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Fracasos

Santiago Niño Becerra - Jueves, 19 de Febrero A toro pasado es fácil, ya sé, pero hay cosas que se dijeron antes de que llegara el toro. Que los "planes de ayuda" no iban a funcionar fue una de ellas, que detrás del Tigre Celta no había nada era otra; en este entorno de medias palabras dichas en voz queda en rincones oscuros que es en lo que se está convirtiendo hoy la información económica, ya se está empezando a insinuar que lo que viene va a ser la monda, pero también que va a ser inevitable: la Comisión Europea el pasado Martes: en el 2010 el desempleo europeo se situará en el 10% de la población activa: 2010: ¿no nos decían que iba a ser el año de la recuperación?.

Otra vez. Un cáncer no se cura con antibióticos, y los “planes de ayuda” a las entidades financieras son antibióticos. El próximo Lunes se lo contaré mejor, pero el resumen es sencillo: cuando la gangrena ha afectado a una pierna la única posibilidad de que la persona no fallezca es amputar esa pierna. Ahora se empieza a decir que hay entidades financieras que no sobrevivirán, pienso que es inexacto: hay entidades financieras que no pueden continuar existiendo en base a como se encuentran debido a lo que han estado haciendo en estos años pasados. No es cuestión de maldecir, ni de recriminar, hicieron lo que hicieron porque era lo que tenían que hacer (y a casi todo el mundo le pareció muy bien que lo hicieran), pero aquel tiempo ya pasó y lo que hicieron se ha transformado en un monstruo que les está devorando y devorando toda la pasta que inyecten los planes de ayuda.

Quédense con esto: se están admitiendo cosas que no se admitían: que no eran admitidas: no tocaba admitirlas, ahora ya sí; y cada vez se van a admitir más, y más, y eso va a tener consecuencias; lo que sucede es que aún se continúa con el mensaje antiguo, con la creencia antigua.

Un verbo que se está poniendo de moda: “normalizar”: se dice que se debe normalizar el crédito. Hace dos días estuve charlando con un alto directivo de una multinacional: esperaba que las cosas se normalizasen pronto. La vida de esta palabra será corta o, si no, su significado cambiará radicalmente. ¿Qué se entiende por “normalizar”?, pues volver a donde estábamos: al “mundo va bien”, al crédito fácil, al dinero barato, a la plusvalía automática, a la comisión del 15% acordada en una comida rápida en Fauchon, o tras tres single malt en The Clipper. Y eso se acabó.

Se acabó no porque fuese feo, o malo, se acabó porque las condiciones que propiciaron su existencia han desaparecido; ¡ojo!, ni está bien ni mal que haya sucedido esto, ha sido así: aquello cumplió su función, pero se acabó. “Normalizar” no puede ser volver a aquello porque aquello ya ha muerto y ahora está empezando en el quirófano la amputación. Por “normalizar”, ahora, debe entenderse dejar de caer y empezar a recuperar, el problema es que aún ni siquiera hemos comenzado a caer.

¿Lo que se hace se acaba pagando?, puede, pero pienso que la cosa es más sencilla: los efectos de lo que se hace terminan por agotarse. Cuando el PIB de Estonia crecía como un cohete, cuando Budapest era el nuevo Eldorado, cuando el Tigre Celta era el ejemplo a imitar y a seguir, todo era genial y maravilloso; muy pocos dijimos que aquello estaba sostenido sobre columnas de humo, y ¡cuidado!: no fue eso lo malo, lo malo fue que el tema no se vendió como un negocio de temporada, sino como algo permanente y sólido. Y, bueno, puede que sea un sentimental, pero me duele el superengaño en el que se sumió a las poblaciones de esos países, de esas zonas; especialmente me duele el caso irlandés.

Se volverá a decir muchas veces más: “si no se hubiese dejado caer a Lehman todo esto no hubiese sucedido”; error, error: sí hubiese sucedido, con otro banco, de otra manera, pero sí hubiese sucedido porque “esto” no es consecuencia de la quiebra de un banco, sino un fallo del sistema. Si se hubiese ayudado a Lehman dos meses más tarde hubieran aparecido problemas “irresolubles” en el Banco Tururú, o en la Compañía Tarará, tanto da (vaya: me ha salido una rima). (Las empresas: esa es otra historia. Sólo se está hablando de los problemas de las entidades financieras, pero las compañías, sobre todo las estratégicas, las esenciales, ¿qué tal es su estado de salud?).

(Se continúa avanzando en el diseño de eso que aún no tiene nombre oficial: el Subsidio de Subsistencia. El pasado Martes se sentaron en el reino las bases para que, pase lo que pase y suceda lo que suceda, el salario mínimo interprofesional no sea embargable).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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