos malls y outlets, comentaba que, aparte que había poca gente, ésta estaba sorprendentemente tranquila, hablaba en voz baja (cuando normalmente allí predomina el griterío). Me describía que todo parecía parado -STOP-, paralizado, desértico.
Por otra parte, me comentaba que, por primera vez, desde que da clases en la academia (hace 6 años), no se han contratado nuevos profesores. Y que el mes de octubre, donde lo habitual era el gentío en las aulas (niños, adolescentes, profesionales), ahora destacaba el silencio. Y hablamos de una de las academias de idiomas más pretigiosas del mundo.
Cuando he salido de la academia, a las 21:30, en (cruce de dos calles de una ciudad española), se me ha acercado un hombre joven (no más de 30 años), alto y delgado, de color, africano, con una mochila en la espalda. Me ha dicho que había venido desde (nombre de una ciudad española) y que no tenía nada: ni trabajo, ni comida. Me ha pedido que le prestara 1 ó 2 euros para comprarse una barra de pan. Cuando me dirigía a mi casa pensé: “esta persona es una víctima del “España va bien” y del “España va más que bien”. ¿Cuántos habrán como él? ¿Y cuántos irán apareciendo en estos años?. Es una víctima del modelo de crecimiento basado en el pan para hoy y hambre para mañana que unos crearon y otros han mantenido”. Dirá que no había alternativa para crecer, pero me pregunto si España no podía haber crecido con otra base desde los 80 (ya se que los problemas arrancan mucho más atrás). Ahora estaríamos mal. Seguro. Pero, ¿tanto como lo estamos ahora y como lo estaremos en los próximos años?”.

La respuesta que di a mi lector es la que sigue:

“Sí, lo de ese joven africano irá a más: a él se unirán muchos otros: los trajeron para hacer unas obras que ya no se hacen y que dieron lugar a unas viviendas que ya no se venden; y para servir en unos bares y en unos restaurantes que cada vez venden menos cervezas y menos menús. Y no, no había alternativa: o España crecía como ha crecido, o no crecía. ¿Los 80?. Pídale a alguien que le hable de la reconversión industrial, y de la minera. El problema de España viene de mucho más atrás, en los 80 nos pusimos en línea (entrada en la CEE) para afrontar un proceso de lifting que nos ha permitido llegar al “España va bien”. Ahora ya no queda nada. A otros les ha sucedido algo parecido, el problema es que aquí, encima, hemos estado de moda, y eso se acabó”.

Una de las cosas más difíciles con las que me topo desde el 2007 es tratar de explicar, a quienes me lo preguntan, que no había alternativa a como se han hecho las cosas, ni en España ni en ninguna parte. Entiendo que es complejo de entender y muy duro de aceptar, fundamentalmente porque los humanos, en el presente, siempre buscamos alternativas, respecto al pasado tendemos a buscar culpables, y para el futuro queremos obtener garantías. Por eso es tan terrible aceptar que, en cada momento, la evolución de las cosas lleva a alguien a hacer las cosas de una determinada manera y no de otra.

Escojan cualquier hecho del pasado, el colonialismo, por ejemplo. España fue un imperio colonial, Inglaterra también. En su papel colonial ambos fueron sanguinarios, explotadores, opresores, pero Inglaterra actuó en sus colonias de una manera y España lo hizo de otra completamente diferente: Inglaterra exterminó etnias y erradicó costumbres, pero hizo lo que tocaba hacer en las colonias: se aprovechó de ellas; España exterminó y erradicó pero se aprovecho muy poco, y lo poco que se aprovechó lo utilizó ineficientemente. Se preguntarán el motivo de tal diferencia.

Las razones de los procederes se pierden en la historia. Los once siglos que median entre los años 400 y 1500 fueron muy diferentes en Inglaterra y en España. Sucedieron cosas distintas lo que llevó a que se creara una solera de modos actuativos diferente en uno y otro reino, eso, junto a influencias variadas y diferentes que fueron recibiendo ambos Estados, junto a modelos jurídicos diferenciados, llevó a que cuando ambos países se encontraran ante un hecho idéntico: el colonialismo, actuasen de formas distintas. Cojan cualquier otro hecho histórico más o menos reciente, el razonamiento será parecido.

España es como es porque ha sido como ha sido y ha desarrollado la versión del modelo económico que ha desarrollado porque no podía desarrollar otra teniendo en cuenta la cadena de causas y efectos anteriores. Claro, claro, siempre es posible decir “Si aquello se hubiese hecho de tal manera ...”, pero lo cierto es que aquello se hizo como se hizo, y al hacerlo así, aunque entonces se ignorase, se estaba predeterminando una forma futura de actuación. (En el ejemplo: España malgastó en banalidades y en sueños imposibles la plata que arrancó de América, pero no hizo eso por maldad, o por estupidez, o por ignorancia, lo hizo porque, en base a su herencia, no podía hacer otra cosa diferente).

Ahora puede maldecirse el modelo del ladrillo, y el haber creado una actividad turística orientada a un visitante de bajo poder adquisitivo, y una industria automovilística dependiente y de propiedad exterior, y ..., pero era la única posibilidad que España tenía para crecer: o se hacía eso, y así, o no se crecía, y la alternativa era inimaginable.

No sé si es triste, o no; lo que si sé es que el pasado ya no tiene remedio.

(El plan de la Junta de Andalucía para que se reduzca el montón de viviendas sin vender de valor equivalente a las de “protección oficial”: no lo entiendo. Con dinero público se resuelve un problema privado y se da por supuesto que quienes tienen que pagar, pagarán. Está claro qué arriesga quien compra, también que arriesga la Junta (“el Estado”), pero, ¿qué arriesgan los que verdaderamente tienen el problema que esa medida pretende resolver?, ¿una rebaja del precio del 20%?; ¿no se decía que el margen unitario medio de una vivienda media podía superar el 35%?. Insisto: probablemente debe ser que no lo entiendo).

(Opel. Sexta entrega. Ahora resulta que a GM le interesa Opel porque Opel tiene experiencia en fabricar automóviles pequeños ... y baratos, característica, esta última, que se va a imponer cuando estalle lo que viene (outlets, discounts, mercadillos, ...): ¿se imaginan un montón de Corsas dando vueltas a Central Parck?. Tiene toda la lógica del mundo hasta que comience a imponerse el transporte colectivo (lo que también puede ser un automóvil: compartir trayectos). OK, pero, ¿se imagina donde se fabricarían esos Corsas que estarían dando vueltas a Central Park?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]